Capítulo 1. Despertarse vacía.

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Cuando abro los ojos me cuesta enfocar las cosas que me rodean. Estoy tumbada bocabajo sobre una superficie dura y siento que todo a mi alrededor da vueltas. Mi mejilla está apoyada sobre algún tipo de metal que posiblemente me esté dejando marca. Aunque me siento débil, apoyo mis manos a la altura del pecho en un intento por levantarme. Mis dedos se cuelan por las pequeñas rejillas que forman este suelo, pero consigo ponerme de rodillas. Estoy en penumbra, pero unas leves luces blancas me iluminan. Me encuentro en una especie de jaula enrome, rodeada de cestas y mantas cubriendo algo. No tardo en sentir que la jaula asciende y, si miro hacia arriba, tan solo veo más oscuridad.

De un momento a otro me siento aterrada. Grito y golpeo el suelo de la jaula con mi puño, como si alguien pudiera escucharme y rescatarme, pero no ocurre nada. Miro a mi alrededor sin saber cómo he terminado aquí. No tengo ni la más mínima idea de nada anterior a despertarme aquí, encerrada.

- ¡Sacadme de aquí! – grito una y otra vez. – ¡Ayuda! ¡Por favor!

Golpeo la pared de la jaula con las palmas de las manos y cuando comienzan a dolerme formo puños que incluso hacen el metal resonar más fuerte. Mi cabeza va a mil por hora y algo se remueve en mi estómago. Siento los pelos de punta conforme la jaula coge más y más velocidad. Una luz roja se ilumina en lo alto y una alarma martillea mis oídos. El pensamiento de que este es mi fin pasa por mi mente. Nada ni nadie va a impedir que la jaula termine de subir hacia quién sabe dónde. Quizás tan solo se estrelle contra el techo y acabe aplastada.

Mi cuerpo se desploma sin que pueda evitarlo porque estoy paralizada por el miedo. Me arrastro hasta uno de los bordes de la jaula y me acurruco contra ella. Mis dedos se enganchan en el metal y las lágrimas resbalando por mi rostro no ayudan en absoluto. Al momento cierro los ojos con fuerza y sigo gritando, desesperada. Un fuerte dolor de cabeza me ataca, así que presiono mis sienes firmemente. Al momento llevo mis rodillas al pecho pero lo único que retumba en mis oídos para ese entonces es el desbocado latido de mi corazón. Quiero seguir chillando, pero ya ni si quiera me sale la voz. Poco después todo se vuelve negro.


Un chirrido logra que despierte. Me remuevo en mi sitio, confusa y sin fuerzas. Sentir la superficie fría y dura sobre la que está mi rostro me recuerda vagamente que estoy en una jaula, así que intuyo que he caído inconsciente. Cuando intento abrir los ojos noto demasiada luz, pero no desisto y me incorporo lentamente. Mis músculos están agarrotados, posiblemente por el miedo, y me cuesta horrores moverme. Levanto una mano para hacerme sombra en el rostro y protegerme los ojos de lo que sea que me está cegando mientras trato de observar qué ocurre a mi alrededor.

- Es una chica.

Al acostumbrarme, lo primero que veo es a un numeroso grupo de chicos observándome desde arriba. Por sus caras parece que están observando a un bicho raro, pero ya estén de pie o acuclillados, no me quitan la vista de encima. Trago saliva y me encojo todavía más sobre mí misma. Ellos son quienes han debido abrir la jaula por arriba. El anterior aturdimiento ha desaparecido y ahora tan solo intento pensar una forma de escapar.

- ¿Cómo es posible? – cuestiona otro de ellos. Todos murmuran, pero nadie se dirige a mí directamente.

A mi derecha tengo la esquina de la jaula, pero a mi izquierda hay un montón de trastos apilados. Cuelo mi mano bajo una de las mantas buscando cualquier cosa que me permita defenderme. Por la forma y el tacto intuyo que son diferentes piezas de fruta, hasta que por fin siento algo lo suficientemente duro como para darles un buen golpe y lo saco de la cesta sin bajar la guardia.

- ¿Y qué se supone que hacemos con ella? – pregunta otro. Sea lo que sea que planeen, están equivocados si creen que van a tener éxito. La idea de que la jaula se estrellara y me aplastase comienza a ser más atractiva que ser presa de docenas de adolescentes.

Incluso si no te recuerdo | Maze RunnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora