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Estoy en la cama. Son las 3:34 de la mañana y no puedo dormir. Mis mantas me dan demasiado calor. Las tiro al piso, haciendo que al instante sienta el helado ambiente de la habitación. Miro a mi alrededor, como si eso me fuera a calmar. Todo está oscuro.
Bostezo...
Al cabo de unos segundos, tengo los hombros congelados y ya no siento los dedos de los pies. Agarro de nuevo las frazadas del piso y me dedico a mirar el techo. Se veían varias grietas por los bordes, éstas resaltaban al ser de un color claro el techo. No me gusta.
Me doy vuelta y me pongo de costado, atrapando la tela entre mis piernas. A través del vidrio de las puertas corredizas de mi balcón, distingo algunos otros edificios que alcanzaban la altura de mi casa. Podía ver que algunos en su mayoría estaban apagados, y los pocos que quedaban se la pasaban haciendo cosas que ya no podía ver. Tampoco me interesaba.

Cerré los ojos, esperando a que el sueño se apodere de mi cuerpo y haga que me duerma de una buena vez. Pero algo que ayudó mucho era que sólo bastó pensar en los chicos para que una sonrisa adorne mi rostro. Haciendo que duerma muy plácidamente.

Los chicos están yendo a uno de sus tour, creo que es el primero de esta era. Y si no me equivoco, están yendo hacia París ahora mismo.

No, no se despidieron de mí porque estaban apurados. Pero yo me pregunto, ¿no me lo podrían haber dicho antes? ¿Ahora yo qué hago sabiendo que no van a venir por un mes, más o menos?

Me doy la vuelta. El sueño se estaba apoderando de mí. Adopto una pose rara pero realmente cómoda y cierro los ojos, pensándolos a ellos de nuevo.

Que les vaya bien, chicos.

Taehyung

Asomarse en el escenario y lo primero en ver son las armys boms siendo agitadas por miles de fanáticos que llenaron el estadio. Éste cambiaba de color de colores acordes al ritmo de las canciones y hacían ese inigualable sonido de una maraca.
Ver a los fans enloquecerse y gritar mientras sostenián sus celulares me generaba un hermoso sentimiento en el pecho. Me pasa cada vez que me subo a un escenario.

Bailábamos el forzoso baile de Dionysus. Lo único que se escuchaba a parte de la música de fondo, eran sólo los gritos de Army. Eso me daba más ganas de darlo todo en ese lugar, pues sólo habrían dos fechas para Francia, y luego nos iríamos hacia Brasil.

En el instante en el que Mikrokosmos resonaba en todo el estadio, Army se iba tranquilizando mientras que seguían grabando con lightsticks de color blanco en sus alrededores.
Me llevé una mano en el corazón y miré hacia arriba. Cerré los ojos e hice una vista general de todos los presentes. Estaba por llorar.

Sé fuerte. Dalo todo. Haz feliz a tus oyentes– es lo único que escuchaba en mi interior, como si fuese mi abuela quien me hablaba desde allí.

Lo haré. Lo prometo.

Volví a mirar para arriba. Habían demasiadas estrellas iliminando el cielo de noche. Estaba seguro que los fans brillaban más que ellas.
Lancé un beso arriba. Escuché a Army gritar con más intensidad, y una sonrisa se hizo presente.
Cantamos, cantamos y bailábamos sin cesar sin importar el sudor y el cansancio que podría haber en nuestros cuerpos. Army merece más que todo esto.

La parte de despedida era lo que más me conmovía, tardábamos en irnos porque realmente no nos queremos ir. Army es parte de mí y de los chicos.
Terminamos con 'Home' de salida. Nos ubicamos al frente del escenario, de todos los fanáticos que nos acompañaban. Hicimos una reverencia de unos seis segundos y agitamos la mano, diciendo como un: "Hey, Army, nos volveremos a encontrar".

Bajamos, agotados y con llenos de sudor. El staff vino con unas y toallas a ayudarnos para llevarnos a los camerinos.
Tomamos toda el agua de nuestras botellas y sentados fuimos relajando nuestras respiraciones.

Lo hice.

famous luv; kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora