『Capítulo 2: ¿Qué es lo que pasó?』

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La pregunta en cuestión era, ¿Qué pasó con todos los demás? Aproximadamente cuatro años fue lo que transcurrió desde que cada uno decidió tomar su propio camino.
La mayoría de ellos optaron por irse del pueblo, nadie los juzgaban obviamente buscaban algo mejor para sus vidas, tener más oportunidades, el misterio era saber de su paradero. Bien, es mejor saber sobre sus vidas actuales.

Narra Craig.

¿Hace ya cuánto me fui de South Park?, ¿Cuatro años o más?, suspire ante ese pensamiento, mis recuerdos continuaban frescos de la noche que pase con mi adorado rubio, una sonrisa amarga surcó por mi rostro.
¿Qué fue de su vida? ¿Estará en pareja? ¿Tendrá una familia? ¿Seguirá trabajando en el café?, esa y miles de preguntas me atormentaban, después de Tweek no tuve ninguna pareja, no encontraba lo que mi rubio ofrecía, comparaba a mis potenciales parejas con él y ninguno llenaba el ancho.
Tiré un pelotita con la que jugaba para arriba, perdiendo mi mirada en el blanco del techo de mi habitación, me fui queriendo una mejor vida para mi pero realmente fue para superarme y regresar... regresar para buscar a mi rubio y ver que nada haya cambiado.
Unos toquidos en mi puerta captaron mi atención, me levanté rápido y vi a Clyde del otro lado.

─¿Qué sucede? ─pregunté de mala gana.

─¡Qué actitud!, por eso no tienes novia ─se mofó a lo que solo resople con molestia dándole a entender que continúe.

─Bien bien, no me mates, queria saber si era cierto lo que se decía... ─pausó un momento a lo que enarque una ceja esperando que continúe lo que hablaba ─De que regresarás ─término. Un suspiro pesado deje salir de mis labios por lo dicho por él y desvíe mi mirada a la ventana.

─Sabes que me fui solo por el hecho de buscar algo mejor, ya estoy terminando mi carrera y quiero regresar, quiero volver a encontrarlo ─decía mientras añoraba mirando el paisaje, viendo aquel cielo que me recordaba a sus mismos ojos.
El castaño suspiro bajando la mirada y una sonrisa amarga se dibujo en su rostro.

─Paso un buen tiempo Craig, nada te asegura que no te haya olvidado.

─Yo se que no me olvidó. ¡Lo siento aquí! ─dije y apunte mi corazón, pero al cerciorarme de lo cursi que me ponía carraspeo la garganta tratando de no darle importancia.

El chico solo me miraba en silencio, sus ojos brillaban, sentí incomodidad por su mirada y cuando menos lo pensé se abalanzó sobre mí sosteniendo mi rostro para plantarme un beso. Abrí los ojos ante aquello y lo separe tomándolo de los hombros.

─Se que ni con eso lo olvidarás... ¿Cierto? ─me preguntó. Desvíe la mirada sin quererlo encarar.

─Tu sabes que no ─solo atiné a contestar.

Escuche como la puerta de mi habitación se cerraba, resople haciendo volar mi fleco, me percaté que llevo tiempo sin cortarme el cabello.
Dirigí mi vista a una carta, un sobre en particular, en unas semanas nuestro amigo Token regresaría al pueblo, para celebrar su triunfo con los negocios, y nos quería a todos de vuelta en esta reunión.
Esta iba a ser mi oportunidad, seguro asistiría y lo volvería a ver. Una sonrisa tonta adorno mi rostro ante aquel pensamiento.

Por fin lo volvería a ver.




Narra Tweek

La tarde fue pasando, y así la clientela se estaba llendo, el pequeño niño me ayudaba a cerrar el local cuando una presencia imponente ingresaba al local.

─Lo siento señor, pero ya estamos cerrando ─dije.

─¿Como que señor, Tweek?, ¿Pero qué pasó? No me veo tan viejo o ¿si? ─decía con burla esa persona que ingresaba de todas formas a la cafetería.

Aquello captó completamente mi atención traté de reconocer aquella persona morena y su peinado, logre reconocerlo, quien diría que después de tanto tiempo esa persona si que cambio.

─¡Token! ─lo llamé sonriendole.

─¡El que viste y calza mi buen amigo! ─dijo mientras abría sus brazos. Corrí y no pude evitar colgarmele siendo recibido por sus brazos ─Tweek paso tanto tiempo, ahora tú diriges la cafetería es un gran avance ─me elogió a lo que mire apenado a otro lado.

En eso el pequeño de cabellos castaños se acercó a ellos con una carta en sus manos.

─¿Se le ofrece algo señor? ─dijo mirándolo de forma seria.

Token levantó la vista para mirarme con reproche por tener a un niño trabajando aquí, me acerque a los hombros del pequeño y posicione mis manos.

─Él es Trent... es mi hijo ─dijo nervioso el chico.

Pude ver como abría de forma desmesurada sus ojos al escuchar tales palabras viniendo de mi, y bajo la vista desvió al niño. Di una orden para que el castaño se fuera a barrer a la cocina así pueda hablar con mi amigo de forma tranquila.

─Tweek... ¿Qué carajos? ─exclamó una vez que vio que se marchó el muchacho. A lo que suspire.

─No soy su verdadero padre, lo adopte o recogí hace un tiempo atrás, pero mas bien, creo que él fue quien me recogió a mi ── conteste perdiendo la mirada en un punto en la pared. En eso aparece dejando una porción de tarta frente de nosotros.

─Papá no me deja hacer café, aún, pero puedo servirle esto de todas maneras ─dijo y se volvió a marchar. Vi como una sonrisa se dibujo y clavando sus ojos sin despegar del postre.

─Tenemos mucho que contar, ¿Verdad pequeño Tweek? ─fue lo que me dijo.

─Todo a su tiempo Token... Todo a su tiempo ─le contesté con una sonrisa cansada.

Luego de charlar por un momento de cosas banales, posicionó un sobre en la mesa y mire extrañado aquel acto.

─En unos días quiero celebrar mi regreso al pueblo e invite a todos, en verdad espero con ansias verte ese dia ─me dijo. Desvíe la mirada al pequeño que con gran esfuerzo me ayudaba en el lugar y suspire.

─No creo que pueda ir. No lo puedo dejar solo, es un niño aún y mis responsabilidades cambiaron, pero yo te estaré avisando de cualquier forma ─contesté apenado.

─Tranquilo Tweek, pero te aviso que lo invite a él ─me lo dijo más bien canturreando.

Mi corazón dio un vuelco y comenzó a acelerarse, el hecho de volverlo a ver me emocionaba como todo a un adolescente o una pequeña que añoraba por su amor de cuentos, sin saber que alguien miraba mi reacción.

─Bueno Tweek nos vemos y espero verte pronto amigo o me verás muy seguido en este lugar.

Lo acompañe a la puerta y me despide de él, me recargue en el marco y un suspiro sonoro salió de mis labios, ¿Qué haría? ¿Qué haría?, esas preguntas inundaban mi cabeza.






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Agradezco a mi linda oka san, que me ayuda a impulsar a continuar con la historia.

ℒ𝑜 𝓆𝓊𝑒 𝓃𝓊𝓃𝒸𝒶 𝓈𝑒 𝑜𝓁𝓋𝒾𝒹𝒶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora