famous luv; kth

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Me encaminaba hacia el edificio de la empresa de los chicos, pero la rodeé para atrás para hacer el encuentro con Taehyung. Y cuando giro hacia la parte trasera, lo veo. No puedo explicar a detalle cómo se veía, pero llevaba unos jeans negros y zapatos marrones, con un traje que juega con ellos. Tenía puesto un barbijo y... ¡Dios! ¿Se puso una peluca?
Es muy realista, pero parece abuelo.

Taehyung

En el momento justo cuando elevé mi cabeza de mi celular, pude ver a Mar. Al verme formó una hermosa sonrisa sincera y llena de sentimiento. Me acerco a ella.

– ¿Ya me dirás?– bajo la cabeza para verla.

– Nop.

Yo rodo los ojos y camino hasta mi auto. Ella me sigue corriendo y se sienta en el copiloto.

– ¿En dónde es?– pregunto mirándola, ella veía el alrededor del auto, e inhalaba.

– Qué rico que huele aquí– suelta mirando el aromatizante.

– ¿En dónde es?– vuelvo a preguntar.

– Te voy guiando.

He de admitir que Mar es una de las personas que no tienen idea de cómo guiar a una persona, mucho menos en un carro. Me ha dicho que no utiliza las calles para ubicarse, sino más bien referencias de los destinos. Como por ejemplo, un árbol o edificio pinturezco en alguna esquina.

– Llegamos– larga Mar y yo freno de golpe.

Me estaciono en casi una esquina de la cuadra ya que ya habían autos estacionados al frente de donde me haya dicho.
¿En serio es por aquí? Es un lugar normal común y corriente.

– Detente– me pone la mano en el pecho y yo giro mi cabeza a la izquierda. Era una de esas típicas tiendas de vinilos. O algo así.

Confundido, me quedo paralizado unos segundos mientras ella entra al local. ¿Y yo?
Entro a mi vez en el negocio y me limpio los pies en la alfombrita de la entrada. Enseguida un olor a polvo, vainilla y zanahoria me llena la nariz. La tienda ocupa una superficie bastante grande. Sin embargo, parece pequeño por todos esos puestos de estantes llenos de discos a la venta, junto con otros álbumes grandísimos.
Sonreí al ver que había algunos de nosotros.

– Ah, eres tú de nuevo– habla un señor, creo, el dueño del local. Se refería a Mar.

– Dije que volvería cuando lo considerara necesario– sonríe y hace una reverencia de casi 90 grados. Wow.– Veo que hoy no tiene clientes.

– No creo que hayan un lunes. Así que tienen suerte. Tienen todo para ustedes.

Voy hacia el fondo, un lugar que me atrajo por lo llamativo que era. Mar me sigue.

– ¿Qué haces?

Me doy vuelta con The works en las manos.

– ¿Lo escuchaste?– le pregunto mostrándole el álbum.

– No, nunca me llamó la atención– admite.

– Imposible– declaro, dejandolo donde estaba– ¡Es uno de los más grandes álbumes del rock de todos los tiempos!

– No es mi culpa, soy muy corta de géneros.

– A todo el mundo le gusta el rock– interviene el señor.