Capítulo 7. Culpable.

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- ¿Te has pasado aquí todo el día? – es Thomas quien interrumpe después de la cena en la choza de los docs.

- Parece que es el trabajo que quieren que haga. – respondo. He tenido alguna visita y Chuck me ha hecho mucha compañía, pero sí, he estado todo el día encerrada.

- ¿Crees que podrás salir un rato?

- Sí, claro. – afirmo, pues nadie me ha prohibido tomarme un descanso. – ¿Qué ocurre?

- Ven. Tengo algo que enseñarte.

De fondo escucho a los chicos, quienes deben seguir riendo y charlando en torno a la fogata.

- ¿Cómo os ha ido allí afuera? – le pregunto, quizás para romper el silencio.

- Podría haber ido mejor. – se lamenta. Su respuesta me decepciona un poco, pero no lo muestro en voz alta.

Pasamos por los límites del bosque hasta que visualizo una cabaña a lo lejos. Es más pequeña que el resto y más cerrada, como si estuviese oculta. Me aguanto las ganas de comenzar un interrogatorio hasta que Thomas abre la puerta y me deja pasar a mi primero. Mi vista se clava en una gran mesa sobre la que hay una especie de mapa enorme hecho con pequeñas ramas y otras piezas de madera.

- Es una maqueta del Laberinto. – comienza. – Es lo que Minho y los demás han hecho durante todos estos años.

- ¿Entonces? – le insto a continuar sin dejar de mirar el mapa. – ¿No debería haber alguna salida?

- Debería. Pero parece ser más complicado que eso.

Rodeo la mesa con cuidado, asombrada por el detallismo y la perfección con la que está recreada la maqueta.

- ¿Por qué me has traído hasta aquí?

- Para que lo vieras. Quizás tenías alguna idea.

- ¿Yo?

Thomas baja la mirada y al momento entiendo lo que quiere decir. Se supone que las cosas están cambiando por mi culpa, así que tendría sentido que aportase una solución. Ante mi continuado silencio, sigue hablando.

- También encontramos esto. – añade extendiéndome una especie de cilindro de metal. – Estaba entre los restos del lacerador.

Lo agarro con cuidado y lo observo de cerca. Tiene una luz roja encendida en uno de los extremos y en el otro un 7 en el mismo color. Debajo leo la palabra "Cruel" en una placa dorada seguido de varios números.

- Cruel es buena. – susurro, casi irónicamente, recordando mis anteriores pesadillas.

- ¿Qué has dicho? – la voz de Thomas consigue sacarme de mi estado de concentración y vuelvo a fijar mis ojos en él, que me estudia atentamente con la mirada.

- Nada. Tan solo algo que soñé. Tonterías.

- Cruel es buena. Eso has dicho. – insiste. – ¿Qué has soñado?

- ¿Qué importancia tiene eso?

- Porque yo también he tenido pesadillas en las que he escuchado la misma frase. En ese aparato y en todos los víveres del laberinto aparece el nombre de "Cruel", pero nadie ha dicho esa frase, salvo tú.

- Era todo muy confuso. Alguien repetía mi nombre, una y otra vez. Luego me encontraba en una vitrina de cristal, rodeada de agua, y mientras me ahogaba alguien susurró eso.

Se me ponen los pelos de punta solo de rememorarlo. Por muy real que pareciese, debe de ser invención de mi subconsciente. Aun así, el rostro de Thomas está completamente serio. Me gustaría preguntarle por su sueño; saber qué diablos ocurre en sus pesadillas, pero él se me adelanta.

Incluso si no te recuerdo | Maze RunnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora