『Capítulo 7: ¿¡Quién Mierda es ese Niño!?』

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Narra Craig

Caminaba, más bien corría por las calles de aquel pueblo, ¿Por qué Token me había dicho eso?, seguro sabia algo pero ¿Qué?. Sentía la impaciencia sobre mí, la mansión si estaba lejos del centro de South Park y por el apuro con el que salí ni me tome la molestia de tomar un taxi. Solo quedaban unas cuadras para llegar, pero podía divisar como la gente ingresaba y salía del lugar, claro por eso no asistió, por estar trabajando, siempre tan responsable, bueno ahora lo iba a sorprender.
Llegando a tan solo una cuadra veo como del local salé aquella mata de cabellos despeinados, de un color dorado, ese cuerpo flacucho, esa sonrisa en su rostro que me tenían embobado.
Veía como estaba levantando las mesas de afuera, ¿Tan tarde era?, porque lo veía que estaba por cerrar, mi paso comenzó a desacelerar. Por fin, después de tanto, lo volvería a ver, abrazar y besar.
Pero mi andar se detiene de golpe, un niño salió del local y se colgó de la manga de su camisa, me estaba acercando más hasta que escuché unas palabras que detuvieron mi andar por completo.

─Papá ya es hora de irnos.

¿¡Papá!?

¡Le dijo papá!

Comenzó a negar ante aquello, no podía ser, ¿Tanto tiempo paso? ¿Ya tenía familia?, ¿Se cansó de esperarlo?. Me escondí detrás de la pared del local para evitar ser visto, Tweek le sonrió a ese niño y así se fueron del lugar.

Era por eso que no fue, ¡claro!, un hombre de familia, comencé a retroceder y querer alejarme del lugar, escuchar y ver esa escena dio un impacto fuerte en mi, quería gritar dolido, pero me contube.





El blondo giro su cuerpo cuando sentía que alguien había clavado su mirada sobre ellos, comenzó a rebuscar con la mirads inspeccionando todo el lugar tratando de encontrar a quien los haya visto.

─¿Sucede algo? ──pregunto el infante intrigado por su actitud.

─Creí que alguien estaba aquí ─fue lo que contestó.
Se comenzaron a alejar del lugar acompañados por los últimos rayos del sol que iluminaba su camino hasta su pequeñp y humilde hogar.





Llegando a la casa de los Tucker, el chico llegó arrastrando los pies con su mirada gacha clavada en el suelo, su hermana que se encontraba justo en la sala por donde ingresaba el mas alto lo ve extrañado por su forma de acturar.

─¿Qué paso feo? ¿Tweek te vio y se espanto? ─comentó con gracia.

Pero no recibió respuesta alguna, cosa que si la extraño más, el chico subió hasta su habitación y se tiró de cara contra la cama.
A ver presenciado aquella escena lo estaba matando, se cuestionaba si había hecho bien en alejarse, quizás si no lo hubiera hecho ellos estarían juntos, eso era seguro. La chica de cabellos rojizos tirando a naranja lo había seguido y al verlo abatido suspiró y negó con la cabeza.

─Tengo la sensación que viste algo que no quisiste.

─Vete a la mierda ─le dijo sin levantar la cara de la almohada y mostrándole la típica señas de ellos. La chica solo resoplo y antes de salir lo miro de reojo.

─No saques conclusiones al aire, no sabes que paso en este tiempo ─fue todo lo que dijo.

Se levanto de golpe al escucharla ¿Por qué tanto misterio?, sentía que algo no le querían decir, seguro solo su rubio era quién debia decirle aquello, pero ya era tarde para salir, mañana, seguro abriría el café y aprovecharía para poder saber que paso en todo este tiempo.




El rubio y el castaño ingresaron a su departamento, estaban cansados, se dirigieron a la cocina-comedor del lugar y se sentaron en la mesa.

─Sigo pensando que debiste ir ─volvía a arremeter sin dejar el tema de lado.

─Ya te explique porque ─contestó ya con la voz cansada.

─Es que parece que en verdad estabas ansioso por ir, como que querías ver a alguien.

No supo qué contestar solo atinó a desviar su mirada a la ventana que tenían y podía ver como la luna comenzaba a salir, era verdad quería verlo, después de tanto, quería volver a ver al amor de su vida.
Pero tenía miedo, él había cambiado, y no sabia que tanto él también. Miró de reojo al niño que había tomado el control remoto y comenzaba a buscar algo que ver, no sabía si lo iba a aceptar con el niño también, eso le aterraba por eso decidió no presentarse, seguro ni se habrá dado cuenta que no estuvo en la fiesta. Esos pensamientos le fueron molestando hasta la hora que le tocó dormir.

¿Qué pasaría en el día siguiente?

ℒ𝑜 𝓆𝓊𝑒 𝓃𝓊𝓃𝒸𝒶 𝓈𝑒 𝑜𝓁𝓋𝒾𝒹𝒶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora