CAPÍTULO XXXVII

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Apenas llegué a km casa me puse a bajar música de Internet. Primero, cuatro de mis discos favoritos: Ok Computer de Radiohead, Doolittle de Pixies, Dummy de Portishead, Wish You Were Here de Pink Floyd. ¡Qué placer! ¡Cuántas canciones geniales! Y después los tes mejores discos del rock nacional: Artaud de Pescado Rabioso, La Biblia de Vox Dei, Seru Giran de Seru Giran. Un poco de Cerati, nunca puede faltar, con Amor Amarillo. Después, me puse a escuchar el discos de Los Leales que me regalaron. ¡Estaba muy bueno! Nunca creí que pudiera gustarme un disco de cumbia, pero me equivocaba. Algunos temas eran hermosos, como "Una calle nos separa" o "Vuelve mi amor". De postre, algunos grupos y solistas nuevos: Joanna Newson (me aburrió un poco), Ok Go! (divertido, y "Here It Goes Again" es uno de los mejores vídeos que vi en mi vida), Sufjan Stevens (increíble), Kaiser Chef (muy bueno). Tango también, por qué no, ya era horade investigar por eso horizontes: bajé un poco de Piazolla y de Mederos. Como cierre, la gran reconciliación: Lennon y los cuatro fantásticos. Escuché, disfrutando profundamente cada nota, el Álbum Blanco. Y, no hay caso, es el mejor disco de la historia del rock. Cuando el sol salió, mi cabeza estalla de la panzada musical que me había dado. Con los auriculares puestos, me fui durmiendo al ritmo de "Sunday Morning" de The Velvet Underground. Aunque no era domingo, no se me ocurrió banda de sonido más apropiada para la ocasión.

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