Capítulo 14. Más allá del Laberinto.

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Cruzamos la entrada que se ha abierto, avanzamos por uno pasillo claustrofóbico y llegamos a una puerta con el cartel de "salida" en la parte superior. Esta nos conduce a una especie de laboratorio lleno de cuerpos sin vida de hombres y mujeres –científicos– con sangre hasta en las paredes.

- Nos observaban. – comenta Newt. Está mirando unas pantallas donde salen imágenes del Claro. También hay un montón de porcentajes y datos que entiendo que están relacionados con nosotros.

De un momento a otro una voz suena en una gran pantalla holográfica. Creo que Thomas ha tocado algo para activarla, pero no estoy segura. Es una mujer rubia de avanzada edad y voz melodiosa.

- Hola, mi nombre es Doctora Ava Paige. Soy la directora de operaciones de Catástrofe Radical, Unidad de Experimentos Letales. – en seguida se forma una palabra en mi cabeza: CRUEL. – Si estáis viendo esto significa que habéis completado con éxito las pruebas del Laberinto. Ojalá pudiera estar ahí en persona para felicitaros, pero al parecer las circunstancias lo han impedido.

Nos acercamos silenciosamente hasta quedar enfrente de la pantalla, observando cada detalle que en ella se puede apreciar. Nos asegura que todo lo que hemos hecho ha sido por un motivo y nos explica que, aunque no lo recordemos, el Sol ha abrasado nuestro mundo. Dudaría de ello si no fuera por las horribles imágenes que se nos muestran en la pantalla.

- Lo que llegó después fue peor. Lo llamamos el Destello, un virus letal que ataca el cerebro. Es mortífero, impredecible, incurable. O eso creíamos. – continúa la doctora. Habla del Cambio. – Con el tiempo, una nueva generación que podía sobrevivir al virus emergió. De repente, había motivos para creer en una cura, pero encontrarla no iba a ser fácil. Los jóvenes tenían que ser analizados, incluso sacrificados dentro de entornos severos donde se podía estudiar su actividad cerebral. Todo con el fin de entender lo que les hacía diferentes. Lo que os hace diferentes.

Noto a Chuck temblar a mi lado. Únicamente desvío mi vista de la pantalla para tomar su mano con la mía, como si así pudiera transmitirle algo de seguridad, y continúo escuchando. Esa mujer nos asegura que somos importantes pero que nuestras pruebas solo están comenzando. En el vídeo, detrás de ella, se ve una serie de hombres de negro armados disparando a los científicos.

- El mundo exterior os espera. – la doctora saca una pistola y se apunta con ella a la cabeza. – Recordad siempre: Cruel es buena. – al instante cierra los ojos y aprieta el gatillo, haciendo que todos apartemos la vista de la pantalla por unos instantes.

El ruido de un pesada puerta hace que nos pongamos de nuevo alerta, aunque nos quedamos estáticos observándola. Ahora sí que parece nuestra salida.

- ¿Se acabó todo? – pregunta Chuck. Me suelta la mano antes de hablar porque sé que quiere mostrarse valiente frente al resto.

- Ha dicho que somos importantes. – masculla Newt. – ¿Y qué debemos hacer ahora?

- No lo sé. – murmura Thomas. – Pero salgamos de aquí.

- No.

A penas hemos podido avanzar. Nos giramos con desconfianza como si creyésemos que se trata de una alucinación, pero no es así.

- ¿Gally?

- Quieta. – me advierte Teresa cuando trato de acercarme a él. – Le han picado.

Algo en mí se desmorona cuando la escucho. Lleva la llave de los laceradores en una mano y una pistola en la otra. Su pecho sube y baja con rapidez, su rostro está totalmente serio y sus ojos tan rojos que me ponen la piel de gallina. El ruido metálico que resuena cuando deja caer la llave al suelo me lleva de vuelta al momento en el que los laceradores atacaron el Claro. Recuerdo cuando Gally me salvó de aquella bestia, dándome el tiempo suficiente para entrar en la Caja. Enseguida entiendo por qué me ha apartado durante el beso de antes cuando he intentado tocarle por dentro de la camiseta. El lacerador que venía a por mí estaba muy cerca; demasiado como para librarse de esa sin ser picado. Las lágrimas caen por su rostro al mismo tiempo en el que mi corazón se contrae dolorosamente. La pistola de su mano derecha tiembla.

Incluso si no te recuerdo | Maze RunnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora