Capitulo 7

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Tomo el cuello del uniforme y hundió su rostro en este. Un olor sutil a colonia invadió sus sentidos, el cual además de placentero le ayudaba a evitar el pensamiento y recuerdo de cuando a su alrededor olía a moho, óxido, sangre, y demás horrores los cuales no necesita recordar para que yo pueda describirlo. Era un olor casi adictivo. Tal vez era debido al hecho de que la mayoría de los olores a su alrededor no eran placenteros últimamente. Pero era bastante claro. Shi no era una de las amantes del olor a medicina, sangre, enfermedades y gérmenes que rondaban alrededor del hospital diariamente. En comparación con todo esto, Izuku olía como el paraíso, y no le molestaría tener ese olor a colonia en sus sentidos cada segundo de su vida. La chica sonrió sutilmente deseando que el tiempo se detuviera unos minutos para que ella pudiese seguir disfrutando de dicho escenario por un poco más de tiempo. Siendo sincera, los momentos pacíficos como estos escaseaban en su vida últimamente, ya que los exámenes médicos la estaban volviendo loca.

Mientras tanto, en el paraíso no terrenal un hombre veía a la chica y decidía que hacer para adaptarla a su lugar de entorno. Si continuaba con su vida de la manera en la que estaba en esos momentos, con su apariencia y su poder de aquella manera, seguramente la gente a su alrededor comenzaría a recordar, o incluso ella misma recordaría lo que el hombre le había ayudado a olvidar. De un momento a otro, la Fukui Shi que desde un principio describí, se volvió Fukui Shi, la cual gozaba de ojos miel, y de hecho, estos ahora eran ojos cambiantes, claro eso dependía de sus emociones. Su cabello de ser castaño con mechones grises pasó a ser albino con mechones rojos fuego y naranja en su flequillo. Su piel de ser morena pasó a ser completamente pálida, y su poder, bueno, luego sabremos que pasó con él, lo único claro al respecto, es que ahora no podría controlar las letras, ya que esto es demasiado poder para una chica, y la única OP que existe en este lugar es Hikari. Lo bueno de ser una fuerza omnipotente, es que sabes alterar pensamientos y visiones, para que todos piensen que la chica siempre había sido de esa manera. Esta nueva apariencia era lo que sería a partir de ahora.

Finalmente, y después de un par de minutos contemplando la tranquilidad salió del baño de mujeres ya cambiada. Sus pasos lentos y cuidadosos la hacían ver como si caminar fuese la tarea más difícil del mundo, ya que temporalmente, para la chica si que lo era. No había caminado por años, no había visto la luz del sol, no había sentido la lluvia, no había sentido el césped en sus pies, ni la briza acariciar su cara, no había ni siquiera sonreído en años, y ahora que lo hacía era como si un nuevo mundo de movimientos faciales fuese abierto frente a ella. Salió de aquella pequeña habitación mirándose completamente diferente, pero siendo exactamente la misma persona. Siendo la misma chica que había sido herida y rota en los primeros quince años de su vida. Era la misma chica que lo había perdido todo, y a pesar de esto seguía de pie más fuerte que nunca.

Midoriya, el cual esperaba pacientemente mientras miraba su teléfono celular, alzó la mirada en busca de la persona que había salido del baño, revisando si está vez era la chica que esperaba, y así fue. El chico guardó el aparato y le extendió su abrigo en un intento de protegerla del frío exterior debido a que no había salido del hospital, el cual era mucho más cálido que afuera.

—No, quédatelo tú, me sentiría terrible si te enfermaras por mi culpa, ademas, ya me llevaras a la Yuuei, creo que eso es suficiente— Dijo la chica felizmente mientras tomaba la mano de Izuku y hacía que este tomara con más firmeza su chaqueta en un intento de que dejase de ofrecérsela por mera cortesía, a lo que el chico solamente sintió el carmín invadir sus mejillas debido a la cercanía de la chica y como está tomaba tan firmemente su mano, a lo que Midoriya negó lentamente con la cabeza en un intento de que la chica entendiese que él no lo necesitaba tanto como ella lo haría.

—No, yo insisto que tu te lo pongas, hace mucho frío afuera y no me gustaría que te enfermaras después de lo que tuviste que pasar, además, ¿qué clase de héroe seria si no te cuido?—Pregunto el chico entre tartamudeos y una sonrisa nerviosa además de inocente a lo que la única reacción de la albina fue bajar un poco la mirada mientras que sus ojos se transformaban en el color rosa y sus mejillas se teñían de carmín. Asintió lentamente mientras aceptaba finalmente aquella muestra de amabilidad que le había mostrado el chico. Era algo vergonzoso el hecho de que el quisiera "cuidarla." Era simplemente extraño escuchar eso de un desconocido, y era más extraño el tener su ropa puesta y su abrigo más encima.

De cualquier manera, el joven a su lado, ese de mejillas llenas de pecas, y cabello rizado color verde, no se sentía como un extraño, si no todo lo contrario. Sentía como si lo hubiese conocido de algunos años atrás. Como si él fuese una de esas cosas que añoraba ver fuera de aquellas cuatro paredes con los villanos. Pero claro, era un pensamiento estúpido, nunca se habían visto anteriormente, y apenas había dirigido palabra algunas pocas ocasiones en las que el chico la visitaban, y de cualquier manera no decían nada que pudiese hacerlos conocerse.

—Realmente...— La chica hizo una pequeña pausa, tomando un gran respiro sin idea de porque sus labios intentaban decir las siguientes palabras, pero de cualquier manera no iba a dudar de que dentro de ella había alguna u otra razón para murmurarlas. —No puedo— Mansito a lo que Midoriya algo confundido se inclinó un poco para ver a la chica a los ojos sin intenciones de retroceder.

Ansiedad -- Midoriya Izuku × OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora