famous luv; kth

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Buscaba entre mi armario una ropa adecuada para ir a visitar a los chicos. Algo simple pero a la vez atrayente... ¿Qué podrá ser?
Finalmente me decidí con una blusa de color crema con unos jeans más o menos grandes acompañados de unas hermosas zapatillas negras. Claro, que no se me olvide la gran campera que me voy a poner encima por el clima -y bufanda, ajá-. También me decidí por un bolso para llevar cosas adicionales, como el celular y algunas prevenciones higiénicas.

Para el lado del maquillaje, me puse un poco de sombra al natural y me arreglé un poco las cejas. No quiero verme como una 'payasa' al frente de los chicos, no.

¿Peinado? Me até el pelo un poco alto con algunos mechones al lado de mi rostro, y resalté mi flequillo.

¡Listo!

Al salir, el viento pegó nuevamente mi rostro acompañado de esa helada brisa. Me acomodé mi bufanda colocándolo más cerca de mi nariz y caminé hasta la esquina a la espera de un taxi.
No le di la ubicación exacta, de hecho le dije que me deje al frente de una cafetería cercana al departamento de BigHit.
El lugar era moderno y tenía mucho olor y a quemado, de seguro son las riquísimas tostadas que hacen.

Tomé asiento en una gran mesa que se ubicaba al fondo del bar y vi el menú de desayuno, esperando a que alguien me atendiera.
Giré mi cabeza al costado y admiré el tránsito de las calles. Este lugar era muy asistido por muchos turistas extranjeros y coreanos que buscan tener un buen lugar de vivienda, también una en la que esté muy poblada, al parecer.

– Hola, señorita. ¿Ya se decidió?– me atendió una chica con mucho maquillaje y el pelo recogido en un rodete alto.

– Sí. Deme un café con tostados de jamón y queso, por favor.

– Hay un combo de desayuno para eso, le acompaña un vaso de jugo de naranja. ¿Le gustaría?

– No, así estoy bien. Gracias– la chica asintió y se alejó, viendo unos tacos carísimos en sus pies, haciendo un ruido en cada paso que daba.

Le di un vistazo a todo el lugar. Al acostumbrarse al olor de tostadas y café ya no se siente esa esencia, pero sí una leve fragancia de lavanda y vainilla. Una deliciosa combinación para mis fosas nasales.

Ya estando satisfecha por el reciente desayuno, tomé camino hacia el departamento. No tardaría más de diez minutos en llegar.

Al aproximarme hacia la puerta de vidrio, un guardia que custodiaba el lugar me preguntó quién era. Le dije mi identidad y me identificó al instante.
Subí el ascensor al piso tres, si más bien no me acuerdo.
Cuando la puerta de ésta se abrió, salí y lo primero que vi fue dos lugares de destino: a la derecha se veía en el fondo un ventanal que daba a Seúl, y por la izquierda un lugar con la puerta abiera. Allí podía visualizar botellas de agua y abrigos tirados en el suelo. Es allí.

Me aproximé con cuidado en el marco de la puerta para que no me pudieran ver. Y los vi. Estaban totalmente cambiados de estilo: Namjoon tenía el cabello rubio claro, casi blanco, Taehyung celeste, Jimin rubio degradando al naranja en las puntas, Suga un poco de violeta... Estaban hermosos.
Vi que formaban una ronda en donde discutían los pasos para cada parte, al parecer. Lo noté porque Hoseok era quien más expresiones corporales hacía, corrigiéndoles a los demás.

– ¡Chicos!– brinqué al interior expresando toda mi alegría en ese grito con los brazos abiertos, llamando la atención de los susdichos.

– ¡Mar!– gritaron todos a la vez y corrieron a abrazarme.

– ¿Qué haces aquí?– preguntó entre risas Hoseok, los demás hacían lo mismo.

– Antes de responderles todas las dudas que tienen, muéstrenme lo que tienen hasta ahora.

Los chicos se ubicaron en sus posiciones correspondientes y esperaron a que el audio de la música en los parlantes comenzara, todos de espalda.
Jimin se giró a verme y ladeó la cabeza apuntando al parlante.

Ohh...

Puse la música y rápidamente me senté en el suelo, apreciando a cada uno.

Y empezó.

Bailaban bastante bien, me fijé en cada paso que hacían. La música ya la había escuchado, me la enseñaron cuando la habían terminado.

Se detuvieron al inicio del coro.

– De hecho ya tenemos toda la coreografía, pero discutimos qué podemos hacen en este momento– inquirió Jin.

– Mmm. Quiero ayudar. Muéstrenme ese momento otra vez– los demás asintieron y se ubicaron en el medio de la sala, esperando de nuevo mi ayuda con el equipo de música.

Se detuvieron al mismo segundo.

– Les falta sólo un paso de tres segundos del segundo "oh, my, my, my". Esto es fácil, hacen esto– hice un movimiento cualquiera tocando mi torso de arriba para abajo, de manera graciosa.

Todos me miraron con los ojos abiertos.

– ¿Qué?– fruncí el ceño.

– ¡Es perfecto!– agregó Hoseok contento.

¡Un baile inventado por mí sería un paso para una coreografía importantisíma de un grupo universal!
Para colmo la pusieron dos veces.

Estoy que me desmayo.

[en el coro lo hacen dos veces]

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¡Feliz Pascua, lectores!