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—Y eso fue lo que pasó, no hubo sexo, no habrá sexo y odio con esmero Antonio —Termina de contar el italiano.

—Claro que hubo sexo, te vimos —rápidamente ataca Feliciano, ganándose un buen zape fraternal.

Vash casi no ha tocado su comida por ponerse a analizar todo ese asunto.

—Estoy muy contento de que su relación avance, Lovino-san —celebra el japonés.

—No tenemos ninguna relación —especifica Lovino con enfado—. Pero aún así, no pueden contarle a nadie sobre esto —deja muy claro—. Ni a ti hermano —señala a Ludwing

Este solo hace un gesto vago de "sí, sí, como digas".

—Lo entiendo, pero me parece raro —comenta Vash cuando ha terminado de analizar la situación.

—¿Raro?

—Bueno... ¡Reprobó! Dos parciales seguidos, yo creí que cuando te... Cuando tú... Cuando "eso" con un profesor siempre sacabas 10/10 —se da a entender como puede.

—Yo también —asegura Ludwing.

—Bueno, me hizo un favor, ¿Eso no cuenta? —replica sarcástico Lovino.

—Debe ser horrible esconder esa situación de tu familia —Comenta Vash.

—Nuestro abuelo lo sabe —Comenta un feliz Veneciano.

Lovino hace los ojos en blanco ante eso, pues detesta bastante que Rómulo sepa.

La plática en aquella mesa continúa, Vash descubre lo divertido que puede ser compartir su almuerzo con alguien.

Vash reflexiona a cerca de ese extraño asunto de tener amistades, con la mirada perdida, sentado en un viejo estuche de guitarra, mientras de fondo se escucha una dulce melodía de piano.

Roderich, profesor de música, está componiendo, Vash espera en silencio dentro de su salón, mientras su hermanita termina su taller de costura.

El profesor determina extraña su armonía y la detiene negando con la cabeza, suspira con algo de frustración, llevando su mirada violeta directo hacia el suizo.

—¿Pasa algo? —cuestiona al notarlo extraño.

—Solo pienso.

—Que milagro —replica Roderich, esto hace enfurecer a Vash.

—¡Siempre pienso! —se defiende rápidamente—. Estoy pensando...

—Ajá —le insta a hablar mientras revisa sus partituras, corrigiéndolas con una pluma a fuente.

—Si yo ya tengo mi mayoría de edad y quiero salir con un profesor ¿Eso está bien, no? —cuestiona sumido en sus pensamientos.

Un garabato de asombro se dibuja sobre las partituras, Roderich le mira, seguro de que ha escuchado mal.

—Mientras ambos quieran... Si existe mayoría de edad —asiente con la cabeza—. Piensas en cosas muy extrañas.

—Había visto chicas enamoradas de profesores, pero jamás ví que fuera entre dos hombres —comenta el suizo sin recato, con la mirada en la nada.

Roderich cree que Vash habla de sí mismo y la atracción que siente por su persona.

—Homosexualidad ¿Eso es lo que te preocupa? —inquiere el mayor.

El rubio niega con la cabeza.

—Es más un asunto de ética —declara—. Aunque una relación con alguien mayor es más interesante, son más maduros —bufa refiriéndose a la capacidad intelectual.

Reprobado (SpaMano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora