『Capítulo 14: La Nueva Vecina』

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Una semana es lo que pasó desde que los chicos habían regresado a South Park, para sorpresa de algunos padres algunos de ellos optaron por quedarse mientras otros regresaron a la ciudad y no estancarse en el pueblo, como decían. También pasó una semana de aquella promesa que hizo el hijo de los Tucker hacía Tweek y Trent, todas las mañanas sin falta iba a asaltar a la casa de ellos, los acompañaba durante el desayuno, luego llevando a la escuela al menor y después a la cafetería donde ayudaba al rubio a atender. No podía alabarse de haber logrado mucho, porque se sentía como al comienzo, aun no sabia por completo la historia entre el rubio y el niño, muchas veces le tentó siempre en insistir con preguntas pero siempre se retaba que cuando él lo sienta seguro le contará.
Una noche trato de extorsionar a su hermana, pero ahí supo que el pueblo sabía tanto como él, lo demás se lo guardó bien el chico de cabellos alborotados. Y con el niño, eh ahí el otro dilema, siendo tan cerrado no podía ni conocerlo verdaderamente y quería hacerlo, todo por su novio.

Ese día ya era sábado, y estaba en la cocina-comedor de aquel departamento, esta vez si se esmero por preparar algo más elaborado y nutritivo, luego que la noche anterior se puso a devorar cada información sobre recetas. Hace solo un dia pudo sacar copia de la llave, quería sorprenderlo a ambos.
Sonrió al ver como en la mesa tenía desde pan tostados, panqueques, frutas y demás. Desvío la mirada al reloj de pared, ya seguro se levantarían, a los minutos comenzó a sentir unos pasos pesados y pudo divisar la mirada somnolienta de su chico, sonrió al verlo entrar.

─¡Buenos días! ─le dijo y se acercó besándolo en la mejilla.

Tal fue sorpresa de verlo tan temprano que el cansancio que sentía se esfumó de un plomazo. No pudo evitar sonreír y algo que detestaba siempre era que se sonrojaba, como ahora.
A los segundo otros pasos se sintieron por el lugar y una cabeza despeinada y ojitos verdes cansados miraban a ambos chicos.

─¡Buenos días Trent! ─ahora se dirigía al menor apoyando su mano en su hombro.

Este solo hizo un gesto en modo de saludo pero cuando desvió su mirada a la mesa llena de comida abrió sorprendido los ojos.

─¿Hiciste todo esto por nosotros? ─preguntó.

─Si, ambos deben comer bien ─dijo mostrando una sonrisa cálida.

Ahora el pequeño es quien mostraba un sonrojo en sus mejillas, quería desviar la mirada de la comida pero fue traicionado por su estómago ganando la risa de los más grandes.
Se acomodaron y se dispusieron a disfrutar del festín que ese azabache les había preparado. Craig sentía una nueva emoción, verlos ahí reunidos, como Tweek obligaba a que coma más, el pequeño protestando, una verdadera familia.

¿Familia?

Abrió los ojos por tal palabra, jamás sintió aquello, ni con su propia familia, no es que no los quisiera, los quería, pero este sentimiento es algo nuevo que comenzó a nacer en su corazón, si bien se dijo que aceptaría al niño por su novio, ahora sentía que por otro motivo, aceptaría a ese niño porque le estaba proporcionándole esa sensación nueva. Aún que ya llevaba una semana sin lograr algún progreso, ahora si se esforzaría porque también quería escuchar de los mismos labios de él y que le diga papá.

Tan absorto estaba en sus pensamientos que no sintió la mirada de ellos, estos se miraron intrigados por la mirada de perdido que presentaba Craig. El rubio optó por carraspear la garganta para poder captar su atención.

─¿Craig qué te pasó? ─le preguntó.

─... ─ abrió los ojos al ser pillado en su momento donde se perdía en sus pensamientos ─Lo-lo siento ─contestó apenado para rascarse detrás de su cabeza nervioso.

ℒ𝑜 𝓆𝓊𝑒 𝓃𝓊𝓃𝒸𝒶 𝓈𝑒 𝑜𝓁𝓋𝒾𝒹𝒶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora