No podían rechazar la invitación hacia el castillo de los reyes, aquel castillo que aun estaba siendo construido pero había algunos lugares qué ya estaban hechos. Lugares donde iba a pasar mitad de la noche en aquel lugar.
El rey quería festejar el cumpleaños 23 de su hijo Tom Riddle que las personas más importantes del pueblo habían sido invitadas.
Todos se reunían en el salón de fiestas que era grande, bebían, bailaban al compás pero también hablaban sobre muchos temas diversos que a él no le importaban. Pues estaba demasiado incómodo mirando a algunos chicos de su edad que iban con las mejores ropas pero el llevaba una ridícula sotana blanca. Incluso hasta su padre se había puesto de algún traje de moda entre blanco y negro que no lograba descifrar bien. Pero él tenía que relucir como el maldito hijo del sacerdote.
Escuchaba como el rey hablaba sobre lo importante que su hijo y esposa eran para él, todos los presentes también sostenían una copa entre sus manos.
Y él no, las manos vacías teniendo que llevarlas detrás de su espalda.
Observó al príncipe Tom que lucía un espléndido traje verde con pantalones negros, incluso estaba seguro que lo dorado de su túnica era de hilos de oro porque resplandecían demasiado. El muchacho también tomaba la copa, se veía sonriente por verse como una persona importante. Se veía que amaba la atención de los demás.
—Un brindis por los 23 años de mi hijo —Tom Riddle padre pidió alzando su copa— y por ustedes por estar aquí presente.
Todos alzaron sus copas para poder brindar con el rey, siendo tan lamebotas desde tiempos inmemorables.
Su padre había bebido de la copa de vino junto a su madre que se sostenía del brazo libre de este.
No hablaba mucho de ella porque no solía verle todos los días, su nombre era Narcissa y era tan bella como la flor, de cabello blanco, ojos azules y piel blanca. Podía apostar que era la mujer más bella del lugar, incluso hasta la reina podía quedar corta a su lado. Pero no la conocía lo suficiente porque ella se encargaba más de las concubinas.
Solo la había visto de niño cuando ella lo metió en el mundo del espiritualismo, al cumplir los 11 años pasó al cargo de las manos de su padre como debía ser.
Los músicos comenzaron a tocar sus arpas y violines para que la gente pudiese bailar libremente.
Al ver que sus padres habían avanzado hasta el centro fue que vió la gran oportunidad de salir por la primera puerta que se le cruzó enfrente. Para su buena suerte nadie lo había visto y aquel pasillo era extremadamente largo, pero había una puerta al final.
Salir a las afueras de los jardines hizo que tuviera un gran respiro, no había muchos guardias en ese lado por lo que podría pasar algunos minutos en ese lugar.
De no ser por un entrometido qué no se le despegaba desde hace unos días:
—La fiesta se celebra adentro, no puedes estar afuera.
Necesitaba mucha paciencia que en otras ocasiones. Miró al cielo oscuro de aquella noche pidiendo ayuda a sus dioses.
—No eres nadie para decirme que hacer, si yo quiero estar aquí afuera me voy a quedar aquí afuera —dijo de mala gana, cruzando los brazos y mirándole retante.
—Soy tu guardia personal desde hace días.
—Que bien que me lo recuerdas porque pensé que eras un maldito bicho pegado —pasó por su lado para que lo dejara en paz.
Pero Harry le siguió el paso detrás suyo.
—¿Que haces afuera? Las fiestas que el rey ofrece son geniales, digo solo las veo de lejos pero...
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El camino al paraíso; [ Harco ]
FanfictionEl pueblo de Hogwarts siempre se ha caracterizado por ser un reino tranquilo, comerciante y lleno de paz como de magia. Por lo menos habían tenido esa etiqueta hasta que algunos grupos surgieron en los últimos años donde se buscaba el bien y el mal...