Capítulo 26

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Sato se quedó estático momentáneamente, debatiendo si la lección de Aizawa realmente era práctica en momentos como esos. No estaba seguro. No estaba seguro si Shi sería capaz de volverse una villana, sedienta de aquel poder que alguien más le había arrebatado. Ni siquiera tenía el derecho de presumir que conocía a la joven con profundidad. Por el contrario.

Era su amigo, o por lo menos le gustaba autodeclararse de esa manera. Aún así, Shi creaba tantas barreras a su alrededor. De vez en cuando, pasar el tiempo con ella era como compartir la tarde con una extraña.

Incluso ahora. Incluso mientras la joven estaba en este estado catatonico, completamente fuera de sí... Incluso en estos momentos Sato no era capaz de reconocerla. Mucho menos después de todo lo que le había hecho a Katsuki. Después de todos esos golpes que había lanzado a quien sea que se acercara. Después de lanzarse con ferocidad a quien sea que pusiera pie cerca de ella.

Sabía que Katsuki podía ser un dolor de cuello. Bueno, a quién quería engañar, no había día en el que Kasuki no fuera una patada de huevos. Pero la Shi que conocía nunca se atrevería a hacerle eso a uno de sus camaradas. Nunca atacara a aquellos que solo intentaban ayudarla.

Esa Shi, la que estaba en la enfermería, se atrevió a casi reventarle la quijada a golpes a uno de sus amigos. Un amigo que no se había rendido en ella. Un amigo que intentaba apoyarla y ayudarle a mejorar... Esa no era la Shi que conocía.

Esa de ahí no era nada como Shi.

¿Quién diablos era ella? ¿Quién diablos era esa Fukui Shi? ¿Quién mierda podría ser esa extraña, sentada en la enfermería, viendo sin expresión a todos los que entraban o hablaban sin siquiera verlos?

—Entonces,— Comenzó tímidamente el aspirante a héroe. Intentaba hablar de manera discreta ya que, aunque Katsuki se veía bastante atento y alerta ante cada palabra, Shi aún estaba... Ni siquiera estaba seguro de cómo estaba en realidad, o si realmente podía oírlos. Si siquiera recordaría algo de su conversación luego. No sabía nada, en realidad. —¿Si Shi se siente débil e impotente buscará poder sin importar cómo obtenerlo?— Cuestiono, avergonzado de siquiera sugerir que la pobre chica podría hacer algo como eso, pero estaba curioso acerca de la perspectiva de su maestro. Las palabras de un pro-héroe nunca estaban vacías, mucho menos de alguien tan cínico como Aizawa.

—La impotencia es un sentimiento que corrompe lentamente, y muy pocos la conocen a un nivel tan profundo. Todos harían lo que sea para evitarla. Puedo suponer que la Yuuei tomó el primer paso ofreciéndose a tomar cuidado de ella para ponerla en un buen camino y estar seguros que nada malo pase.— Confirmó Aizawa-Sensei antes de levantarse del asiento en el que estaba. Nadie podía culparlo por estar tan cansado. Había estado esperando los resultados de Recovery por un rato- No tenía la menor idea de por qué la mujer tardaba tanto. Pero, antes de que pudiera salir de la enfermería para buscar respuestas, Midoriya deslizó la puerta violentamente.

Desgraciadamente, el de cabellos rizados había escuchado todo lo que dijeron. Cada palabra. Cada mísera y ridícula duda.

—¿Como hablan de esa manera?— Su ceño estaba fruncido, y sus manos hechas puños. El, más que muchos, entendía su temor. Entendía la impotencia. Entendía el desear poder. Sabía que si no fuese por All Might alguien más lo habría encontrado. Sólo se negaba a admitirlo.

Shi no era así. Había pasado tiempo con ella. Era el que la consolaba al despertar, después de todas esas pesadillas donde la joven solo gritaba e imploraba. Era quien le aseguraba que no tenía sangre manchandola. Quien le decía que no tenía ninguna herida más que curar. Era quien velaba por su seguridad. Quien la regañaba para que comiera lo suficiente. Era a quien Shi besaba cada mañana al despertar y cada noche antes de irse a dormir. Era quien la sostenía mientras dormía porque sabía que le daba seguridad. Era quien intentaba explicarle el mundo fuera de su prisión. En las buenas o en las malas, él estaba ahí.

Tal vez no era capaz de decir que la joven nunca se convertiría en una villana, pero haría todo en su poder para mantenerla fuera de ese camino.

—Joven Midoriya, no se lo tome de manera personal,— Se defendió el hombre de manera calmada y lenta, claramente sin el humor suficiente para tolerar las ideas ingenuas y estúpidas de su estudiante.

Siendo realistas, el adulto y pro-héroe entendía muy bien cómo funcionaban los villanos. Había tenido que pelear con miles de ellos durante su carrera, veía a Midoriya como un pobre diablo. Tan solo un chiquillo poniéndose los zapatos de adulto que no le correspondían todavía.

—No busca poder, mucho menos fama— Comenzó el joven pecoso, cambiando el rumbo de su mirada. Observó a la joven. Esa pérdida en la nada. Justo en ese momento, los ojos rojos de la chica lo miraban con serenidad. Estaban bien abiertos, y veían a través de él, pero su ceño no estaba fruncido. No parecía querer pelear. Solo lo veía.

Aún así, Aizawa no podía dejar la discusión así. En un intentó de darle un pequeño golpe de realidad a su estudiante, interrumpió el pequeño monólogo que sabía que haría con una simple pregunta:

—¿Qué busca entonces?—

—¿Qué?—

—Dices que no quiere esas cosas, ¿no? ¿Qué quiere entonces?

El pobre pecoso tenía la guardia baja. No creía saber esa respuesta. Posiblemente, ni siquiera la misma Fukui sabía con exactitud por qué intentaba ser una heroína. Ni siquiera le había dicho por qué había sido torturada de esa manera por los villanos en primer lugar. Ni por que había estado en ese lugar tanto tiempo. O por que la habían mantenido con vida.

La habían capturado desde tan pequeña, la mantuvieron con vida sin razón alguna. Se tomaban la molestia de alimentarla. Darle, aunque sea, un poco de vestimenta. Se aseguraban de que no estuviera muy sucia y cosas similares, más no parecía haber una razón para ello. Shi no parecía querer responder esas preguntas.

¿Por qué no había más respuestas? ¿Quién era ella? Digo, tantas cosas parecían no tener sentido. Tal vez nunca lo tengan. Había tantas más que ella podría aclarar si quisiera. Había miles más que nadie además de esos enfermos podrían responder.

¿Quién era ella?




¿Quién esta de vuelta? ¡Esta escritora! ¿Por qué no había actualizado en casí un millon de años? Porque aparentemente estaba trabajando en un capítulo super gordo, y super largo que he decidido cortar en tres partes, tal vez cuatro para finalmente subir algo. Asi de grande era. Ya estaba todo escrito, parece que sólo faltaba editarlo. Ahora que estoy de vacaciones debe de ser más fácil para mí.

Gracias a todos los que aún siguen esta historia despues de tanto tiempo. Esperemos que pueda terminarla pronto, y que nadie se quede con la duda de que pasará después. 

Los veo, o mañana o la próxima semana. Tomen awa y coman sus vegetales. 

  1175 Palabras

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⏰ Última actualización: May 30 ⏰

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Ansiedad -- Midoriya Izuku × OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora