Preparativos

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Celia miró las llaves que Anthony le había entregado mientras meditaba en que tan acertada era esa decisión, de reojo vio que alguien se acercaba, las metió nuevamente en su bolso y lo escondió debajo de su escritorio.

- Anthony me ha dicho que te iras un poco más temprano hoy ¿está todo bien? - Celia había preparado en su casa una muda de ropa que consideraba más o menos adecuada para la ocasión y no podía aparecer vestida así en la oficina, así que había pedido a Anthony que le dejara salir un poco antes, este había aceptado pero había ido con el chisme a Sara, aunque le estaba muy agradecida pues no le había contado nada sobre la cabaña.

- Voy a pasar un rato al gimnasio - Sara frunció el entrecejo - no voy a ejercitarme, necesito hablar con el administrador y este siempre se va temprano, tengo que ponerme al día con las mensualidades porque voy a empezar a asistir de nuevo, deberías considerar asistir conmigo - Sara negó con la cabeza.

- No me hace falta y a ti tampoco - la examino más de cerca - ¿estas comiendo bien? - Cela hizo memoria y sabía que la respuesta sincera no le iba a gustar por eso opto por una evasiva.

- Tu también tienes ojeras - Sara se sonrojó y Celia no pudo evitar sonreír - tranquila Sara, tengo que irme ahora, está bien portarse mal de vez en cuando.

- Yo no estoy portándome mal... - se llevo la mano a la boca y luego le sacó la lengua.

- Hasta donde sé, es el mismo procedimiento, la situación cambia cuando son esposos, pero... - su mente se quedó en blanco al ser consciente de que ella estaría dentro de esa categoría en solo unos horas, y como si fuera una chiquilla o una Sara era lo mismo, sintió su cara arder, ya no tendría encuentros casuales, ya no los quería, pero ser consciente de que durante el tiempo que estuviese casada con John estaría actuando responsablemente por primera vez en su vida, la hizo temblar con poco, unas sombras desmejoraron su vista y orientación, buscó apoyo en el escritorio para disimular un poco.

- Celia ¿estás bien? - Celia maldijo en su interior - ¿qué te pasa? estas pálida - cerró en su mente una puerta que escondiera todos esos pensamientos y le dejara salir de esa problema en el que se había metido.

- Creo que tengo que empezar a tomar vitaminas - le sonrió sincera - estas dietas no son tan buenas cuando no estás tú para tentarme - Sara la siguió mirando ceñuda.

- No estás bien, voy a buscar un nutricionista y tendrás que ir - la señaló con el dedo - y nada de asistir al gimnasio si no estás comiendo mejor - Celia asintió segura de que una vez que toda esa locura del matrimonio pasara podría volver a su vida y sus rutinas.

- Esta misma tarde a la salida del gimnasio me voy al supermercado y paso por la farmacia - levantó su mano derecha y le prometió - lo hare, te lo prometo - Sara sonrió por su teatral juramento y la abrazó.

- Eres mi hermanita - que dijo sobándole la cabeza, Celia sintió sus ojos nublarse y los cerró con fuerza, lo menos que quería en ese momento era ponerse sentimental.

- No tan chiquita - le dijo en tono juguetón, Sara asintió y luego le sonrió.

- Quiero las facturas mañana como prueba de que has hecho lo que prometiste - Sala la miró alarmada - no me mires así, debo estar segura de que estas cuidando de ti, si no tendrás que venir a vivir con nosotros.

Eso sí que no era una posibilidad, y al no dejarle más opciones asintió.

Terminar de sacarse a Sara de encima no había sido fácil y por ello iba retrasada 20 minutos, tomó su teléfono y escribió un mensaje

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