Un secreto a voces

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Celia observaba el monitor cansada, eran solo las 11 am pero no quería descansar hasta alcanzar su objetivo, hacer un programa en redes para poder verificar los problemas de las oficinas sin tener que salir de la suya, o solo hacerlo cuando fuese estrictamente necesario.

Si, estaba de mal humor ¿porque? por qué esa noche había tenido un sueño hermoso con John, nada sexual, en su sueño dormían bajo la luz de la luna, ella recostada sobre su pecho escuchando los latidos de su corazón. Se despertó sola, miro sus manos y apretó con fuerza la franela de John, le quedaba un poco de su olor, eso era mejor que nada, pero ese sueño le había hecho consiente que después de dos semanas de haberlo visto en el cumpleaños de Anthony su ansiedad por el había aumentado considerablemente y no podía permitírselo, por eso estaba molesta, consigo misma, así que se encerraba para no pagarla con nadie.

Escuchó unos golpes apresurados en su puerta, había despedido a Sara hacia 2 horas, por lo visto no había entendido el mensaje de que quería estar sola.

Se levantó de su asiento decidida a no dejarla entrar por esa puerta y corrió agarrando la manilla para abrir, para su sorpresa un cabeza rubia bastante conocida y semidespeinada, como siempre, entraba sin fijarse en su presencia dio un paso hacia atrás para evitar ser arrollada pero no pudo eludir el pisotón que sintió en sus dedos del pie, emitió un gritico al tiempo que John finalmente notaba su presencia y cerraba la puerta tras sí para acercarse a ella apenado y muy nervioso.

Celia retorció sus deditos y cerro sus ojos con fuerza.

- ¿Te pise? - pregunto verificando por el mismo el daño que pudo haber causado.

- Solo un poco, ya se me pasara - Celia se estremecía ante el contacto, como siempre John era muy delicado al tocarla.

Aun y cuando intento retirarlo John no desistió hasta verificar que no había un daño mayor, se levantó del suelo y puso una mano en su mejilla para disculparse.

- Soy un bruto, perdón, intentaba que nadie me viera entrar - Celia arrugo el entrecejo y observo como John le dedicaba una de esas sonrisas exclusivas del gremio masculino Arocha.

Se acercó un poco más a ella y beso su frente, Celia sintió como sus propias manos se movían hasta sus hombros, las muy atrevidas al llegar allí apretaron un poco, intento retirarlas consiente del cambio que ese gesto obraba en John, pero en lugar de hacer lo que les indicaba se desplazaron hasta su cuello y las puntas de sus dedos fueron a tener al cuero cabelludo de la parte baja de su cabeza, escucho el suspiro de John y como esa respiración ahogada y anhelante se acercaba con peligrosa dulzura hasta su mejilla derecha, Celia quiso echarle la culpa a su cuerpo que actuaba involuntariamente cuando estaba cerca de John pero lo cierto era que nadie con la décima parte de atracción que ella sentía por John hubiese podido rechazar esa oportunidad que le daba la vida y terminar de atraerlo hacia ella y besarlo como ni en sus mejores sueños se había permitido hacerlo, un jadeo poco elegante se escapó de su boca cuando sintió los dientes de John en su labio inferior y fue entonces cuando ambos se entregaron a un beso pasional y en ocasiones dulce que se llevó más tiempo del que Celia se tenía permitido.

A ratos John abandonaba sus labios y besaba sus ojos, nariz, la comisura de sus labios y luego volvía a dedicarle su atención a sus labios, Celia sonrió en más de una ocasión al sentir como John apretaba con sus manos su cintura pero no las movía de allí, deseo no estar en su oficina, sino más bien en una habitación donde pudiera dar rienda suelta a todo lo que su cuerpo exigía pero agradeció no estarlo, eso le acarrearía una serie de complicaciones que no necesitaba, llevo sus manos hasta las mejillas de John y este entendió la indirecta.

- Debería venir más a menudo a tu oficina - sonrió en sus labios antes de dejarlos y guiñarle un ojo.

Celia lo observo mirarla con esa picardía y jovialidad que era una característica del John por quien ella moría, le devolvió la sonrisa, la intensidad de la mirada de John cambio y Celia supo de inmediato hacia donde estaban viajando sus pensamientos, se puso seria de inmediato regañándose.

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