• 17; Cuando nadie ve.

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Harry había despertado tres días después de haber sido salvado por quién más lo esperaba.

Y Draco acudió a casa de los Potter para poder visitarlo siendo bien recibido pero con un tremendo dolor de mejilla que no podía ocultar, pues claramente se podía notar lo rojiza que estaba está, su pálida piel no servía de camuflaje tampoco.

¿Quién se había atrevido a pegarle? Bueno, la respuesta era fácil.

—¿Es cierto? —preguntaba Lucius mirando fijamente a su hijo.

No sabía que responder pero sabia de que estaba hablando, la gente había comenzado a hablar como chismosa asi que no había sido su culpa.

Tampoco lo iba a negar porque se sentía aliviado cuando escuchó por palabras de otros que Harry estaba fuera de peligro y ahora se estaba recuperando tranquilamente en casa.

Pero a Lucius le molestaba que lo haya opacado.

¿Cómo lo hiciste? —dijo el mayor con mucha molestia expresada en el rostro.

No lo sé...

¿Cómo no vas a saberlo?

Use muchas cosas que tenía en mi alcance, tarde muchas horas en encontrar una buena cura...

¡Mentiroso! —el mayor alzó el brazo dispuesto a pegarle— ¡Se trata sobre maldición, sobre magia negra!

El apretó sus puños para no tener la necesidad de querer atacarlo en ese momento, cada día mas pensaba cómo poder deshacerse de este pero el maldito sentimentalismo de que era su padre le obligaba a echarse para atrás.

Pero Lucius no estaba cooperando en nada, nunca lo había hecho.

¡Responde, maldición! —le tomó de los hombros para agitarlo con brusquedad— ¿¡Sabes sobre magia negra!?

Draco desvió la mirada notando que su madre estaba parada en el marco de la puerta sin hacer nada. En su mirada podía verse el disgusto.

Ella en lugar de hacer algo simplemente negó con la cabeza y se retiró.

¡El maldito pueblo ahora me cree un incompetente por tu culpa! ¡Te están alabando a ti en lugar de mi!

Eso era lo que querías, que el pueblo me quisiera, a su futuro sacerdote.

¡Respóndeme Draco! —le apretó de sus hombros haciéndole quejarse.

Aún no se recuperaba del todo de aquella herida que había recibido en su enfrentamiento con Harry. Pues apenas iba cerrando.

En su intento de querer alejarlo para que dejara de seguir haciéndole daño, recibió una fuerte bofetada que le hizo voltear el rostro y sentir como su oído se bloqueaba por algunos segundos por lo fuerte que había sido aquel golpe.

Incluso le rompió el interior de su labio inferior haciéndole sangrar, y algo que odiaba, era sangrar.

Mantente detrás de mi, Draco. No me hagas quedar en vergüenza una vez más.

Amenazó volviendo a alzar la mano como advertencia de que no toleraría volver a quedar como una burla por su propio hijo.

Contéstame —dijo apretando los dientes.

No tuvo otro remedio.

No volveré a ayudar a nadie...— y no era una mentira, era la verdad.

El camino al paraíso;  [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora