『Capítulo 21: ¿Qué pasó en estos cuatro años? Parte 2』

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¿Cuánto habrá pasado de ese encuentro, tres semanas?, realmente no lleve la cuenta tener a ese niño en mi vida como que surgió un gran cambio, me insto a que trabajara con los postres que a decir verdad tenia un buen manejo y a la gente le gustaba, por lo menos por día no solo tenia uno o dos clientes.
Miraba de reojo aquel niño, no sabia su procedencia, solo y apenas pude saber su nombre, me dijo que apellido no tenia, preferí no insistir. Se lo veía feliz ayudándome y por ilógico que suene también me hacia feliz a mi, vivíamos juntos y no mentiré que si que es una labor criar a un niño, ahora podía comprender mejor a mi madre.
Me ayudo a limpiar el local, no mentiré que verlo limpio si levantaba un poco mi humor, estábamos ahora limpiando las mesas para recibir a la gente, cuando quise comenzar con la próxima mesa sentí un mareo fuerte, me sostuve de una silla y el niño se acerco preocupado a mi.

─¿Sr. Tweek se encuentra bien? ─pregunto alarmado.

─Si, solo me sentí débil, nada mas.

─¿Sr. Tweek, a estado comiendo bien?.

Con esa pregunta me dejo mudo, como decirle al pequeño que con lo que ganábamos apenas y nos alcanzaba para comer, si bien aumentaron un poco mas el ingreso de las ganancias me había retrasado con el pago de algunas cosas incluyendo el alquiler del departamento, pero que mas podría hacer? No íbamos a vivir en la calle y muchos menos en la casa de mis padres que no conocen absolutamente nada de lo que estaba pasando ahora en mi vida.
Estaba por contestarle cuando ese mareo se intensifico, apenas divisé al niño preocupado y sus gritos que se comenzaron a alejar, luego sentí como todo alrededor se volvía oscuro y luego, nada.




No se cuanto habrá pasado, pero un olor a medicamentos fuertes me llego a mis fosas nasales, sentí el cuerpo pesado, pero mas era que sentía que algo me hacia mas peso. Comencé a abrir los ojos para tratar de reconocer donde me encontraban, podía ver una sala, bien, de un tono en blanco y celeste, baje la mirada, me veía en una cama tapado con unas finas sabanas blancas, y una mata de pelos castaños, parpadee por un momento, pelos castaños?. Aclare la visión y pude ver como el niño estaba recostado sobre mi cerrando fuerte los ojos, por sus mejillas vi como las lágrimas habían recorrido su rostro.
Me trato de acomodar, provocando que el niño se despierte y mire preocupado.

─Que bueno que ya despertaras, me había asustado ─decía el menor.

─¿Estamos en el hospital? ¿Pero qué pasó? ─pregunte mientras me acomodaba sobre la cama.

─Te desmayaste de la nada y pedí ayuda y te trajeron, tuve que decir que soy tu hijo porque no me iban a dejar a estar contigo ─me dijo con pena aquello desviando su mirada, estaba a punto de contestar y por la puerta veo ingresar a un doctor.

─Hola señor Tweek que bueno que despertara ─me dijo mientras revisaba unos papeles que traía en sus manos.

─¿Doctor que me paso?.

─Bueno el azúcar en su cuerpo bajo provocando que bajara su presión, y después de unos análisis también detectamos que tiene anemia ─explicaba aquello, luego desvía la mirada y la posa sobre el niño ─Disculpe, ¿Ese niño es su hijo?.

─… ─calle unos segundos y solo pasee la mirada al pequeño y suspiro ─Si, es mi hijo.

─Bien, bueno señor Tweak como vera no es nada grave pero debe alimentarse mejor, pequeño cuida a tu padre, as que se le alimente, ¿si? ─vi como le decía mientras apoyaba su mano sobre su cabeza, este solo agacho la mirada y asintió ante lo que dijo ─Bueno, los dejare debo atender a mas pacientes, luego vendrá una enfermera con los papeles del alta y se podrán ir ─.

ℒ𝑜 𝓆𝓊𝑒 𝓃𝓊𝓃𝒸𝒶 𝓈𝑒 𝑜𝓁𝓋𝒾𝒹𝒶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora