• 16; Tan malo para él.

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—El general Rossiĕl tiene mucha suerte al haberle ayudado a retomar la cordura y liberarlo de aquella maldición —alardeaba Lucius con unos sacerdotistas que lo miraban con mucha ilusión— me costó mucho trabajo pero lo he salvado. Pudo volver a casa y a su trabajo.

—¿Cómo logró hacerlo? Un Imperius es difícil de quitar —preguntó un chico como de 15 años.

—Les enseñaré como para cuándo sean grandes tengan conocimiento de eso —respondió este, fingiendo una maldita sonrisa amable.

—¿Pudo hacer algo con el soldado Potter?

Draco puso atención a eso, solo por eso estaba escuchando a escondidas aquella plática que su padre daba todos los días con los nuevos.

—No, el chico va a morir.

—Pero usted salvó al general Rossiĕl, podría hacer algo —escuchó a una chica hablar— es el mejor.

—El soldado Potter fue atravesado por un artefacto maldito y eso afecta al alma, no se puede hacer nada en ese caso. Les pedí una disculpa a los Potter antes de retirarme. Ahora solo tendremos que orar por su alma. ¿Desean que recemos ahora?

Draco se alejó de aquella puerta para correr hacia su cuarto que estaba demasiado cercano en el pasillo.

Apenas entró en este y azotó la puerta sin importarle nada.

Caminó de un lado a otro sintiendo como la sangre le recorría por todo el cuerpo, su corazón latía con tanta fuerza y mordisqueaba con fuerza su dedo pulgar.

Harry estaba muriendo.

No es mi culpa, él se metió donde no debía. Trató de tranquilizarse sentándose al pie de su cama para poder estar mejor pero su vista fue hacia la ventana medio abierta recordando las tantas veces que Harry había llegado a aquel lugar y él tenía que correrlo.

Si Harry moría iba a ser por su culpa, y volvería a perder el sentido de la vida.

Juntó sus manos dispuesto a rezar para que su mente se encontrara libre de pecado. No pudo rezar porque se quedó mirando el anillo de oro que el ojiverde le había regalado el día de su cumpleaños, aquél qué este mismo había hecho especialmente para él. No había otro igual a ese.

Inconscientemente besó aquel anillo para recordar los labios del pelinegro, sus manos y la forma en que le demostraba su cariño.

No, no podía dejar las cosas así.

Él se puso de pie tomando su túnica para ponersela, ignorando la enorme molestia en su brazo que aun se encontraba lastimado. Seguido, tomó una mochila de manta echándola sobre sus hombros, iba a hacer lo posible para ayudarlo.

.

La puerta de la casa de los Potter fue abierta después de que estuviera tocando como loco enfrente de ella.

Quién lo recibió fue Lily Potter, quién se sorprendió al verlo enfrente de la puerta de su casa cuando se supone su padre ya había ido la noche pasada para ver a su hijo. Podía notarse su cansancio y tristeza en sus ojos que estaban hinchados de tanto llanto.

Él tragó saliva queriendo seguir en aquella postura, mirando por encima de ella pudo ver a James Potter que le miraba expectante, también a Black y Lupin que solo mantenían sus brazos cruzados esperando que dijera algo. Todos se veían terriblemente mal que temió que estuviera pasando algo muy malo sin haber llegado a tiempo.

—Vengo a ayudar a Harry...—dijo después de varios segundos en silencio.

Lily se limpió sus lágrimas con un pañuelo blanco que ella tenía, en verdad lucía mal.

El camino al paraíso;  [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora