Capítulo 18. Un camino lleno de pérdidas.

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Avanzamos por el desierto durante más tiempo del que puedo aguantar. Estamos cansados, hambrientos y sedientos, por lo que ni si quiera hablamos entre nosotros. Únicamente caminamos. Lo único que consigue despejarme es mantener la mente activa, pensar en lo que tenemos y en lo que hemos perdido. Solo así logro no sentir el dolor de mis piernas agotadas y continuar un poco más.

Los hombres de Janson salieron a por nosotros, pero conseguimos despistarlos en el desierto. No fue una huida fácil. Cuando subíamos por la duna, el chico nuevo se resbaló y le he agarré de la mano antes de que descendiera demasiado. Tuve que enterrar mi otra mano en la arena para no caer con él, pero pronto recuperó el equilibrio y continuamos. Asintió hacia mí como agradecimiento, pero pese a su seriedad, vi que le aterraba que pudieran descubrirle y llevarle de vuelta al complejo. La tormenta de arena logró cubrirnos y ralentizar a nuestros persecutores. Cuando dimos con una gran estructura medio hundida en la arena pensamos que estaríamos a salvo, pero nos equivocábamos.

- ¿Qué diablos ha pasado ahí adentro? – me preguntó Fritanga mientras trataba de recuperar el aire perdido. Aunque Teresa había estado desaparecida todo el día, yo era el centro de atención.

- Me han devuelto los recuerdos. – contesté en un murmullo. – Comienzo a recordar todo.

Thomas y Aris, el chico nuevo, nos contaron lo que vieron; lo cuerpos de los jóvenes colgados y a Janson hablando con Ava Paige. Por eso tuvimos que huir. Y aunque pudieron haberlo hecho sin problema, regresaron a por Teresa y a por mí. Nuestro plan es buscar al Brazo Derecho, la resistencia contraria a Cruel que se esconde en las montañas.

Antes de seguir con nuestro camino, tuvimos un tiempo para rebuscar ahí dentro provisiones, ropa y todo lo que nos fuera necesario. Parecía que antaño vivía gente, pero ya no.

- ¿Qué es lo que recuerdas? – se animó a preguntarme Newt mientras metíamos lo que podíamos en unas mochilas.

- No creo que sea el mejor momento para hablar de esto, Newt.

- Está bien. – asintió. – Pero ¿qué ocurre con Janson? Es tu...

- No. – le interrumpo antes de que diga la palabra "padre". – Afortunadamente no lo es.

- ¿Entonces? ¿Por qué aparecía en tus sueños?

- Para ya, Newt. Me estás atosigando.

Sé que no lo hacía con maldad, pero necesitaba tiempo para mí para ordenar las imágenes que se agolpaban en mi cabeza. Aunque me sentí culpable de hablarle en ese tono, Newt no volvió a preguntarme. Tampoco tuvimos más oportunidad porque después de eso llegaron los Raros. No hacía falta que nadie nos explicara que así es como queda una persona cuando le afecta por completo el Destello. Teníamos que huir porque, de nuevo, nos iba la vida en ello.

No nos conocíamos el edifico; había puertas bloqueadas y escombros por todos lados. Eso, junto con los Raros pisándonos los talones, hacía de escapar la tarea más difícil del mundo. Primero perdimos a Clint. Su grito todavía resuena en mi cabeza. Luego casi cogieron a Newt, pero Thomas le salvó. Y por último arañaron a Winston, pero logramos sacarle a tiempo. Conseguimos escondernos y, con el tiempo, esas cosas desaparecieron. No teníamos más que unos pocos metros cuadrados, pero Thomas propuso permanecer allí hasta que amaneciera y así lo hicimos.

No podía dormir y vi que Newt también seguía con los ojos abiertos en el lado contrario a donde estaba yo. Me alegraba de que el resto pudieran descansar así que traté de no hacer nada de ruido ni molestar. Cuando le pregunté qué tal estaba me respondió con brusquedad. Estaba molesto y dudaba de si era por mí o por la situación.

- Janson no es mi padre. – le revelé logrando así llamar su atención. – Cuando llegué a Cruel se encaprichó conmigo, así que decidieron dejarle a mi cargo.

Incluso si no te recuerdo | Maze RunnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora