Capítulo 27. - Final.

45 5 23
                                    

Desperté con una extraña sensación sobre mi vientre. Al abrir los ojos intenté distinguir el lugar en el que me encontraba, pero tuve que parpadear un par de veces hasta que finalmente logré divisar la habitación de Kilian. Había olvidado que me quedé a dormir con él tras aquella confesión, pero sin duda no me importaría repetir ese momento cada mañana. 

La pesadez de mi vientre se debía a que su brazo estaba sobre este, rodeándome como si no quisiera que me separara de su cuerpo ni un centímetro. Con dificultad logré reincorporarme, lo que rápidamente hizo que Kilian gruñera antes de abrir los ojos. Su sonrisa se ensanchó con creces al verme, y tras esto, volvió a tirar de mi hacia la almohada. 

— ¿Qué hora es? — Su voz ronca cerca de mi oído me erizó la piel. 

— Las nueve. 

— Es muy temprano. — Se quejó como un niño chico, revolviéndose entre las sábanas. 

— Debemos acompañar a tu abuela al aeropuerto, ¿recuerdas? 

— ¿Es necesario? 

— ¡Kilian! 

— ¿Qué? Podrías ir tú sola, total, comienzo a pensar que te quiere más a ti. 

— Cualquier persona me querría más a mí. — Bromeé. — Pero deja de decir tonterías, y ve a la ducha. 

— ¿Por qué no vienes conmigo? 

— Mmmm... paso. 

Mordí mi labio divertida cuando vi la mueca de asco que Kilian puso al instante. Rodé sobre la superficie de la cama hasta llegar al borde de esta, dispuesta a levantarme, cuando su brazo rodeó mi cintura y tiró de mi cuerpo hacia el suyo con una facilidad asombrosa. 

— ¡Eh! ¡Suéltame! 

De un momento a otro el cuerpo de Kilian quedó sobre el mío, atrapándome entre su anatomía. Noté como mi garganta se secaba cuando alcé mi vista hacia sus ojos, que me miraban como si pudiera devorarme con ellos. Entonces, él se abalanzó sobre mí, atrapando mis labios con los suyos. 

Una ola de calor me recorrió cuando aquel beso que empezó como algo inocente comenzó a subir de nivel. Rodeé el cuello de Kilian dispuesta a pegarlo más hacia mí, y el me respondió de la misma forma, colocando ambas manos sobre mis caderas. Un gruñido se escapó de lo más profundo de su garganta cuando atrapé su labio inferior entre mis dientes, provocando que mis hormonas se alteraran. ¿Cómo podía alterarme tanto un mínimo roce suyo? Era desesperante, a la vez que cautivador. 

Supe que Kilian había conseguido lo que se propuso al tirar de mí de vuelta a la cama cuando se deshizo de la única prenda que cubría mi cuerpo, una camiseta que él me había prestado para dormir. Casi con la misma agilidad que él, los pantalones deportivos que cubrían sus piernas quedaron esparcidos por el suelo. No podía apartar la mirada de su rostro, ahora cubierto de una expresión algo sofocada. Quizás, había una parte de mí que aún no era consciente de que aquello era lo que estaba destinado para mí. Pero sin duda, estaba encantada de poder disfrutar de la compañía de Kilian hasta donde el destino quisiera llevarnos. 

Nuestra ropa interior quedó en algún rincón de la habitación, pero ambos estábamos demasiado centrados el uno en el otro como para saber donde. Kilian volvió a pegarse a mí para poder besarme mientras con su mano alcanzaba un cajón próximo, de donde sacó un paquete pequeño. Y a partir de ahí, todo mi ser enloqueció. 

— Creo que vamos a llegar un poco más tarde que el resto. — Bromeó entre risas. 

Y así se dispuso a continuar, entre caricias, besos llenos de sentimientos que antes nunca habíamos experimentados y jadeos que provenían de lo más profundo de nuestros cuerpos. 

5 pasos para romper con un chicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora