En los siguientes dos días mi madre no salió de su cuarto. Yo me dediqué a arreglar los desastres del día anterior. Con el almacenero fue fácil: bastó con pagarle todo lo que se jabí roto. Al chico tuve que buscarlo un poco, por fin averigüe donde vivía y hablé con él. Le explique lo que estaba pasando en mi familia, lo de mi viejo, la presión que tenía mi madre. Por suerte es un chico inteligente y me entendió. Cuando me pareció que había pasado un tiempo prudencial, entré en el cuarto de mi madre para hablar. Estaba acostada.
-¿Mamá? ¿Estás despierta?
-Sí.
-¿Estás bien?
-Estoy tan avergonzada... no lo puedo creer... nunca hice algo así
-No importa... no pienses en eso...
-Es que los vecinos...
-Ya hablé con todos y supieron entender.
-¿Y vos?
-¿Y yo qué?
-Los vecinos no me importan, Damián. Con la que más avergonzada estoy es con vos...
-No digas pavadas...
-Es la verdad. Tendría que ayudarte a vos y a tu hermano, y en vez de hacerlo me comporto como una loca...
-No...
-Sí, me comporté como una loca, no lo niegues.
-La verdad, sí.¿Y qué? Yo también me mandé mis locuras últimamente.
-Cierto. Tu traje de hombre araña.
-Pantera Rosa.
-Sí. ¿Lo seguís usando?
-No hablemos de eso. Lo que quiero sabes es cómo estás vos.
-He estado mejor.
-Quiero que salgas adelante.
-Yo también.
-Repito: quiero que salgas adelante. Te lo ordeño como hijo.
-Ya sé Damián... pero entenderme... yo estoy con tu padre desde los diecisiete años.
-Y yo desde que nací. ¿Lo vas a intentar?
-Sí.
-¿Vas a salir de la cama?
-¿Ahora?
-En algún momento al menos.
-Bueno, pero ahora quisiera dormir un poco.
-Estás bien, te dejo que descanses.
-Damián...
-¿Qué?
-Te quiero
-Yo también mamá.
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En la Línea Recta
Teen Fiction¿Las cosas pasan sin sentido, sin tener que ver una con la otra? ¿La vida es una sucesión de puntos sueltos? ¿O esos puntos sueltos forman una línea? ¿O existe una extraña línea recta que une a mi padre con la música, con el Kung Fu, con el trencito...