El camino al paraíso; [ Harco ]

• 25; Deseo de sangre.

Harry sentía que todo el cuerpo le dolía pero no podía quitar la vista del chico que se encontraba a escasos metros de él. Sentía un gran coraje estar recorriendo sus venas en ese mismo instante que no podía seguir soportandolo.

Lo escuchaba gritar e incluso suplicar mientras Bellatrix seguía usando una maldición imperdonable contra él, y Riddle miraba sentado desde una roca.

A lado suyo se encontraban dos mortifagos con máscara que hasta el momento no habían hecho nada al igual que los otros cuatro que estaban alrededor de ellos, mirando con mucha diversión como es qué el hijo de los Malfoy estaba siendo torturado por traición después de haberle metido una golpiza que lo dejó desmayado. Tanta era el deseo de verlo sufrir que lo obligaron a retomar la conciencia para seguir siendo torturado por Bellatrix.

Y estaba sintiendo mucho miedo, demasiado. Bien sabía las consecuencias que se tenía al aplicar el cruciatus en un tiempo prolongado contra una persona: la locura.

Cerró los ojos al escuchar los gritos de su pareja, no podía seguir soportando ver cómo se retorcía llorando, suplicando piedad. O peor, pidiendo que lo asesinaran para ahorrar todo eso.

Pero no serían buenos al cumplir su petición, lo harían sufrir porqué según ellos “se lo merecía”.

Lo que si había escuchado es que Hogwarts había quedado bastante débil, el rey muerto, con mortifagos haciéndose de los pocos sobrevivientes pero por más que tratara de pensar en sus cercanos, ahora solo su mente estaba en Draco.

—Suficiente, Bellatrix —Tom se puso de pie.

En la mirada de la mujer pudo verse la decepción por ser interrumpida pero no tenía mas opción acatarse a las órdenes de su líder.

Por eso terminó alejada de todos, mirando como una maldita arpía en busca de su presa.

Tom se puso de cuclillas a lado de Draco que miraba directamente encima suyo, sudaba y su respiración era muy entrecortada haciéndole temer que le faltará el aire adecuado.

Quiso gritarle cuando vio que ponía sus manos encima de lo que le pertenecía pero no podía por el hechizo que le impedía hablar.

—¿Creíste que te perdonaría algo así, Draco? No, no, estabas muy equivocado...vaya decepción haber tenido que ver qué mi más fiel ayudante, me daba la espalda —le tomó de sus mejillas con fuerza para que lo mirara— ahora mírate. ¿Sirvió la pena haber abandonado todo? ¿Por ese? Aunque estás perdiendo la visión y tus latidos son lentos...muy lentos—aún sin soltarle hizo que girara su cabeza hacia la dirección donde Harry estaba.

Aquel par de ojos grises habían cobrado cierta vida al verlo pero notó como volvía a lagrimear por haberlo llevado a la muerte.

Negó, quería hacerle entender pero Tom alejó aquella mirada de él.

—No serás parte del futuro que habíamos planeado todos, decidiste morir como un vil cobarde y un niño necesitado de atención —Tom le soltó pero sus manos habían bajado por su pecho para poder ver las marcas rojizas que estaban sobre la piel de su cuello— aunque bueno, no eres un niño después de todo.

La mirada de Tom no le dió miedo cuando esté busco la suya, estaba jurando hacerlo retorcerse de dolor mientras apretaba sus puños por detrás de la espalda.

No le iba a perdonar la maldita vida a ninguno de esos malditos cabrones que estaban ahí parados. 

—Eras una parte esencial pero estoy seguro que podré reemplazarte —se puso de pie dando algunos pasos hacia atrás. Pasó sus manos por detrás de su espalda luciendo la persona más calmada del mundo— Draco necesita un poco de más crucios. —su destellante mirado fue hacia Bellatrix pero también hacia los otros cuatro que no hacían nada— ¿Que esperan? Todos deben hacer algo.