Capítulo 13.- Quédate.

51 5 2
                                    

— Quiero proponerte una tregua. 

— ¿Una tregua?— Arrugué mi entrecejo. 

— Sí.— Kilian deslizó sus pies hasta llegar al borde de mi cama para sentarse mientras me observaba detalladamente.— Desde que nos conocimos no hemos hecho otra cosa que intentar joder al otro. Creo que ha llegado un punto en el que se nos está yendo de las manos. Sé que decidiste ayudarme casi por desesperación, y que no te gusta pasar tiempo conmigo porque no me soportas.— Su voz se atenuó.— Pero necesito que durante el tiempo que tengamos que seguir fingiendo esto acabe. 

—¿A qué te refieres con esto? 

— Todo este circo que estás montando.— Se echó las manos a la cabeza.— Me has dejado en ridículo delante de mis amigos, de mi familia, me has robado el coche para luego destrozarlo, te has comportado como una loca obsesiva e incluso lo has mostrado frente a toda la universidad.— Mordí mi labio recordándolo.— No te pido que te caiga bien, simplemente que me soportes durante un tiempo más. Que te comportes como alguien normal. 

—¿Qué te hace pensar que no me estoy comportando como hago normalmente? 

— Que te observo más de lo que piensas, y eso hace que te conozca. 

Una vez más consiguió confundirme tanto con sus palabras que casi robó las mías. Mis ojos conectaron con los suyos en un intento de descifrar su expresión, pero ni siquiera me dio una pista. Kilian era demasiado bueno escondiendo sus pensamientos como para que yo pudiera descifrarlos con una mirada. 

—¿Y qué saco yo de esto?

— Dejaré de meterme contigo.— Sonrió levemente.— E incluso vendré menos por aquí. Le diré a Zev que prefiero que nos veamos en mi casa, así no te molestaré. 

— La idea es tentadora, no puedo negarlo. 

Finalmente Kilian dio rienda suelta a su risa consiguiendo que la tensión del ambiente se mitigara. No pude evitar acompañarle con una sonrisa sincera, él reía poco pero cuando lo hacía era contagioso. Nos quedamos unos segundos en silencio mientras que yo pensaba en mi respuesta. Dejar de molestar a Kilian no significaba abandonar los cinco pasos, pero sí terminar con el tercero. En principio la idea consiguió generar un malestar en mi interior, porque aún no tenía planeado cómo actuar con el cuarto paso y porque sentía que me quedaba sin tiempo. 

La idea de que acabaría llegando al quinto paso con Kilian cada vez estaba más clara. Y conseguía alterar toda mi anatomía. 

— Está bien.— Elevé mi mano hacia él y la dejé colgando en el aire.— Hagamos una tregua. No volveré a molestarte. 

En teoría era verdad, ¿no? 

Kilian agarró mi mano antes de sacudirla ligeramente. De repente el silencio reinó entre ambos, creando un ambiente algo incómodo. En los últimos días aquella escena se había repetido mucho entre nosotros, aunque para nada era común. Siempre que nos encontrábamos a solas acabábamos insultándonos o atacándonos duramente, pero de repente no éramos capaces ni de mirarnos a los ojos. 

¿Por qué pasaba esto? 

De un momento a otro Kilian se levantó haciendo un amago para irse. No entendí por qué pero el pánico inundó mi cuerpo, logrando que me alzara al instante. Él me miró frunciendo el ceño, pero sin llegar a decir nada, hasta que finalmente fui yo quien hablé. 

—¿Ya te vas? 

—¿Es que quieres que me quede? 

— Mmm... — Dudé un momento. ¿Eso era lo que quería?— En realidad es que mis padres seguramente se hayan quedado a cenar en casa de algún vecino, y no tengo ni idea de dónde está Zev, así que...

5 pasos para romper con un chicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora