Capítulo 25

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—¿Qué paso?—Chilló consternada la joven de cabellos castaños y corte de taza, mirando con preocupación el estado del rubio, quien, por el momento, estaba tendido en una de esas incómodas camillas de la enfermería, sin decir una palabra. Su cara, llena de parches, rasguños y magulladuras se veía realmente mal, pero no demasiado. Era evidente que se había mentido en una pelea sin mucha protección, y era aún más evidente que, de manera técnica, había perdido.

Los vendajes que tenía recorrían todo su cuerpo, especialmente la parte superior de su torso, donde la joven protagonista se enfocó en herir de manera espontánea. Aunque el joven cenizo agradecía que su parte posterior haya salido casi ilesa de la pelea, no había mucho que celebrar. Le habían dado la paliza de su vida, y ni siquiera fue capaz de darse cuenta de cuando su espalda impactó contra el concreto, sólo sabía que de un momento a otro Shi estaba encima de él, dándole un golpe, luego otro, y otro, y otro. Sus manos temblorosas hechas puño temblaban, y sus grandes ojos no tenían brillo. Estaban vacíos. Incluso parecía que miraban detrás de él, o a través, pero no a él.

No era aterrador. No daba miedo. No le causaba terror. Sin embargo, tampoco parecía esa joven tímida, inocente y claramente gentil que siempre vencía un día después del otro.

Katsuki no era estupido. Entendía muy bien que después de palabras tan duras como las que se había dado el lujo de decirle no le sentaría bien a nadie, pero no por ello se esperaba una reacción tan repentina y explosiva como la que Shi había tenido. Por el contrario, la joven parecía fuera de su juicio, incapaz de recordar quién era o siquiera por qué lo golpeaba con exactitud.

No importaba cuantas veces le gritara que era suficiente, que se detuviera ya, dejando (por una) su orgullo de lado, admitiendo que la joven había ganado desde hace tiempo, pero ella no parecía ser capaz de escucharlo. No podía entender. Nada importaba. Solo quería golpearlo. Podía verlo. Ella solo quería golpearlo hasta quedar exhausta. Y no planeaba parar. Ni siquiera por un segundo.

Si, había sido un gran golpe a su orgullo que otro individuo le haya dado tremenda paliza. Estaba indefenso y eso claramente lastimo mas que cualquier golpe que Shi pudiera darle, pero, por alguna razón, no podía culparla.

Shi no parecía saber lo que hacía con exactitud.

Fue más evidente cuando el profesor tuvo que intervenir. No importaba quien se metiera para detenerla, ella solo golpeaba, y seguía golpeando. Claramente, frente a Aizawa no tuvo ninguna posibilidad, sus vendajes la habían inmovilizado, y, no importaba cuantos golpes, mordidas o arañazos diera, no había escapatoria de el.

De hecho, ahí estaba ella, sentada en una camilla, viendo con atención hacia el suelo. Sus ojos estaban bien abiertos, y seguían cada movimiento cercano a ella, incluso cuando no seguía la cabeza. Era como si... pudiera sentir cuando todos se movían a su alrededor incluso sin verlo.

Desde que la llevaron a la oficina de Recovery Girl la joven no tenía expresión. Katsuki ni siquiera puede recordar cuándo fue que dejó de pelear contra Aizawa. Solo sabe que de un momento a otro nuevamente estaba tranquila. De un momento a otro comenzó a parecer una muñeca vacía. Era un maldito misterio cualquier mierda que pasaba por su mente.

No parecía ser la maldita extra de Shi. No podía ser ella.

Ni siquiera se había tomado la molestia de limpiar la sangre de su rostro. Solo estaba sentada ahí, sin decir nada, sin ver a nadie que no se moviera, sin responder las preguntas de la vieja.

Era como estar en un trance del cual no era capaz de salir.

Y, mientras Katsuki se preguntaba una y otra vez qué mierda estaba sucediendo con su compañera de entrenamiento, Izuku apenas recibía la noticia.

Ansiedad -- Midoriya Izuku × OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora