Capítulo 10

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La hermosa chica, incluso cuando había deseado este momento durante tanto tiempo, no podía abrir sus ojos. Era simplemente una terrible tortura para ella el tener algo tan cercano y tan lejano a la vez. Siendo honestos quería abrir sus ojos y ver las incandescentes luces de la ciudad, pero aparentemente las cosas no serían tan fáciles para una chica la cual acababa de salir de una terapia intensiva debido a las constantes torturas que anteriormente había recibido. Era simplemente irritante y frustrante el saber que aunque ahora era libre realmente no podía disfrutar de aquella libertad completamente. Era como tener chocolate frente a ti y no poder saborearlo o comerlo siquiera. Era un nuevo estilo de tortura. Gracias a dios ya había vivido con eso. No era como si no supiera que era tener una tentación tan cercana a ella, una de las partes más frustrantes y terribles de la tortura que alguna vez le dieron fue el matarla de hambre y luego colocar una barra de pan frente a ella.

Siendo honestos, ese show era simplemente impresionante de ver. Usaba toda la fuerza que le quedaba para lograr tomarlo. En aquellos momentos, esa barra de pan no sólo simbolizaba su posibilidad de poder comer. Simbolizaba todo. Si lograba comerlo, significaba que los villanos habían perdido. Desgraciadamente, nunca perdieron. En aquellos meses cuando con suerte le daban de comer, era cuando Dabi se lucía consiguiendo una galleta. Podrá ser un villano, pero es un santo. Ahora que lo pensaba, hace mucho no consideraba el hecho de que últimamente había estado comiendo bastante bien, e incluso cuando la mayoría de las cosas que le daban eran simplemente asquerosas para la mayoría de nosotros, para ella siempre fue un manjar de los dioses. Incluso cuando estaba llena, no podía negar de que deseaba seguir comiendo por aquel miedo constante de pasar otra temporada de hambruna.

Mientras tantos pensamientos cruzaban la mente de (Nombre) sus ojos se cerraban con más fuerza mientras que sus manos se aferraban fuertemente a Izuku en un intento de recordarse a sí misma que estaba fuera, y de que habia alguien ahi con ella, el cual intentaba cuidarla, y el cual la guiaría a una mejor vida patentada por nada más y nada menos que la Yuuei. Era simplemente un sueño hecho realidad, e incluso con aquel sentimiento cálido que tintineaba en su pecho, no podía decir que se encontraba tranquila. Digo, ¿Quién podría? Su vida siempre había sido deprimente y terrible, ¿Quién garantiza de que las cosas cambiarían de ahora en adelante? Nadie a excepción de una persona, la cual de ahora en adelante deberá de controlar las letras sola, la cual se disculpó, con alguien que no existe, por nada. Simplemente fascinante.

El pobre pecoso, el cual estaba bastante incómodo debido a la cercanía de la chica, se detuvo frente a un restaurante de comida rápida. Tal vez no era una de las mejores cosas que darle a una chica en un momento como este, pero seguramente no había probado nada más que comida de hospital durante demasiado tiempo, además de que de manera clara la chica necesitaba ganar algo de peso, por lo que comer una de esas hamburguesas no le haría mal, ademas de que no quería cocinar al llegar a la Yuuei. Dando un pequeño vistazo a la chica y su clara expresión de confusión decidió que sería bueno comprarle también unas gafas de sol, aprovechando que estaba en la parte central del hospital.

—¿Esta bien si compro algunas cosas?—Preguntó el chico de cabellos verdosos mientras intentaba controlar su voz temblorosa y mantener el contacto físico con la chica. Era evidente, que al no poder ver nada, uno de los únicos sentidos que le brindaría comodidad y seguridad sería el tacto de las manos de Izuku, incluso cuando ambos eran simples extraños entre sí. (Nombre) se pensó que debería de responder por un momento hasta que finalmente decidió que no era quien para negarle tal cosa a Midoriya, por lo que asintió con la cabeza lentamente.

—Bien, entonces...— Comenzó el chico, pero no terminó con su oración debido a que había vuelto a caminar. Era evidente que la albina se sentía bastante estresada debido a su inutilidad, la cual estaba comenzando a ser abrumadora hasta para ella. Tenía miedo. Sabía que no era su lugar el dudar acerca de Izuku y su confiabilidad, pero tampoco podía ignorar aquel pensamiento de que tal vez la estaba abandonando. Nunca nadie la había abandonado, o por lo menos no que recordara, pero sentía como si esta nueva figura en su vida fuese capaz de dejarla debido a la incontable cantidad de problemas que ella causaba usualmente. —Iré a la tienda de enfrente un segundo, quédate aqui un momento— Terminó el chico. Cabe destacar que guió a la chica hacia una mesa, donde la ayudó a sentarse. Midoriya se alejó de la mesa y pidió un par de hamburguesas para llevar, y, mientras la orden estaba lista, salió un par de minutos del local para comprar unos lentes de sol los cuales se veían aptos para su acompañante. Durante aquellos minutos, la chica solamente lograba escuchar las personas a su alrededor, las bebidas siendo sorbidas constantemente, las puertas chirriando en cada momento en el que se abrían, las hamburguesas en el sartén, las patatas friendo lentamente, los empleados gritando el numero de las ordenes, los gritos de niños y los lloriqueos de bebés. En cualquier otra situación, este hubiese sido un ambiente ameno para tener una buena charla con amigos y mofarse un poco de la monotonía, pero obviamente esta escena no era ni cercana a esto. Simplemente el no ver nada era una de las cosas más terribles que (Nombre) se pudo enfrentar durante su vida. Era estresante. Era como no poder dejar tu guarda baja debido a que siempre estaba la posibilidad de un ataque.

Las manos de la chica comenzaron a temblar y su nivel de ansiedad cambio de manera casi instantánea, haciendo que sus ojos cambiaran a un naranja fosforescente. Un nuevo color en esta paleta de colores, pero desgraciadamente este color no significaba nada bueno. Sin más que hacer e intentando dejar de pensar oculto su cara en sus manos en un intento de calmar un poco sus nervios y dejar de escuchar tantas cosas a su alrededor, pero al intentar mantener en silencio su mente, aquellos sonidos fuera de su mente comenzaban a hacerse más fuertes y estridentes.

Ansiedad -- Midoriya Izuku × OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora