Capítulo 7: La encantadora Taylor

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El fin de semana transcurrió sin incidentes y la pareja no consiguió quedar. Los padres de Camila estaban muy recelosos, cada vez más, en vista de lo ocupada que había estado su hija los últimos días haciendo planes todo el rato. Camila ni siquiera había intentado ver a Lauren aquel finde.

Camila: Lo siento, es que es difícil tratar con ellos

Así es como se explicaba con la pelinegra, quien, a pesar de no tener aún detalles de la situación, comprendía y apoyaba a la pequeña.

Así, llegó la semana predecesora del cumpleaños de Taylor. De hecho caía sábado. Como dijo anteriormente, Taylor repitió que la fiesta sería en su casa. Eso sí, lo tenía todo más planeado.

- Llegáis por la tarde, organizamos una gran merienda y jugamos algún juego de mesa o movida guay. Luego, mis padres se irán a visitar a mi tía que también cumple años, y vive en un pueblo lejos de aquí, por lo que dormirán allí. Obviamente estáis todas invitadas a dormir en mi casa, y antes la liaremos parrdaaa- todo el grupo vitoreó a la rubia, quien no podía estar más alegre y animada.

Al principio a Camila le encantó la idea, era un planazo. Pero conforme pasaba la semana, comenzaba a agobiarse. Había intentado repetir la táctica de la biblioteca el martes, esta vez para comprar todo lo planeado con Dinah, pero sus padres se habían negado rotundamente y Dinah había tenido que ir sólo con Hailee.

Llegó el jueves y estaba totalmente agobiada. Taylor había pasado a formar parte de su vida ocupando un lugar importante y no quería fallarla en su gran día. Reunió valor y habló con sus padres a la hora de comer.

- Papá, mamá-empezó, pero la interrumpieron.

- No- decretó Alejandro con severidad sin levantar la vista de su plato.

- Pero escúchame. ¡Ni siquiera sabes lo que voy a decir!- se quejó Camila perdiendo un poco la calma. De por sí le alteraba la idea de fallar a Taylor. Aguantar a su padre no era algo para lo que estuviera especialmente preparada ese día.

- ¡Sí lo sé! Vas a empezar con que Dinah necesita no sé qué o vais a estudiar no sé qué para poder irte por ahí hoy, ¡y no lo consiento! Debes estudiar y en casa lo haces perfectamente. ¡No!- Alejandro estaba furioso de pronto. Rojo, y su voz salía disparada de su boca, con violencia. Camila frunció el ceño. Él no era el único ser humano capaz de sentir ira.

- ¡Pero...!-

- ¡Pero nada, que además nos mientes! ¡Vas a la biblioteca a estudiar pero te dedicas a ir a comprar comida para el 'descanso' con una chica a la que no conocemos! ¿Y esperas que nos fiemos de ti? ¡Tu madre y yo no lo permitiremos!- vociferó clavando su mirada en la de ella, destilando furia por los ojos. Se cernió sobre ellos un tenso silencio en el que la voz de Alejandro aún vibraba en el ambiente. Camila aguantó su mirada con más furia dentro de ella de la que podía expresar, y terminó por levantarse enérgicamente de la mesa yendo a su habitación sin decir nada.

Pasó un buen rato intentando calmarse. Lo primero que hizo fue apalear a su almohada. Pasó unos 15 minutos arrojándola y dándole puñetazos. Luego la agarró con fuerza contra su pecho y lloró de rabia. Se sentía atada, atrapada, limitada. Tremendamente limitada, no sólo porque no le dejaran salir, sino por la desinformación que había sufrido todos esos años en tantos aspectos, hasta que... Hasta que conoció a Lauren.

Temblando, cogió su móvil y tecleó en su agenda hasta dar con su número. Dudó un momento pero no pensó más y la llamó. A los dos pitidos, la agradable voz invadió su oído izquierdo.

- Hola, Camz- sonaba alegre. Desde su casa, Lauren sonreía porque Camila nunca le había llamado. Sin embargo, esa sonrisa desapareció en cuanto escuchó las respiraciones trémulas de la pequeña - ¿Ocurre algo?-

Mala Influencia (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora