Camila se despertó intuyendo que no sería un buen día.
Se aseó y vistió y bajó a desayunar. El desayuno era su momento de soledad, es decir, su momento de paz. Solía desayunar una buena taza de colacao y cereales, revisando Twitter o simplemente mirando a la nada. Así fue aquella mañana. Contestó un mensaje de Dinah del día anterior en el que le preguntaba si todo había ido bien con sus padres, a lo que respondió que todo había ido bien. Lo habitual.
Camila era una persona muy puntual. Llegó al instituto a la hora que debía llegar y se acomodó en su pupitre. La gente iba llegando, conversaban sobre el fin de semana. Camila se limitaba a revisar los apuntes de esa clase. En ello estaba cuando notó a alguien de pie delante de ella. Levantó la mirada. Sonrió ampliamente.
-¡Taylor!- Se levantó y se dieron un abrazo.
- ¡Baby Camila! ¿Qué tal llegasteis a casa?- La sonrisa de Taylor infundía a Camila una extraña y agradable sensación de sentirse a salvo.
- Bien, todo fue bien. Vamos, Dinah no estaba en su mejor momento pero no hubo incidentes-. Ambas chicas rieron y comenzaron a comentar la noche.
- ¿Por qué no nos habíamos conocido antes? En la fiesta me caíste bien desde el minuto uno- confesó Taylor sonriéndola con dulzura.
En realidad Camila conocía a toda esa gente de vista.
Dinah era su mejor amiga desde pequeñas, de hecho se habían conocido en la Iglesia. Pero Camila era tremendamente tímida, y en esos cuatro años que llevaban en el instituto no había llegado a intimar con nadie. Por otro lado, siempre se había sentido cómoda bajo la sombra de su amiga, mucho más social que ella, así que no había sentido la necesidad de hacer más amistades.
- Yo... Bueno, ya ves que soy muy tímida- se excusó al tiempo que se rascaba la nuca. Taylor seguía sonriendo.
- Sí, pero el otro día estabas eufórica- comentó, y luego alzó ambas cejas. Camila sonrió tímida y se mordió el labio. No pudieron hablar más porque el profesor llegó y tuvieron que sentarse.
Camila se quedó pensando en la cara de complicidad que había puesto Taylor. Suponía que con su comentario se refería a estar eufórica por Lauren. Se permitió pensar en la chica unos minutos. No se había atrevido a analizar sus sentimientos aun y, evidentemente, el mejor momento para hacerlo era en clase.
De acuerdo, Lauren era definitiva e indiscutiblemente guapa. El hecho de que admirara y reconociera la belleza natural de una mujer no la convertía en una... Negó con la cabeza. No quería recurrir a los términos que usaban sus padres en su propia cabeza.
Vale, una vez establecido lo de que Lauren es preciosa, vayamos a lo importante: el jodido beso. No podemos dejar de destacar que fue ella la que se lanzó. ¿Que por qué lo hizo? Pues eso se preguntaba ella. Y también se preguntaba porqué sentía un especie de ardor en la parte baja del estómago al recordarlo.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la forma en que Dinah irrumpió en medio de la clase.
- Perdón, profe- se disculpó falsamente, diciendo la frase vacía de todos los días y avanzó por la clase, dejando a todos los chicos y gran parte de las chicas embobados con su look.
- Lo bueno se hace esperar- pronunció más bajo. Esa era su verdadera razón para llegar tarde.
Se sentó al lado de su mejor amiga y ésta la saludó distraídamente. Dinah lo notó pero por suerte sabía cuándo debía darle su espacio.
El resto de la jornada transcurrió con normalidad, con la diferencia de que esta vez Dinah y Camila pasaron el recreo con todo el squad del sábado. Dinah le explicó a Camila que ellos era con los que salía de fiesta cuando a ella no la dejaban salir, que era casi siempre. Camila nunca había mostrado interés por conocerlos, así que Dinah le había ahorrado el mal rato de hacerla socializar. Pero aquel día en el recreo, todo fue distinto.
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Mala Influencia (Camren)
FanfictionLauren es la joven de 18 años misteriosa e inalcanzable reina del instituto, aunque siempre solitaria. Camila es una chica reservada de estrictos y religiosos padres, de 16 años. Ambas chicas se conocen en el lugar más inesperado y viven el romance...