Capítulo 11

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(Liam)

Fui al buffete, apenas hablé con Niall, no estaba de humor esa mañana. No paraba de darle vueltas a todas las preguntas que tenía que hacerle a Julie y que necesitaban una respuesta inmediata.... pensando y pensando me dieron las 10.

-Liam, Julie ha venido a verte, dice que había quedado contigo. -Dijo Niall

-Sí, déjala pasar. - Me levanté de la silla y me arreglé la chaqueta. 

-Hola, Liam -se acercó a mí para darme un beso al que yo no correspondí. 

-Siéntate, por favor. -le señalé la silla mientras yo me sentaba en la de enfrente. -Necesito respuestas.

-¿Respuestas? ¿A qué? - dijo ella confusa.

-Ayer discutí con mi hija, entre otras cosas, por ti.

-Ogg.. Liam de verdad, esto de que hayas criado tú solo a esa nilña la ha convertido en una mimada, no soporta que tú y yo estemos juntos.

-No es una niña mimada.

-¡Pero si está celosa porque tú y yo estamos juntos!

-Yo también he pensado en esa posibilidad...anoche me dijo que tú no me querías.

-¿¡Qué?! ¿¡Pero quién se ha creído que es esa niñata para decir eso?! -dijo enfadada.

-NI SE TE OCURRA DECIR NADA MALO DE MI HIJA - Grité levantándome de la silla y apuntándola con el dedo. Me aparté de la mesa y caminé unos cuantos pasos.

-Lo- lo siento, Liam. Pero... es que ha sido muy difícil todo esto para mí. - dijo tapándose la cara mientras lloraba o por lo menos hacía como que lloraba.

-Ey... - dije agachándome a su altura - Tranquila, siento haberte gritado - la abracé.

-Es que... he estado muchos años deseando que este momento llegara, que al fin pudiésemos estar juntos y ahora... tu hija no me acepta.

-Claro que te acepta, es solo que le resulta un poco raro tener que compartir a su padre.

-No, ella me lo dijo el otro día. No me quiere ver contigo, quiere separarnos.

-No lo creo, Julie, serán imaginaciones tuyas.

-No, Liam, es Diana quien se las inventa creyendo que te voy a separar de ella.

-Bueno, no te preocupes, yo hablaré con ella.

-Gracias,Liam. -Se acercó a mí para besarme pero yo la esquivé.

-Antes... tienes que prometerme una cosa.

-Dime

-Que nunca, y repito nunca, te vas a entrometer en temas entre mi hija y yo.

-Nunca me he metido en temas entre vosotros.

-Le contaste que nos acostamos.

-Pero era para ayudarte, sabía que no ibas a ser capaz de contárselo.

-Ya... en fin, antes de creerme incapaz, déjame actuar, ¿de acuerdo?

-De acuerdo - asintió como una niña pequeña y la abracé.

Quería haberle dicho muchas más cosas de las que le he dicho, pero me resulta imposible enfadarme con ella, sé que no tiene maldad... creo que estoy demasiado enamorado.

(Diana)

Iba por el pasillo, sola, sonámbula, apenas había dormido dos horas esta noche. Por si estaba poco enfadada con mi padre anoche, cuado echó a Theo se me fueron todas las ganas de dirigirle la mirada.

-¡Ay! - dije al chocar contra alguien. Todos los libros que llevaba en las manos se me cayeron al suelo.

-Ay, lo siento. No te he visto. -Miré para arriba y vi que era Christie, mi tutora.

-No te preocupes, era yo que iba distraída. -Cuando recogí mis libros, me levanté y Christie me miró.

-¿Te encuentras bien? Tienes mala cara- dijo poniendo su mano en mi mejilla.

-Sí, es que... he dormido un poco mal esta noche. -dije escusándome.

-¿En casa todo bien? - me dijo ella, creo que es demasiado lista.

-Sí, todo genial. -dije intentando aparentar que era verdad. - Bueno, tengo que irme. Adiós.

-Adiós Diana.

Cada una seguimos por nuestro camino, a lo lejos pude ver a Theo.

-Hey, ¿qué tal pasaste la noche? - dijo Theo acercándose a mí.

-Mal - respondí sin parar de caminar - Apenas conseguí dormir dos horas.

-¿No has vuelto a hablar con tu padre?

-No, ni creo que lo haga de momento.

-Pues deberías hacerlo.

-¿Para qué? ¿Para que me grite igual que ayer? - Dije parándome delante de él. -Paso - continué caminando.

-Diana, espera. - Me paró tomándome del brazo. - Escucha, sé que está fatal lo que ha hecho tu padre, que ha desconfiado de ti, te ha engañado y te ha chillado pero, ¿has pensado en que él es tan víctima como tú o más?

-No... no he pensado en eso...

-Además, tú tampoco te quedaste corta con lo que le dijiste de tu madre.

-Ya, después me arrepentí...

-Deberías hablar con tu padre, estoy seguro de que él lo está pasando tan mal como tú. - Hubo un silencio entre nosotros y me lancé a sus brazos.

-No me faltes nunca - él me abrazó.

-No, lo haré, te lo prometo. -respondió acariciando mi pelo.

Cuando las clases acabaron fui a casa y, esta vez, nadie me interrumpió por el camino.

-Hola - dije cerrando la puerta de casa, no recibí ninguna respuesta. Vi que del salón salía luz y supuse que mi padre estaría allí, me acerqué y lo vi. Estaba sentado en la mesa del comedor con el ordenador, su cara era totalmente seria. - Ya he llegado -dije con miedo. Él levantó la vista del ordenador y posó su mirada sobre mí.

Cegado por amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora