Capítulo 5

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(Diana)

Abrí los ojos, ¿cuánto tiempo llevaba dormida? Miré el reloj que estaba colocado encima de mi mesa de escritorio, marcaba las 10:30. Decidí bajar a tomarme un vaso de leche para luego acostarme.Cuando bajé, vi que mi padre y Julie no estaban ya en el comedor, los busqué por la casa hasta que los vi sentados en el sofá, uno en frente de otro, parece ser que estaban teniendo una conversación seria. Sé que no está bien ser cotilla pero no pude resistirme, me oculté contra la pared para que no me vieran y así escuchar la conversación pero no conseguía entender nada, solo oía susurros. Hubo un momento en el que el silencio llenó la habitación, ¿silencio? ¿Por qué? Me asomé un poco para ver qué estaba pasando y... entonces lo entendí todo, ¡Julie y mi padre se estaban besando! Salí del todo de mi escondite y, entonces, mi padre abrió los ojos de par en par y se separó de ella.

-Diana... - balbuceó mi padre.

-¿Qué?- dio Julie. Se dio la vuelta y vio que yo estaba boquiabierta delante de la puerta. - Oh, em... ¿debería irme?

-No, espera, voy a hablar con ella. - dijo mi padre. Se acercó a mí - Vamos a la cocina. Los dos nos dirigimos a la cocina. - Em... bueno... no sé por donde empezar... - al ver que estaba teniendo dificultades para expresarse, decidí ayudarle un poquito así que, le abracé. Él aceptó mi abrazo.

-No tienes que explicarme nada - dije dándole un beso en la mejilla.

-Gracias - me susurró él.

Cogí mi vaso de leche y volví a mi habitación pero en el camino, me topé con Julie.

-Vete acostumbrando a ese tipo de imágenes- me dijo ella con una mirada desafiante. Yo sin responderle, continué mi camino. ¿A qué habrá venido eso?

(Liam)

Tras la corta pero reconfortante conversación con Diana, salí de la cocina para volver a encontrarme con Julie.

-¿Ya has hablado con tu hija?- dijo ella acercándose peligrosamente a mí.

-Sí, bueno, hablar hemos hablado poco pero lo hemos aclarado todo.

-Genial, entonces- me respondió mientras me comenzaba un nuevo beso en el que nuestras lenguas entraron en contacto. - Mañana por la mañana paso a buscarte, ¿ok?

-¿Mañana por la mañana?  Pero yo trabajo, no puedo.

-Bueno, pues en vez de quedar como pareja quedaremos como abogado-cliente.

-¿Somos pareja?

-¿Lo dudabas? Liam, quiero recuperar contigo todo el tiempo perdido y ahora tengo la oportunidad, tenemos la oportunidad- porque tú sientes lo mismo, ¿Verdad?

-Verdad - la besé de nuevo.

-Pues mañana por la mañana vendré a buscarte. Chao - me dio un corto beso de despedida y se fue. 

Menudo día...

-Tengo... ¿novia? - dije para mi mismo pero en voz alta.

Decidí terminar este extraño pero a la vez gran día, subí a mi habitación y me metí en la cama.

A LA MAÑANA SIGUIENTE

El sonido de mi despertador retumbó por toda mi habitación, lo apagué y me quedé un rato bocarriba. Me di cuenta de que era la primera vez en 16 años que no había tenido una pesadilla con la muerte de Irene y todo porque mi corazón está ocupado de nuevo. Me levanté de la cama y me asomé a la habitación de Diana, no estaba en la cama. Bajé abajo y escuché los sollozos de alguien, evidentemente sería Diana ya que no había nadie más en la casa.

-¡Diana! Cariño, ¿qué te pasa? - dije preocupado acercándome a ella que estaba sentada en el sofá con la cabeza entre sus manos.

-Me duele muchísimo la cabeza... me he tenido que sentar porque se me ha empezado a nublar la vista. -me respondió entre sollozos.

-Vámonos al hospital. -dije inmediatamente.

-¿Qué?¿Para qué vamos a ir al hospital?

-Porque puede ser consecuencia del golpe que te diste ayer en la cabeza y puede ser grave y, sinceramente, no me voy a quedar aquí sentado esperando.

Los dos subimos a nuestras respectivas habitaciones para cambiarnos y, en cuanto estuvimos, pusimos rumbo a urgencias. Estuvimos esperando mucho tiempo en la sala de espera, el dolor de cabeza de Diana no se calamaba y yo cada vez me ponía más nervioso porque nadie nos atendía.

-Ya queda menos, pequeña, pronto nos atenderán. Tranquila... -la abracé por la espalda y besé su sien para intentar tranquilizarla.

-Diana Payne - dijo una enfermera saliendo de la zona de consultas.

-Aqui - respondí yo por ella. - Vamos, pequeña.- le dije a Diana ayudándola.

Entramos en la sala que nos había indicado la enfermera y Diana se tumbó en la camilla. La pobre tenía muy mala cara, ese dolor la estaba matando y a mí también el verla así. Tras unos minutos, entró un médico en la consulta.

-Hola, siento que hayan tenido que esperar tanto tiempo. - se disculpó el doctor.

-No se preocupe - dije

-De acuerdo... ¿cuál es el problema?

-Le duele mucho la cabeza y antes se la ha nublado la vista. Creo que es consecuencia de un golpe que se dio ayer en la cabeza al caerse.

-Está bien veamos. - comenzó a examinarla. - Bien, no creo que tenga nada pero te vas a quedar aquí hasta que se te pase y veamos si verdaderamente no tienes nada. -le dijo a Diana.

Le pusieron una vía, le dieron medicamentos y, al rato, Diana se quedó dormida... y yo también. La preocupación me había dejado totalmente agotado.

...

Mi sueño fue interrumpido por el ruido de mi teléfono, lo cogí sin ver ni siquiera quién llamaba.

-¿Sí?- respondí.

Cegado por amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora