Capítulo 22

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Hikari abrió la puerta soltando un bostezo. Su cabello azabache despeinado y su suéter gigante la hacían ver encantadora, pero Shi no podía ver eso. Shi solamente podía ver una amiga que la entendería, y que podría tener la solución a cada una de sus pesadillas. Fukui no podía entender como le había dicho tales cosas a Izuku, incluso cuando ella le tenía más confianza que a cualquiera, eso no significaba que hablara con toda las personas, mucho menos de lo que había pasado dentro de aquellas paredes, porque las torturas estan hechas para quitarte la dignidad, y cuando sales... Será mejor no contarselas a nadie. 

No importa si ella alguna vez fue una muñeca de trapo, ahora solamente importaba que finalmente podía ser feliz de nuevo, pero ser feliz era difícil cuando recordaba perfectamente todo.

—¿Puedes hacerme olvidar?— Pregunto Fukui mirando al piso, sus labios formaron una sola línea y su ceño se frunció un poco. No faltó demasiado para que comenzara a llorar nuevamente, haciéndola pasar su brazo por su cara para intentar limpiar el líquido salino que estaba. Hikari, finalmente despertándose completamente de golpe debido a como su amiga estaba frente a ella llorando solamente se hizo a un lado para dejarla pasar. Tomó la cafetera que tenía en su habitación y puso un poco de agua a calentar.

Antes de que algo más sucediera, la joven de cabellos azabaches abrazó a nuestra querida protagonista de una manera maternal, haciendo que ambas se sentaran. La chica estaba levemente somnolienta aún, pero eso no significaba que no sabía qué hacer con exactitud.

—Esta bien, ya todo paso. Ahora estás aquí con nosotros. Te vamos a proteger.— Susurraba la chica. —¿Qué hizo Midoriya ahora? Ese maldito, tuve que haberle dicho directamente lo que sentía en lugar de dejarlo descifrarlo por sí solo. Maldita sea— La joven tomó la manta de su cama y la puso sobre los hombros de Shi. Se levantó de la cama y preparó un té de manzanilla, extendiéndole una de las tazas que tenía en su habitación para que bebiera con calma y se relajara. —Dime, ¿qué pasó?—

—¿Puedes hacer que olvide todo lo que me paso?— Pregunto la joven antes de tomar un gran trago del té. Hikari suspiro, aun descontenta con la situación. Evidentemente, aunque podría hacerlo, no lo haría. Por lo que, su mejor opción para que nuestra querida protagonista recordará todo fue mentir.

—No. Los koseis mentales me dan miedo. Podría arruinar algo y volverte loca o algo parecido, así que prefiero no meter mis narices en eso. Linda, no se olvida por lo que pasaste, créeme que así no funciona. Por esos recuerdos eres tú. Por esos recuerdos actúas de la manera en que lo haces, no quiero involucrarme en quitarte ese buen corazón que tienes, ni arruinar esa inocencia tan encantadora. Nadie te hara olvidar, pero podemos estar ahí para ayudarte a recordar que ahora estás fuera de esas cuatro paredes. Estás aquí. Y eso es lo que importa.— La chica, a pesar de decir dichas palabras tan encantadoras, veía y tecleaba algo en su celular.

—Pero ambas sabemos que yo no soy la persona que desearías que te consuele, ¿o si? Déjense de juegos, que si no comienzan a salir en un menos de dos meses perderé una apuesta con Mina—Dijo la chica, pasando su mano por el cabello de la joven. Le dio un beso maternal en la coronilla de la cabeza y le extendió una mano para que se levantara de su cama.

Shi limpio sus lágrimas y asintió, tomando otro trago del té que le habían traído. Shi sonrió levemente, agradecida con las cosas que le había dicho Hikari, y, por esta misma razón, decidió agradecerle con un pico en los labios como usualmente.

[Cambio de Narrativa: Midoriya]

Shi se había levantado de nuestra cama y había salido muy rápido. No logre ver hacia dónde iba, por lo que he estado buscando señales de ella por los pasillos por un rato. La busque en la sala común, luego en el comedor, la cocina, los dormitorios masculinos y ahora comenzaba a buscarla por los pasillos de los dormitorios femeninos, pero no había ninguna señal de ella. Aún no podía encontrarla, es muy extraño, ella no acostumbra a desaparecer así, y no hay muchos lugares a los que pueda ir para ser honestos.

Finalmente, y después de pensar por un momento en donde podría ir, decidí ir a preguntarle a Hikari, y si no estaba ahí podría ir a ver con Sato o Mina, ya que los tres son buenos amigos de Shi.

[Cambio de Narrativa: Narradora]

Shi le había dado un pequeño pico a Hikari, y, precisamente en ese momento, cuando los labios de las dos chicas se habían juntado Midoriya entró. Hikari abrió los ojos ante el sonido y al ver al chico de cabellos verdosos en su puerta sonrió encima de los labios de la contraria, y tomó la cintura de Fukui para apegar un poco más sus cuerpos, provocando que el beso fuera un más pasional que usualmente. Fukui no se exalto por algo parecido, ya que suponía que Hikari le estaba agradeciendo a ella de vuelta, pero Hikari solamente estaba haciendo una maldad para que Izuku demostrara sus verdaderas intenciones.

Por otro lado, el chico miró lleno de indignación y furia a Hikari, quien lo miraba con esos brillantes e imponentes ojos zafiro, retándolo a que la detuviera o que intentara hacer algo. Midoriya frunció el ceño, apretó la mandíbula y sus puños, observando como Hikari besaba con tanta libertad a la chica que le gustaba por un par de segundos más, pero, cuando la joven dejó ir a Fukui, Midoriya se acercó a Shi la abrazó, pegandola tanto a su pecho cómo podía, protegiéndola de la única otra persona presente ahi, y marcando su territorio con la mirada. Estaba muy tenso. Estaba realmente rabioso. No solo rabioso, parecía que en cualquier momento se le echaría encima a la chica de cabellos azabaches para agarrarla a golpes y por esta misma razón Hikari sonrió burlona.

—Le daba las gracias por recurrir a mi como primera opción— Dijo de manera socarrona la joven, mirando los ojos esmeraldas del chico de manera temeraria. No se estaba molestando en ocultar el hecho de que solamente la había besado para hacer enojar a Midoriya, y esto hacía que un sentimiento de cólera comenzará a invadir al pecoso.

—Bueno, pues guardate esos gestitos para Todorki, ¿no crees?— Soltó el chico de una manera seca y amenazante, aun sosteniendo a la joven entre sus brazos. Su voz ronca resonó por las paredes haciendo que Hikari únicamente le guiñara.

—No te preocupes, lo haré cuando ella esté saliendo con alguien, por ahora dudo que a Todoroki le interese si beso a otra chica o no. Es muy amigable y liberal en ese sentido— Dijo sonriendo llena de malicia. Esperaba que la paliza que le fuera a dar Midoriya en el siguiente entrenamiento valiera esos malditos 20,000 yenes, los cuales, si seguían a este ritmo, serían de ella. Dios santo, cómo odiaba jugar de cupido, pero cuánto amaba ganar las apuestas.  

Ansiedad -- Midoriya Izuku × OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora