29-Cap

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Narra Serena:

Un gemido escalofriante me despierta. ¡Dios mío! Estaba empapada en sudor y mi corazón late desaforadamente. ¿Qué ha sido eso? Me siento de un salto en la cama y me tomo la cabeza con ambas manos. Dios santo… ¿He vuelto? por favor, que alguien me diga que he vuelto. ¿El ruido era yo?

No, el ruido era… Harry… los sollozos de un Harry pequeño e indefenso. Respiro profunda y acompasadamente, para despejar la mente y las fosas nasales del olor a sangre, madera tallada, humedad del bosque, a pólvora y a verbena.

El tiempo ha pasado volando entre una nebulosa de caras nuevas, no tan nuevas, caras del pasado de Harry que para mí son totalmente nuevas. Que experiencia más escalofriante.

No consigo huir de él ni en sueños, más bien, ¡pesadillas! Sus tristes y llorosos ojos verde esmeralda, su mirada tan perdida, su cabello castaño con rizos brillante, todo me persigue, incluso su madre.

Y los gritos… tantos gritos y explosiones… no soporto oír ningún tipo de explosión. Procuraría evitarlas a toda costa. Incluso los fuegos artificiales del pueblo me harían temblar.

Mis ojos se llenan de lágrimas, él era tan sólo un niño, ¿cómo pudieron hacerle algo así? Dejo mi cama a toda prisa, parezco una flecha, corro al lavabo del pequeño baño y me escondo en uno de los muros que da para la bañera.

Quería llorar, llorar silenciosamente. Pienso inconscientemente en mi madre, y en Liana. Cierro los ojos y echo la cabeza hacia atrás, mientras la tristeza y la añoranza destrozan mis entrañas.

Por las noches, al principio lloraba hasta quedarme dormida, deseando no haberme marchado de casa, deseando que él fuera diferente, deseando que estuviéramos juntos –estocolmo– ¿Cuánto durará este sentimiento horrible y abrumador? Vivo un calvario desde que he llegado a Transilvania, pese a que éstos últimos dos días han sido perfectos.

  Me rodeo el cuerpo con los brazos, me abrazo muy fuerte, me sostengo a mí misma. Les echo de menos. Realmente les echo de menos… pero a él le quiero. Sencillamente. No me quiero apartar de él.

—¿Estás bien muñeca? — su tono es tan cariñoso y agradable, preocupado al mismo tiempo que casi basta con eso para provocarme otra crisis tras todo lo que he presenciado, no puedo decirle, le diré en otro momento.
— Princesa, te desmayaste… ¿por qué? ¿No te sientes bien? ¿Acaso en… tu sabes cuando… lo hicimos, te hice daño?

— No, no, no es nada… debió haber sido boberías de mi cuerpo, sólo que…

—¿Qué?

—Cuando me hablaste de tu madre sentí como si alguien me estuviese llamando, lo sentí hace unas noches pero, no le hice caso, hoy pues… fue como si quisiera hablar conmigo… Harry vi muchas cosas… muchas cosas que ella quería decirte…

Amante de un Príncipe Oscuro (II Libro: Bilogía Amantes Siniestros)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora