Capítulo 23

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(Diana)

La profesora, Christie, llegó a clase. Parece que todos me olvidaron y se centraron en atender a la profesora. Durante toda la clase, Christie no dejaba de mirarme, a veces incluso perdía el hilo de lo que estaba diciendo. Nuestras miradas se cruzaron más de una vez pero yo la evitaba, me sentía incómoda. El timbre que nos indicaba el fin de la clase sonó, todos nos levantamos rápidamente, recogiendo nuestras cosas. Theo y yo nos disponíamos a salir cuando Christie me llamó.

-¡Diana! ¿Podemos hablar? - me dijo.

-Sí... supongo... - respondí dudosa - Ve saliendo tú, no tardaré. -Le dije a Theo. Él asintió y me dio un corto beso para luego, salir y dejarnos a Christie y a mí solas.

-Siéntate, por favor - me dijo Christie señalando una de las mesas que estaban justo en frente de la mesa del profesor. -¿Cómo estás? - dijo de repente.

-Bien... ¿por qué?

-Te he visto en clase y no tenías buena cara. Has adelgazado mucho...

-Lo sé...

-¿Has dejado de comer? ¿Tu padre lo sabe? Diana, no deberías...

-Un momento -dije interrumpiéndola. Al levantar mis manos, Christie vio la venda de mi muñeca. -¿Quién... - no me dejó acabar la frase.

-¿Qué te ha pasado? - dijo levántandose de su silla y acercándose a mí.

-Nada - respondí rápidamente escondiendo mi mano. - Tengo que irme Christie, ya llego tarde a mi siguiente clase - dije cogiendo mi mochila y mi carpeta y saliendo del aula sin esperar una despedida por parte de Christie.

(Liam)

-Por favor... no se lo pediría si no fuese urgente, necesito que me deje volver antes de lo previsto. -le rogé a mi jefe.

-No, Liam, te necesito aquí. Solo son dos semanas, pronto podrás volver.

-Pero... - mi teléfono me interrumpió. -Disculpe -le dije.

-No tengo nada que disculpar, tengo cosas que hacer - dijo saliendo del despacho. Yo suspiré.

-¿Sí? -dije respondiendo al teléfono.

-Hola, soy Christie.

-¿Christie? -pregunté confuso.

-La profesora de tu hija, Diana.

-Aaahh, Christie, ya lo recuerdo. ¿Ha ocurrido algo? -Pregunté. No era muy normal recibir una llamada suya y la última vez que recibí una llamada del instituto no fue para dar una noticia agradable.

-No, no. No te preocupes, todo está bien pero... he hablado con Diana, hoy en clase la he visto un tanto...distraída, no tenía buena cara y, la verdad, me ha preocupado un poco.

-¿Por qué? ¿Te ha dicho algo?

-No, pero... He visto que tenía una venda alrededor de una de sus muñecas y, no quiere decir nada, pero lo primero que se me ha pasado por la cabeza es... bueno nada, seguro que son imaginaciones mías.

-No, dímelo, si le pasa algo a mi hija me gustaría saberlo.

-Me gustaría más hablar de este tema en persona.

-A mí también, pero desgraciadamente no estoy en la ciudad así que tendrás que contaármelo ahora.

-No es la primera vez que veo a una chica con unos cortes en la muñeca y...

-Espera, ¿cortes? ¿Cómo que cortes?

-Liam, la venda que Diana lleva en la muñeca oculta unos cortes que ella se habrá provocado por algún motivo que desconozco. ¿Tú sabes algo?

-N-no... me... me has dejado atónito. No sabía nada.

-Espero no haber metido la pata pero sentí la necesidad de hablarlo contigo, a mí me hubiese gustado que lo hubiesen hecho cuando...bueno, cuando me cortaba.

-¿Tú...?

-Sí, pero bueno, no estamos hablando de mí ahora. La que me preocupa es tu hija y me preocupa de verdad, es una chica llena de vitalidad y lleva un tiempo... apagada. Ha adelgazado mucho y lo de los cortes da que pensar. 

-Muchas gracias por llamarme, Christie. Intentaré hablar con mi hija lo antes posible y volveré en cuanto pueda. Espero que me mantengas al corriente si vuelves a saber algo o ves algo raro en el instituto, sinceramente no creo que Theo me cuente nada si le pasa algo. 

-Lo haré, no te preocupes. 

-Gracias 

-No las des. Adiós Liam

-Adiós -colgamos.

¿Cortes? ¿Delgadez? ¿Golpes? ¿Qué le está pasando a Diana? Y lo peor, ¿por qué Niall no me cuenta nada? Me estoy perdiendo demasiadas cosas, tengo que volver lo antes posible. Comencé a recoger todas las cosas que tenía colocadas sobre la mesa de mi despacho, la iba metiendo en una caja.

-¿Se pude saber por qué recoge, señor Payne? -dijo mi jefe que me vio meter todas las cosas en una caja.

-Porque me voy. -contesté firme

-Creo que ya hemos hablado de ese tema, no pu...

-¡Me da igual lo que usted me diga, si me va a despedir por esto, hágalo, pero no pienso quedarme en Escocia cuando mi hija me necesita en Inglaterra! -le dije exaltado. La mezcla de tensión y preocupación acumulados en mi interior no dan buenos resultados. Tras meterlo todo en la caja, la agarré, cogí mi abrigo y mi maletín y salí del despacho.

-¡Señor Payne! ¡Si sale por esa puerta tendré que prescindir de sus servicios en esta empresa! -me amenazó mi jefe. Temía perder mi trabajo, pero más temía perder a mi hija. Sin pensármelo, salí del despacho cerrando la puerta con un portazo.

Cegado por amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora