『Capítulo 8: No Puedo Soportarlo』

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Ese mismo día de la tan ansiada reunión, dos rubios se encontraban caminando callados, cada uno absorto en sus pensamientos, ensimismado en sus ideas hasta que uno de ellos opto por romper el silencio incómodo que se había formado.

─Estaba seguro que no vendrías ─hablo Kenny sin dirigirle la mirada. El joven Stotch suspiro ante ese comentario y lo miró de reojo parando su andar.

─Yo también creí lo mismo, pero mi padre al saber que iban a estar viejas compañeras me alentó más a ir ─dijo soltando aquello con algo de gracia.

Kenny no pudo evitar poner mala cara al escuchar lo que su "suegro" había sugerido a su pareja, pero prefirió no decir nada.

─Dice que no puedo desaprovechar esta oportunidad, y espera tener una nuera pronto ─siguió contando aquello.

El alto miraba molesto hacia el suelo pero con escuchar lo último verdaderamente le molesto, a un poste de luz que se encontraba en su camino se escuchó como asentaba un puño en este. Butters al escuchar tal golpe abrió los ojos sorprendidos y temeroso, cruzó su vista posándose sobre él y sintió su corazón oprimirse. Envés de encontrar una mirada llena de ira solo un rostro triste fue lo que diviso.

─Lo...lo siento ─susurro sintiendo como las lágrimas se acumulaban en sus ojos.

McCormick al ver ese gesto desvío la mirada y continuó su andar, Butters lo siguió por detrás. Llevaban un buen rato sin volver a entablar conversación, hasta que este último decidió romper.

─¿Y qué dijeron en tu casa? ─se atrevió a preguntar. Éste solo miró de reojo al chico y suspiro.

─Nada que sea de mi interés, mi madre a los gritos diciendo que seguí el camino de mi inútil padre, sabía que debía haberme ido aunque sea a alquilar un cuarto o algo ─contestó con molestia.

Después de esa charla continuaron sin hablar más, al llegar a la casa de los Black fueron recibidos por el hijo de ellos. Ingresaron paseando su mirada en todos los presentes, varios habían cambiado, con la mirada trataban de encontrarse con caras conocidas, pero una voz irritante fue lo que escucharon.

─Mira a quién tenemos aquí al marica de Kenny ─dijo Erick burlándose. Rodó los ojos con molestia y volteo la mirada a otro lado.

─¿Cómo te trata la vida de pobre Butters? ¿Aun te arrepientes de seguir con él? ─pregunto burlándose del más alto. Butters miró entre nervioso a Cartman sabiendo que Kenny podría reaccionar mal en cualquier momento.

─¿Qué pasó culo gordo, Wendy ya teme por su vida, que un día de estos no despierte porque tu gran trasero seguro la aplastaría  y por eso te dejo solo aquí? ─le dijo Kenny burlándose con una media sonrisa clavando sus ojos en el chico rechoncho. Erick al escuchar eso da un empujón claramente molesto.

─¡No empieces Kenny!

─Tu te lo buscaste, así que no te vayas a poner a llorar putita ─le desafío.

─Ya basta ustedes dos ─dijo exaltándose Butters poniendo su cuerpo de por medio.

Cuando los vio callados se alejó de ahí molesto. El rubio pasó sus manos por sus cabellos revolviéndolo y miro con molestia a Cartman que seguía en el mismo lugar.

─Apenas llegué unos días y ya estoy peleando con Butters ¿Por qué no vas a desaparecerte por ahí o buscas a Wendy? parece que te dejó plantado ── terminó de decir aquello y fue en la búsqueda de su pareja.

Erick los vio partir y frunció el ceño ante eso, se fijó en la hora de su reloj y levantó su mirada paseando sus ojos en los presentes pero mas en la puerta de entrada.

─¿Dónde carajos está? ─se preguntó ya astiado por la demora.





Butters caminaba por la mansión molesto, a pesar de ser más de medio día no explicaba cómo algunos estaban borrachos, buscaba con la mirada algún lugar para poder descansar pero una mano sobre su muñeca lo exaltó y sintió cómo lo arrastraban para uno de los cuartos del primer piso.
Al levantar la mirada para ver de quien se trataba abrió sorprendido los ojos, Kenny tenía una mueca de molestia en su rostro pero no decía nada, lo ingresó a lo que pareciera ser a la primera habitación vacía que encontró.

─¡NO HAGAS NADA INDECENTE KENNY! ─gritó Token desde abajo.

─Que te jodan ─musitó.

Desvío sus ojos al chico Butters, este estaba nervioso, se acercó haciendo que este retrocediera unos pasos, pero se detuvo cuando vio la cabeza de Kenny sobre su pecho.

─No lo soporto más ─susurro.

─Se que Erick es molesto, pero no te dejes llevar por lo que dice ─le dijo.

Pero no recibió respuesta por parte de él, a eso no hacía referencia y se dio un golpe mental al saber que se equivoco, levanto su mano y la paso por sus rubios opacos proporcionándole caricias con su suave tacto.

─En verdad lo siento Kenny.

─Butters te necesito ─al decirlo se abalanzó sobre el chico tirándolo a la cama que había en ese cuarto.

─Kenny pero que… ─quedó callado cuando sus labios fueron sellados.

Sentía como las manos de su novio paseaban por su cuerpo, pero eso le incomodaba, sabía lo abatido que se sentía pero no sentía que era momento para eso.

─Kenny detenté.

─¿Acaso no me amas?

─Si te amo, pero para.

─¡No!

Continuaba igual, cegado por el deseo, pero un fuerte empujón y el suelo duro lo hicieron reaccionar. Butters estaba con el rostros enrojecido y unas lágrimas descendían por su rostro.
Abrió los ojos al ver lo que hizo, suspiró  acomodándose derrotado en el suelo y clavando la mirada al suelo perfectamente lustrado.

─Lo siento ─susurro sin poder verlo. Butters suspiro al escucharlo y se agacho para luego abrazarlo por la cabeza.

─Se que estas haciendo una gran batalla interna, pero entiéndeme y dame tiempo, es injusto para ti, pero eres quien amo y le haré frente a toda mi familia si es necesario, solo necesito tiempo ─le decía contra su oído.

Kenny extendió los brazos y lo abrazo a pegando su rostro en el torso de su pareja, soltó un suspiro pesado y comenzó a refregar su rostro contra la ropa.

─Saldré de aquí y buscaré un cuarto para rentar por un tiempo ─le decía aún sin verlo.

─Bueno... podrías pasarme tu dirección ─al decirlo lo miró con una sonrisa que fue contestada de igual forma por el chico que tenía en sus brazos.

Kenny se levantó y besó la frente de Butters, se tomaron de la mano y decidieron bajar y poder disfrutar de la fiesta antes de irse.

ℒ𝑜 𝓆𝓊𝑒 𝓃𝓊𝓃𝒸𝒶 𝓈𝑒 𝑜𝓁𝓋𝒾𝒹𝒶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora