Capítulo 20

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Midoriya estaba confundido. Después de ver como Shi besaba a tanta gente, estaba seguro de que algo extraño estaba pasando. No quería decir que Shi lo trataba diferente, pero no había manera de negarlo. Ella tenía cierto... Favoritismo hacia el. No había otra explicación.

Según lo que había notado en los últimos días, Shi entendía que para agradecer a alguien había que darle un beso, pero ella no besaba a todos de la misma manera. Específicamente a él. Mientras que a todos les daba un pequeño beso en la mejilla, o un pico realmente sutil, era distinto con Midoriya. Ella parecía disfrutar plenamente cada vez que se daban un beso, y poco le importaba la cantidad de tiempo que sus labios permanecían juntos, haciendo aquella agradable, y, al mismo tiempo, vergonzosa danza. De vez en cuando la joven decidía que quería hundir sus dedos en el rizado cabello del joven, profundizando un poco más la acción. Otras simplemente era un beso simple. Pero todas las veces era mucho más pasional que con los otros.

Comenzaba a ponerlo nervioso. Bueno, no es como si no lo pusiera nervioso normalmente, pero esta vez era distinto a las otras.

Ella besaba en la mejilla a personas como Sato, Mina, Kacchan, Kaminari y Momo; le daba un golpe en el hombro a Mineta, le daba un pequeño pico a Hikari, pero con él era diferente.

Ella se acercaba a él y lo besaba en los labios, cerrando sus ojos, y se perdía en las sensaciones, mientras Midoriya solo se preguntaba qué debería de hacer exactamente para responder a algo como eso. Los besos de Shi agradables. Tiernos. Duraderos. Gentiles. Era todo lo que debería de ser un beso de amor, pero seguramente no había amor de por medio. Era simplemente extraño.

Quería preguntarle, pero tenía miedo de recibir una respuesta que no quería escuchar. Bueno, realmente no es como si hubiera una respuesta en específico que quisiera escuchar. No podría decir eso debido a que no se conocen tanto como quisiera. No es como si quisiera conocerla a profundidad. Bueno, si. Si que quería entenderla. Conocerla a profundidad suena realmente vergonzoso.

—Pelusita, deja de murmurar ya es tarde— Interrumpió la voz adormilada de la joven los murmullos que Midoriya no paraba de repetir. Su voz era más rasposa que usualmente, la cual hizo que al chico le dieran escalofríos. La joven, por otro lado, permitía que sus pestañas revolotearan mientras abría lentamente sus ojos para ver qué estaba haciendo el de cabellos verdosos. —¿Tuviste una pesadilla?— Preguntó estirándose en la cama, para volver a la posición en la que estaba inicialmente, dónde sus piernas estaban levemente contraídas mientras ella estaba recostada de costado.

—No, no. Solo estaba pensando.— El chico agito un segundo sus manos, para luego volver a aquella seriedad tan inusual en él. Su ceño estaba levemente fruncido, y su vista estaba pegada al piso.

—Si piensas de esa manera se te freira el cerebro— Dijo ella sonriéndole. Era lindo verla sonreír. Aún más cuando su cabello estaba despeinado y sus ojos entrecerrados tenían todos los colores del mundo, ya que no podían decidir qué emoción tenía justo al despertar. —Aunque no te mentiré, es lindo verte hacer eso, pero ahora es momento de dormir— Termino ella, palmeando la cama con su mano haciéndose a un lado para que el joven pudiera recostarse.

Oh, cierto. Olvide mencionarlo. Ambos duermen en la misma cama individual, por lo que el espacio personal no es algo realmente presente. De hecho, la chica acostumbra a abrazarlo al dormir, y cuando él preguntó la primera vez, su respuesta fue sencilla. "Siempre tengo pesadillas, pero cuando tu estas alrededor me siento segura. Me siento completa."

El peliverde aun no podía creerlo. Shi había dicho esas cosas vergonzosas sin ningún tipo de pudor, y, aunque haya pasado un tiempo desde que se lo dijo, aun puede recordarlo vívidamente. Incluso cuando lo recordaba no lograba evitar sonrojarse. Todo era tan simple con ella, todo lo que pensaba lo decía, y él no podía evitar sentirse maravillado con esta cualidad. No era tan honesta como Tsuyu, dónde la honestidad que tiene es abrumadora, pero tampoco de molestaba en ocultar cosas importantes como hacia Hikari y Akaguro en el inicio de su estadía en el 1-A.

—Mañana será un día duro, y los exámenes se acercan. Debes descansar bien o te enfermarás— Midoriya asintió ante estas palabras. Era cierto. Pronto comenzaría a ir de excursión con Le Million, así que debía de prepararse para todo. De cualquier manera, el chico aún no podía acostumbrarse. Shi hablaba de una manera tan articulada. Ya entendía mucho del mundo exterior, incluso cuando el tiempo que había pasado fuera era corto. Lo único que no hacía aún... era salir de las instalaciones. Tenía miedo de alejarse de la Yuuei. Se veía muy feliz estando recluida, pero esa manera de pasar sus días no era vivir. Tenía que ayudarla a salir, pero ¿cómo? ¿Cómo podría convencer a alguien como Shi, quien estuvo prisionera durante una gran parte de su vida, a salir de su zona segura? Sería insensato intentarlo, pero había que ayudarla de alguna manera.

—Supongo que tienes razón— El chico suspiró levemente agotado, recargándose completamente en la silla y ocultando su rostro entre sus manos. Estaba cansado, pero no podía dejar de pensar en todas las cosas que estaban pasando en los dormitorios. Shi había puesto todo de patas arriba, y no pensaba que ir con LeMillion a entrenar dejando a Fukui sola sería una buena idea, pero también debía de concentrarse en sus estudios y en su futura carrera. Dios santo había tantas cosas que preocuparse y tan pocas que lo calmaran.

—Te dije que vayamos a dormir— Susurro la chica en su odio. Midoriya, ante tal sorpresa, y debido a la agradable voz de Shi, no pudo evitar caerse de la silla por la mera impresión, haciendo que la joven soltara una tenue y encantadora risa. La chica lo levantó del piso, cargándolo como si fuera una novia y depositándolo en la cama.

El chico, antes de poder volver a levantarse de la cama para regresar a su posición inicial, sintió el peso de Fukui encima de él, y la respiración calmada de la chica comenzó a retumbar en sus oídos.

—No sé en qué estabas pensando, pero te aseguro que estaré bien hagas lo que hagas. No me matara estar sola— Dijo la joven sonriendo, pasando sus finos dedos por las esponjosas hebras verdosas del chico, quien solamente suspiro y abrazo la cintura de la joven con sus brazos, pegando aún más sus cuerpos, hundiendo su rostro en el pecho de la chica en un intento de escuchar el calmado latir de su corazón para lograr encontrar un poco de calma.

—Lo sé— Respondió Izuku.

—Si lo sabes, ¿por qué te da tanta ansiedad?—

—Porque se trata de ti—



Lamento si tarde mucho. Cosas de finales, otras historias y poca inspiracion, espero que entiendan. ¡GRACIAS POR LEER!

Ansiedad -- Midoriya Izuku × OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora