famous luv; kth

23

Caminaba por las frías calles de Seúl en dirección a mi casa, pensando en todo lo que vi en aquella sala de ensayos, aquel acto de amor entre el peliazul y la actriz.
El recordarlo hacía que el lado izquierdo de mi pecho pesara de una manera horrible, esa sensación no la podía dejar de lado ni ignorarla.
Y es que no logro entenderlo, ¿por qué me molesta así, de esa forma? O sea, Taehyung es sólo mi ídolo, la persona a quien debo apoyar a como dé lugar, pero el dolor en el pecho me indica lo contrario.
¿Será porque es mi bias?

No, no le des vueltas al asunto. Es obvio que estás celosa, decía una voz en mi interior.

Mis piernas temblaban por el viento que daba en mi alrededor. El hecho de que llevaba falda empeoraba la situación. ¿Por qué mierda lo traje sabiendo el clima que hace? No lo sé. Mi cabeza estaba en otro sitio ahora.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por la melodía que lograron escuchar mis oídos en aquel local que se encontraba a unos escazos pasos de mí.
Al parecer era una de esas tiendas de música en los que los adolescentes pasan la tarde dentro al no querer o poder comprar lo que escuchaban.

Entré al lugar y me sorprendí al ver tantos álbumes posados en esos estantes altos de madera, que buscaban una buena vista para todo aquel cliente que entrara.

Giré mi cabeza al ver que un señor me llamaba con gestos con las manos, queriendo llamar mi atención. Me acerqué al mostrador.

– ¿Qué música buscas?

– Oh, no... Sólo vengo aquí a-

– A mirar, ¿no es así?– ríe por dentro de sí– Vamos, dime tu gusto musical.

El tipo se veía amable y parecía transmitir una buena confianza en su persona. Me sonrió y miró esperando un tipo de música de mi boca.

– Bueno, me gusta el k-pop...

– ¿Qué grupo?– preguntó al instante.

– BTS– respondí con una sonrisa.

– Veamos...– se agachó para buscar, posiblemente, un álbum o canción de los susdichos. Ante la espera, mi cabeza volvió a desviarse hacia el lugar, apreciando cada uno de los álbumes y pósters de artistas de cualquier tipo que mis ojos podrían alcanzar a ver. Muchos de ellos los conocía.

Al ver que el señor se levantaba, volví mi vista al mostrador. Mostró en sus manos el álbum "Love Yourself: Answer" y me volvió a mirar con una sonrisa a labios cerrados.

Pone el cd en el reproductor, específicamente en la canción 2. Lentamente, la música llena el local. <Best Of Me> suena a todo volumen, penetrando mis oídos y llenando mis pulmones. Tengo ganas de gritar la letra, de vaciarme de todo el aire que tengo dentro. Y al no ver a nadie a mi alrededor, lo hice.

– You got the Best of me. So please just don't leave me. You got the Best of me.

– Eres una gran fanática, toma– saca de sus manos un papel colorido, me pidió que lo desdoblara.

Agarré el papel y lo fui desdoblando, y al darle las últimas vueltas, abrí los ojos cual platos y volteé a ver al dueño.

– Te lo regalo. Te lo mereces– sonríe, haciendo que sea contagioso para mí.

– No, no lo puedo aceptar. Sería muy egoísta. Gracias de todas f-

– Insisto– me devolvió el póster de los chicos.

No tuve palabras por tal acción. Me pasé por detrás del mostrador para abrazarlo, y a él le costó corresponder.

Creo que aún no es común el contacto físico entre tanta diferencia de edad.