Narra Harry
Necesitaba despejar mi mente tras aquel suceso en la ventana de la habitación, por aquellos pequeños y torpes pies al tropezar con las sábanas girando sin detenerse hasta caer.
Al salir de esas cuatro paredes lo único que deseaba era tomar el aire fresco del crepúsculo acariciando las montañas. Autoseguido me dirigí al inmenso patio del castillo, bordeando los enormes muros caídos así como las rejas de acero rechinando.
Me marché en dirección a la oscuridad del bosque, donde los aullidos de esas criaturas de la noche se hacían sentir como estruendos en plena calma, inhale profundamente mientras una sonrisa divertida se dibujaba en mi rostro.
«¡Empezó la cacería!»
Corrí con el viento guiando mis pasos, sintiendo una fuerte corriente de adrenalina recorrer cada milímetro de mi cuerpo, era algo realmente exquisito. Salté sobre uno de los enormes pinos que tenía enfrente, con una atmósfera divertida que me motivaba a esperar a la mejor parte... la presa.
Fue entonces que lo divisé desde la cima, escondido entre las hojas. Dejé caer todo mi peso en el viento provocando así que una densa y fría neblina golpease todo lo que se encontraba a su paso. Nada me divertía más que ver sufrir a mis víctimas.
— ¿Quién anda ahí? —añadía al inicio de forma tosca aquel hombre que sostenía un rifle de gran calibre en sus manos esperando para dar el primer disparo.
Me quedé escondido tras unos árboles pero la inquietud me mataba, entonces de un segundo a otro me coloqué detrás de aquel intruso riendo de forma sonora.
Este volteo preparado para tirar del gatillo. No sé a que le dispararía, porque para ese momento ya me encontraba en el lado izquierdo de su cuerpo nuevamente a sus espaldas.
— ¿Quién está ahí? —Su voz sonaba quebradiza, con cierta dosis de miedo que excitaban aún más mi oscura alma.
— ¿Qué se siente pasar de cazador a cazado? —añadí en un tono diabólicamente divertido.
Él tan solo se giraba apuntando a todas direcciones como si fuese a volverse loco o su vida dependiese de ello, técnicamente así es. En lo que las grandes masas de neblina iban aturdiendo su mente, la mía estaba despejada de cualquier tipo de exaltación.
El aire se tornó más frío así como de la nada comenzó a escucharse los graznidos de los cuervos encima de mi víctima.
— ¿De depredador... a una simple presa?
Reí por lo alto dejando que esta carcajada cargada de todo tipo de vibraciones se impregnase en aquel bosque mientras mis garras se colocaban a cada lado de su cabeza, haciendo que con tan solo un leve gesto esta volara por los aires.
— Al fin... sangre fresca.
Podía sentirla rozar mis labios. Era algo inexplicable. A pesar de no tener la constante necesidad de cazar, es una sensación fantástica cuando me reintegro a la actividad. Apenas iniciando la cacería pude sentir como el viento se abatió con total brusquedad de repente, dejándome percibir desde la lejanía del castillo el grito ahogado de Serena.
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Amante de un Príncipe Oscuro (II Libro: Bilogía Amantes Siniestros)
VampirosHay cicatrices que son algo más que una simple marca en la piel, o incluso en el alma. Lo que te llevó a conseguirla podría unirte a otra persona, quizás guiados por el mismo sufrimiento... uno reprimido en pedazos dentro de un pequeño rincón de tu...