Capítulo 13. El plan de escape.

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- ¿Estás bien? – la voz de Newt me saca de mis pensamientos.

- Sí, claro. – miento, intentando borrar de mi mente la mirada que Zart me dedicó antes de morir. – ¿Cómo va el plan?

- Según lo hemos acordado. Fritanga y Chuck están terminando de preparar las cosas. – responde, aunque noto que quiere decirme algo más. – ¿De verdad piensas venir con nosotros?

- ¿Por qué no iba a hacerlo?

- Si todo sale bien, nos marcharemos a buscar la salida de la que Thomas y Minho hablaban.

- ¿Y por qué no iba a querer salir de aquí?

- Aunque les ofrezcamos al resto que vengan con nosotros, sé que muchos se negarán. – suspira. – Gally será el primero en negarse.

Si nos marchamos del Claro para adentrarnos en el Laberinto, posiblemente no regresemos, ya consigamos salir o no. Eso significa no volver a ver a las personas que dejemos aquí. No volver a ver a Gally.

- Quiero salir de aquí contigo. Con todos. – le aseguro. – Quiero marcharme de este maldito Claro de una vez por todas.

Newt me observa en silencio por varios segundos antes de asentir conforme. Parece que quiere añadir algo más, pero su vista se aparta de la mía en cuanto ve cómo, a lo lejos, dos chicos arrastran a Thomas y a Teresa hasta la entrada del Laberinto.

- Vamos. – murmura Newt. – Es la hora.

Hay dos postes enfrente de la entrada del Laberinto. Newt se ha colocado a uno de los lados y Minho al otro. Yo me coloco al lado de Jeff, y Fritanga se acerca lentamente mientras se limpia las manos en su peto.

- Gally. – que Winston alce la voz es una sorpresa para todos. – No me parece bien, tío.

- ¿Y si Thomas tiene razón? – cuestiona Jeff. – A lo mejor puede guiarnos a casa.

- Ya estamos en casa, ¿vale? – Gally suena mucho más tranquilo de lo que pensé que estaría, como si de verdad fuese una persona racional. – No quiero tener que tachar más nombres en ese muro.

Su recordatorio hace más difícil que ignore el nudo que tengo en el estomago por no haber tenido ni si quiera tiempo para lamentarnos por las innumerables pérdidas.

- ¿Estás seguro de que desterrarnos solucionará algo? – cuestiona Teresa.

- No, pero esto no es un destierro. Es una ofrenda. – puntualiza. El chico que ha escoltado a Teresa hasta aquí la arrastra hasta el poste y ata sus manos con una cuerda en lo alto. – ¿De verdad creéis que voy a dejar que Thomas entre en el Laberinto después de lo que ha hecho? ¡Mirad a vuestro alrededor! ¡Mirad nuestro Claro! Esta es la única manera. Cuando los laceradores tengan lo que han venido a buscar, todo será cómo antes.

- ¿Lo estáis oyendo? – cuestiona Teresa, furiosa. – ¿Por qué os quedáis ahí parados? ¡Está chalado! Si os quedáis aquí, los laceradores volverán. Van a volver y seguirán volviendo hasta que estéis muertos todos.

- ¡Cállate! – grita Gally, quien empieza a perder los nervios. – Atad a Thomas. – ordena, pero los chicos parecen dudar por unos instantes. – ¿No me habéis oído? ¡He dicho que lo atéis!

En el momento en el que se agachan para cogerle, Thomas reacciona y les propicia dos codazos, librándose de su agarre. Toma la lanza de uno y le golpea en la cabeza para abatirlo. Salen varios chicos dispuestos a derribar a Thomas, pero Minho y Newt se encargan con facilidad de ellos. Teresa le da una patada al chico que la ha atado y Fritanga no tarda en cortar con uno de los machetes las cuerdas que la retienen. Gally hace el amago de ir hacia ella, pero Minho coloca su machete sobre su hombro obligándole a detenerse.

Incluso si no te recuerdo | Maze RunnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora