Narra Harry:
No había terminado de hablar y ya tenía a aquella chiquilla dormida en mi pecho será... será... ¿Por qué será tan linda? Desde que le conozco me estoy volviendo loco, tengo que cuidar de que se alimente, de que vista bien y sobre todo de su vicio de suicida.
Vamos que se que estoy feo pero no como para llegar a tales puntos –debidamente trato de que suene a broma pero tan sólo dejó escapar puro sarcasmo– Aunque ahora que lo pienso y es verdad, creo que por eso fue que rompí los espejos del castillo, la verdad no recuerdo bien, entonces vino a mi mente la respuesta, los vampiros no se pueden ver en los espejos, no tienen reflejos, más sin embargo, yo sí, pero para nada agradable.
La elevé en peso dejando descansar su cabecita en mi regazo, mientras la llevaba de vuelta a la habitación, y la acomodaba en la cama. Se veía tan tranquila, por un momento su rostro volvía a recobrar ésa frescura habitual en su edad, sonreía mientras abrazaba la almohada entonces pensé «conmigo no sonríe de ésa manera» tal vez, lo mejor sería acabar con su sufrimiento.
Me acerqué decidido, lentamente deslizando el cabello que caía sobre su cuello, dejándolo al descubierto cuando:
— ¿Conde? No... me darás... un beso de... buenas noches... — la sentí musitar haciendo pucheros entre bostezos.
— Pero que te crees, encima que tengo que bajar por ti, dormirte, sanarte, también debo darte un beso de buenas noches, me has agotado la bolsa de las buenas obras del día de hoy Serena...
— Jiji... Es primera vez... que dices mi nombre... en vez de... llamarme presa... o comida, se escucho... lindo... Ahorita y no eres tan malo... A que sí.— volvió a decir entre bostezos y sentí que algo dentro de mi se rompía.
— Anda y acabate de dormir de una buena vez.
— Pero y mi beso de buenas noches, eres un Conde gruñón, como el enanito de Blancanieves...
— Encima de todo me dices enano y te burlas, haber si eso hará que te calles entonces, buenas noches, duermete de una vez... — me acerqué y deposité un beso en su frente para luego percatarme que ella estaba totalmente dormida.
Lo que quiere decir que ella habla en sueños y yo de tonto siguiéndole la rima.
«¡Hay Serena!»
La cobijé nuevamente y salí de la habitación, dirigiéndome hacia mi escritorio cuando mientras diambulaba en los pasillos algo o más bien alguien me llamó la atención.
— Me parece que se demora mucho en cenarse a la joven, "Conde" — sentí la molesta voz de Igor que se hallaba tras unas cortinas comiendo unas ratas que se escurrían por un agujero.
¡Es un cerdo!
— ¡Yo hago lo que me de la gana, me has entendido, Igor, me vale madres que seas el espía de mi tío Vlad en éstas tierras, porque hazle saber que éstas son MIS TIERRAS, MÍAS, QUE AQUÍ NO PUEDE VENIR A CONTONEARSE COMO EL SUPUESTO PRÍNCIPE DE LA OSCURIDAD, PORQUE EL FUE EXPULSADO POR MI MADRE QUE AÚN MUERTA DEJÓ UN HEREDERO Y SÉ QUE ESTÁS ACÁ PARA AVERIGUAR ESO, PUES... YA LO SABES! — no medí mis palabras y le solté todo en su cara.
Yo sé que no está de ayudante, no soy idiota, se que Vlad lo mandó para averiguar quién era el otro que se debatía con él éstas tierras y si Gina tuvo heredero. En ello llega la nana y detiene la discusión.
— ¿¡Qué está sucediendo aquí!? Todo se escucha en la cocina...
— Bueno que acá el Conde me ha dicho algo inquietante, que éstas tierras son suyas por derecho de herencia pero, eso es imposible porque el señor Vlad perdió a su hermana al dar a luz a un bebé de humano que no resistió y murió con ella, la pobrecita... Es imposible que éste monstruo con mezcla lobuna sea sobrino de mi señor, puede admirarle pero, no mienta joven Conde, que eso es malo ¿no es así Nana?
— Claro Igor, tienes toda la razón, de seguro es que mi amo se ha alterado un poco con su subidita de voz, que me imagino no encajaba, recuerde que el amo es su superior.
— Mis disculpas, señor Conde...
— ¡Vuelves a acercarte a Serena, y te mato, me entiendes Igor!
— A veces me pregunto ¿por qué tanto interés en la chica? O es que le ha ablandado el corazón, si es que tiene después de todo, claro...
— Igor simplemente es mi comida, y a mi comida, la torturo yo.
— Claro amo, disculpe si se sintió ofendido.
Igor se marchó por las sombras de los pasillos mientras mi ira se catapulteaba a niveles sobrehumanos fuera de la tierra, entonces es allí cuando siento a Nana tomar mi mano y llevarme hasta mi escritorio.
— Sentadito y a callar que si no esto se va a voltear en tu contra. ¿Qué es eso de decirle a Igor, justamente a él, que eres hijo de Gina Draculea? Acaso estás loco, pones en peligro tu vida, por lo que luchó y murió tu madre, tienes que recordar que tu tío no es un tipo fácil, ni siquiera tu madre pudo con él y ella de ambos era la más fuerte, vas a poder tú que ni te controlas y una humana hace contigo lo que le place.
— ¿Cuál es el punto de las preguntas para que salga a relucir Serena en esto Nana? Es sólo que me ha sacado de mis cabales, él y su prepotencia de creerse mejor por ser mayordomo de Vlad, ni que eso fuese mucho.
— ¿Serena? ¿Desde cuándo te importa Serena?
— Es mi presa, el que la tortura soy yo, no él, yo decido que hacer con ella y cuando. — dudé un poco en dejar escapar las palabras.
— Claro como advertirle de que te puede inmovilizar con fuego y sal, así como dormirla en tu regazo mientras ella ve la luna desde el pino.
— ¿Pero tú? — masculle pero ella me detuvo en seco.
— Mejor quedate calladito, que ya te lo he dicho, salvate que fui yo quien te vio, pero pudo haberte visto el jorobado. Ahora me vas a decir con todo y letras ¿Qué es lo que te traes con la chiquilla? Y no planees mentirme Harry porque te conozco ¿me estás oyendo?
Un silencio rotundo golpeo la habitación donde ella se hallaba buscando respuestas de mí, pero yo... yo...
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Amante de un Príncipe Oscuro (II Libro: Bilogía Amantes Siniestros)
VampireHay cicatrices que son algo más que una simple marca en la piel, o incluso en el alma. Lo que te llevó a conseguirla podría unirte a otra persona, quizás guiados por el mismo sufrimiento... uno reprimido en pedazos dentro de un pequeño rincón de tu...