Maratón: 3/4
Taehyung
Una idea me da vueltas la cabeza. Decidido, me encamino después de haber cargado un mapa del arrabal en mi celular. Camino a un ritmo bastante lento, siguiendo mi trayecto en el mapa. Al cabo de unos minutos, todo está resuelto. Consulto mi reloj: 11:37. A pie, calculo que precisaré de 35 minutos para cumplir con la totalidad del recorrido. Me agarra un pánico sordo. Estoy corto de tiempo.
Sin dudar, guardo mi celular en el bolsillo de mi abrigo. Ajustándome la bufanda alrededor del cuello, me lanzo una corrida desenfrenada por una de las calles principales. Los edificios son tan altos que dan la impresión de querer traspasar del cielo.
Doy vuelta a la derecha en una calle menos concurrida donde, por fin, algunos edificios de departamentos son de altura razonable. Aliviado, cierro los ojos un breve instante. Me choco torpemente con un repartidor delante de un restaurante extranjero. Me pide disculpas a mí con un agache de cuello, cuando el culpable fui yo por apurado. Supongo que por el disfraz.
Estoy en una carrera contra el reloj. Me dirijo hacia la izquierda, espero silenciosamente que no intente pasarme por encima un camión. Entro en una florería, bañado en sudor.
Sin siquiera tomarme tiempo para respirar, pido un taxi, luego encargo un ramo de 15 rosas azules. La vendedora me dice que no existen las rosas azules naturales, pero que tiene rosas genéticamente modificadas. No hago preguntas, le ruego que elija lo que le parezca más recomendable.Son las 11:52 cuando me subo al taxi. Me arrojo sobre el asiento trasero mientras le lanzo la dirección al conductor.
– Le doy 500 wons extras si llego a las 12.
El chofer me mira, desconcertado.
– I'm sorry?
Me debía tocar un taxi internacional también. Yo creo que estas cosas te pasan cuando más apurado estás.
– I give plus 500 wons if you drive fast, fast, fast– traduzco como puedo.
Él se echa a reír.
– You are not an old man.
Me callo, con los ojos fijos en el camino. El hombre conduce excesivamente bien, sabe exactamente adónde ir, cuándo girar y cuándo acelerar. Conoce las calles mejor que nadie. Los conductores de transportes públicos y taxis son dotados en geomática. Un geomático conoce cada señal de tránsito, cada cambio de semáforo y cada salida de cada autopista de la ciudad. Los dotados en geomática son los mejores choferes que hay.
Cuando damos vuelta en la esquina de la calle, mi conductor me permite preguntarme, acomodando su espejo:– Man, do you know what you are doing?
– You too, sir– le lanzo yo, dándole 3000 wons, sin haber comprendido su pregunta.
Lo oigo destenillarse de risa antes de volver a arrancar, sin mirar adónde va. Cruzo el estacionamiento a paso veloz, verificando una vez más mi reloj; 11:59.
Oigo sonar una campana. Me pego en uno de los costados de la baranda para bajar unas pocas escaleras. La temperatura es agradable en este punto.
Una marea de personas inunda la estación. Fue suerte mía que el tren que acabó de salir fuera el del lado contrario.
Me intoduzco en el montón de gente para buscar como un demente a la chica de pelo largo y flequillos desmechados. Avanzo demasiado, he de estar ya en el medio de la estación. Sigo, sin rendirme.
Termino distinguiendo, entre el montón de maletas, un abrigo blanco. Estirándome, agarro uno de los tirantes de la mochila que la chica tiene en su hombro. Sale de la multitud, sosteniendo con fuerza el otro tirante.
Precisa algunos segundos para tomar conciencia de que estoy delante de ella. Entonces, Mar deja caer al suelo su mochila. Sus ojos cafés ojerosos me observan con estupor, sabía que me reconocería aún con el disfraz. Parece cansada. Tengo ganas de susurrarle que todo va a estar bien, que no tengo la intención de dejar que me abandone como lo hizo en la semana en la que la conocí. Pero no encuentro las palabras.
Vienen finalmente, naturalmente. Bajo la luz del sol, veo que algo brilla en su cuello.– Le prometí a ese señor que siempre mantendría esta cadena cerca de mí– le recuerdo– Y yo siempre cumplo mis promesas.
Mar tiene los ojos fijos en el suelo. Le caen bucles claros delante de la cara por ese tan largo y planchado pelo suelto. Intento atrapar el momento. No quiero dejarla partir otra vez.
– ¿Esa es de verdad la única razón por la cual viniste?
– No, en realidad.
Le levanto delicadamente el mentón. Me mira. Le doy el ramo de rosas azules que tenía oculto detrás de la espalda.
– Esta es otra.
Acepta las flores, las contempla un instante, luego me aprieta entre sus brazos. Deslizo mi mano por su cabello, mientras ella esconde la cara en el hueco de mi hombro. Mi corazón late cada vez más rápido. Estoy seguro de lo que siento este momento. Cuando salgo del abrazo, tomo su cara entre mis manos, procurando no incomodarla.
– Y esta es la última –murmuro–: te amo.
– Te amo– contesta ella antes de apoyar sus labios sobre los míos.

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famous luv; kth
Fiksi PenggemarMar, una chica de casi 19 años, atraviesa el mundo de la fama mediante sus videos en YouTube. La chica, que es Army, consigue ir a un fanmeeting de sus idols con su hermana. Lo que ella no esperaba era que su ídolo la reconociese. - begin: 04/02/20 ...