Capítulo 29. El final de Cruel.

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Me adentro en el edificio de Cruel y observo que está mucho más destrozado que como lo dejé. Hay luces fundidas y saltan chispas del techo y de las paredes. No hay absolutamente nadie, salvo Thomas, supongo, así que subo al ala médica, donde tendría que haberse reunido con Teresa. Janson no debería andar muy lejos. Sé que debo de parecer una desquiciada, pero no puedo refrenarme.

Escucho gritos lejanos y los sigo. Creo que son de Teresa. No me hace gracia cruzarme con ella pero es la única pista que tengo por el momento. Los sigo hasta que los siento más cerca y, finalmente, escucho a Thomas gritando el nombre de mi objetivo. Corro hasta el siguiente pasillo y avanzo hasta la puerta de la derecha casi chocándome con Teresa y Thomas cuando salen de esa sala. Voy a preguntarles donde está él, pero sus gritos me lo confirman. Teresa pulsa un botón y las puertas de cristal que nos separan de Janson se cierran, de modo que puedo acercarme más y más a la entrada para observarle. Tiene a dos Raros sobre él que intentan devorarle. Logra apartar a uno de una patada y luego al otro. En cuanto se gira hacia la salida y me ve parada frente a la puerta pega sus manos ensangrentadas al cristal.

- Por favor, Maya, ¡por favor! ¡Ábreme! – me suplica, pero no hago ni un solo gesto. Mira hacia atrás aterrado porque ambos sabemos que no tardarán en echársele encima de nuevo. – Por favor. Sabes que siempre te quise. Ayúdame.

No puede seguir rogándome porque una de esas cosas le muerde y recobra sus gritos desesperados. Me aseguro de que me esté mirando cuando le digo que se pudra y me regodeo en su sufrimiento. No puedo hacerlo durante mucho más porque alguien me agarra por el antebrazo y tira de mí: es Teresa.

- ¡Tenemos que irnos! – me grita.

- Contigo no pienso ir a ninguna parte.

- Olvídame a mí y piensa en Thomas. – responde. Ahora que le presto atención veo que está muy débil; tanto que Teresa tiene que sostenerle para que no se desplome. Lo que más me asusta es ver el disparo de bala en el estómago que trata de presionarse. Aun así regreso a ella y le dedico una mirada mordaz.

- Solo por esta vez.

Paso el otro brazo libre de Thomas por encima de mis hombros. Sé que de esta forma no puede sujetarse la herida, pero así comparto su peso con Teresa y podemos avanzar más rápido. Aunque sugiero regresar por donde he venido, ella dice que es más inteligente subir hacia arriba porque es posible que lo de abajo ya esté completamente destrozado. Me gustaría quejarme, pero en cuanto llegamos a las escaleras de emergencia veo el humo e intuyo que los pisos inferiores deben estar en llamas. Tengo que soltar a Thomas porque no podemos subir los tres a la vez por las escaleras pero sigo sosteniéndole desde atrás, como si temiera que se desplomara de un momento a otro.

En cuanto llegamos a la azotea vemos fuego por todos lados. Esto es por culpa de los rebeldes, quienes no solo quería hacerse con la ciudad sino destruirla. Ya es tarde para regresar porque una explosión resuena en las escaleras que acabamos de dejar atrás. Thomas se cae al suelo y Teresa lo hace con él. Lo sostiene sobre su regazo y le abraza como si fuera el final. No. No puede serlo. Me niego.

Corro al otro lado de la azotea y trato de acercarme al borde sin quemarme. Hay tanto fuego que siento cómo mi piel se abrasa y me cuesta respirar. Debo mantener la mente fría y encontrar un sitio al que podamos saltar o una vía por donde podamos deslizarnos, pero no hay nada. Miro hacia atrás y veo como Thomas y Teresa se besan entre lágrimas. Me dejo caer de rodillas, agotada, y pienso en Newt y en que ya no podré estar ahí para cuidarle. Tampoco podré cumplir la promesa que le hice a Gally de que iba a volver. Un sabor agridulce se instaura en mi boca porque sé que Janson está muerto, pero verle morir me va a costar mi propia vida. Antes de que pueda decidir si ha valido la pena o no, escucho un sonido que me es familiar y al momento veo el Berg ascender hasta estabilizarse lo más cerca posible de nuestra plataforma.

Incluso si no te recuerdo | Maze RunnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora