• 10; La marca.

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—Solo no salgas de casa —exigió Harry al pie de su ventana.

—¿Como por qué? Tengo cosas que hacer...

—Estaré ocupado todo el día, no voy a poder cuidarte.

—Tengo que ir al templo —dijo molesto, iba a cerrar la ventana pero Harry ya había puesto su brazo de intermedio.

Tomó una bocanada de aire para no verse en la necesidad de cerrarle y lastimarle.

—Dame una explicación adecuada del porque no salir de mi casa y lo haré —cruzó los brazos esperando que esté hablara.

—No puedo hablar de esto...

—Entonces vete —tomó otra vez de la ventana para cerrar.

—Hemos descubierto que los caballeros de Walpurgis en verdad son mortifagos —dijo tan rápido sin respirar que le sorprendió.

Mortifagos, Draco se relamió los labios nervioso por aquella confesión. Él soltó la ventana y se recargó de la orilla de está.

Miró a sus lados, no había nadie.

—¿Mortifagos en Hogwarts, estás bromeando?

—Uno de ellos llevaba la marca en el antebrazo, Imposible que digan que no es asi cuando tenemos intrusos en el propio pueblo —Harry dijo tratando de calmarse así mismo— tendremos las vigilancia de por medio, han atacado a los agricultores, las cosechas, mataron al guardia personal...estoy muy seguro que están atacando los puntos fuertes del pueblo. Están buscando la manera de hacerlo débil.

—Eso es terrible...se supone que ningún mortifago con la marca puede cruzar del perímetro de seguridad...

—Porqué todos los mortifagos no son parte de Hogwarts, aquel que siga perteneciendo en el reino es el que puede cruzar...tenemos traidores.

—Nos han vendido.

Harry asintió al ver que ya le estaba creyendo, vio en su mirada que se sentía más relajado por qué no lo tomaba de a loco.

Lo dudó por mucho tiempo, observó detrás suyo hacia la puerta porque tenía miedo de que alguien fuese a entrar como para que lo vieran en la ventana con un hombre.

Lo haría solo por Harry.

—Bien, ve a hacer tus cosas de soldado y yo me quedo en casa.

—No salgas para nada, cuando esté libre vendré a verte por la noche. ¿Si? —se iba a acercar para poder robarle un beso pero un ruido en su puerta alertó a ambos.

Le hizo una rápida señal de despedida con la mano antes de cerrar y correr las cortinas.

Dio gracias cuando vio la sombra de Harry que se retiraba.

Una concubina venía entrando con la mirada baja para dejar unas túnicas blancas en la silla de madera que estaba a lado de su puerta, le dió un rápido saludo antes de irse cerrando la puerta detrás suyo. Se suponía que debía de guardar la ropa pero estando presente lo haría cuando no estuviera en su cuarto.

Avanzó hasta la puerta para llegar hasta el pestillo donde le dio vuelta al pedazo de madera que impedía la entrada de alguien.

Rápido volvió hacia la ventana donde apartó una de las cortinas en búsqueda de Harry pero ya no estaba, se había ido apenas se despidió y le dio a entender que se quedaría en casa por el resto del día. Se preguntaba que tanto iba a hacer durante ese día, salir a buscar, tener reuniones, pelearse entre ellos. Los soldados podían a llegar a hacer muchas cosas cuando se salían de control con su magia.

El camino al paraíso;  [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora