famous luv; kth

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Los meses pasan volando cuando menos te lo esperas, y cada vez faltaba menos para el 5th Muster de los chicos, porque, sí, hace unas cuantas semanas cumplieron 6 años desde su debut, y claro que estuve allí. Sé que se estuvieron esforzando demasiado para darle el mejor lado de ellos a Army. De hecho, ya podía contarlos con los dedos de mi mano.
Yo, por mi parte, me fui por una semana en mi casa de Daegu para visitar a mi papá, ya que mi abuela no podía dejar todo a cargo de un nieto suyo. Por lo que me tendría que hacer cargo por una semana de mi casa en el campo mientras papá trabaja. Y sí, vería el Muster desde casa, lamentablemente. Pero todo para ayudar a mi padre, que dia y noche se la pasa trabajando el pobre.

Estaba cocinando una de sus favoritas, un puchero riquísimo, una de mis especialidades por su fortuna.

– Cuéntame cómo la estás pasando allá– añadió el viejo, comiendo de su plato.

– La verdad no me quejo, la casa es increíble y los subs me apoyan. Además hice una nueva amiga– le sonreí como bebé.

– Hablaba de los muchachos, pero me alegro por ti– lanza una carcajada.

– Sí, bueno, me hice muy cercana a ellos. Son muy distintos a como son en cámara. No digo que sean más serios o callados, lo contrario; son muy... especiales– solté riendo.

– ¿Y cuándo es el evento este... emm...

– Muster– niego con la cabeza– es mañana. ¿Lo verás conmigo, cierto?

Sólo lo veo asentir y baja a ver su plato nuevamente.

– ¿Qué pasa, papá?– me animé a preguntar– Tu plato está vacío. ¿Quieres más?

– No creo poder vivir tanto tiempo con tu abuela, hija– elevo las cejas y él prosigue– Tú sabes que la siesta es el tiempo más sagrado de tu padre, pero ella ronca de una forma que hace que la casa tiemble.

Río ante su exagerado comentario. Lo amo.

Y bueno, hablamos de todo un poco; mi vida y economía allá, mis pasatiempos, sobre todo cómo iba la cosa con Gisella. Aún él no sabe que quiere quedarse allí. Tengo ganas de decírselo, pero Gi me dijo que se lo contaría cuando "sea el momento adecuado".

◇

El día del Muster llegó y tan sólo faltaban unos cuantos minutos para que comenzara. Mi padre y yo nos encontrábamos sentados en el sillón; él con sus papas fritas y yo con mi army bomb en mi mano derecha, mientras que con la izquierda le robaba algunas.

Mi papá no les daba la debida atención cuando cantaban, más bien se fijaba en los tres raperos.
Mi papá muy moderno, sí.

Algo que en serio me emotivó demasiado, fue cuando, a la hora de cantar Whailen 52, cuando Jungkook empieza a cantar la coreo, veo a Tae querer llorar, lucha por no romperse al drente de army moviendo la lengua para que las lágrimas no salgan. Eso me puso a llorar a mí.
Y un breve descanso después de eso.

Yo hice varios amigos en el staff pero hasta ahí. Es decir, sólo hablamos en el trabajo, peor decidí hablarle porque ella estaba allí y quería preguntarte que qué onda, que cómo estaba Taehyung.
Ella me dijo que lo estaban grabando cuando estaban ingresando a los camarinos, él dijo que se emocionó al recordar los viejos tiempos. Sé que Army tomará eso como "de seguro lloró por su abuelita" si es que algún día lo llegasen a subir. Pero no, yo opino que fue porque recordó la infidelidad y mentiras por parte de Yerin, que hoy en día no sabemos nada mas de ella. Mejor.

A pesar de estar a unos pocos kilómetros de distancia, en serio quiero abrazarlo mientras llora, acariciar su espalda mientras le digo que siempre contará tanto conmigo como con los chicos. Seremos su chaleco anti-balas junto con los Armys. Juro que cuando vuelva a Seúl y me lo vuelva a encontrar, lo haré.

– ¿Por qué lloras? Mira, están cantando Let Go– dice mirando el costado de la pantalla.

– Já– limpio mis lágrimas con mis manos– Con más razón debería estarlo.

– Tienen mucho talento.

– ¿Apenas te das cuenta, pá?– lo miro, borroso– Y mira que aún no los viste con Mic Drop o Idol.

Me ignoró, como si no le importase.
Pero se sorprende al prender su celular.

– Hija, que son las doce de la noche.

– Ya, ya. Cinco minutos más y me voy a dormir.

Mi papá se fue sin más a la cama. Yo esperé a que la canción terminara, aún llorando por los siete. Cuando finalizó, me paré a apagar la tele y me dirigí a mi antes habitación, ahora estaba todo vacío, sólo había una mesita de luz de no más de 90 centímetros de altura y una cama que casi daba en el piso, nada más.

Acá dormía mi pobre abuela.

Me acosté y me acurruqué en las miles de frazadas finas que tenía mi papá guardadas, las mías estaban en mi casa.
Agarré mi celular y me puse a navegar por Weverse.
Como en su mayoría, las publicaciones estan en inglés o en coreano, y amaba saber ambos.

Casi en todas las publicaciones, a parte de sacar foto al concierto, decían que veían a Tae más serio, que no sonreía como antes y que ya no se expresa como lo solía hacer.

Creo que él lo hace muy obvio.
Dios, ya quiero volver.