Habían pasado como tres meses desde aquel incidente, ya vivían como una familia, lo que siempre fueron, solo que ahora oficial.
En el dormitorio de los chicos un rubio era tirado a la cama, con la respiración agitada, miraba con el ceño fruncido a su pareja, tenia desacomodada la camisa, trato de levantarse pero el pelinegro no lo dejaba, posicionándose arriba impidiendo que pudiera escapar.─Craig no vengas a cambiar las cosas, por tu culpa es que suspendieron a Trent ─decía con molestia. Su novio se acerco besando su cuello y pasando la lengua.
─¿Mi culpa? ─dijo con gracia pasando las manos por el torso terminando de desabotonar su camisa.
─¿Quién mierda le enseño a Trent que le conteste así a los profesores o todo aquel que lo irrite? ─trato de guardar la compostura pero le era imposible por lo que hacia su esposo con él.
─Es un Tucker, debe aprender a como se debe contestar ─dijo de lo mas normal retirando la camisa de su pareja y dejarlo desnudo de la cintura para arriba.
El rubio estaba por contestarle pero fue callado por el beso deseoso de su pareja, sentía como con sus manos comenzó a recorrer cada parte de su cuerpo, cuando sintió su boca libre dejo salir varios gemidos.
El pelinegro por su parte, besaba el cuello de su chico dejando leves marcas, pasaba su lengua para hacer estremecer mas a su chico, comenzó a descender por su torso, con una de sus manos tomo uno de los pezones y con su boca el otro mordiéndolo provocando que el rubio casi gritara del placer que sentía. Escucharlo mas lo calentaba, su virilidad se hacia notoria por sobre su pantalón, medio sonrió acomodándose para rozar su entre pierna con la del rubio.─Craig detente, tenemos que hablar con Trent por lo que hizo ─como pudo logro articular alguna palabra, pero le era difícil por la atención que le estaban dando.
─Trent esta ahora en el departamento de Wendy, así que no te escaparas de mi ─medio sonrió.
El rubio estaba por contestarle pero fue volteado para quedar boca abajo sobre la cama, no quería esperar mucho, el azabache se quito el pantalón con interior junto, al acercarse a su pequeño rubio también hizo lo mismo. Sostuvo de sus caderas para ponerlo en cuatro y se apoyo sobre su espalda.
─Tenemos que hablar Craig ─miro por sobre su hombro al chico. Este se agacho acercando sus labios a su oído, soplo un poco provocándole escalofríos.
─Luego Tweek, que tu también deseas que este adentro tuyo como yo deseo sentirte ─le susurro aquello.
Estiro una mano agarrando el pene del chico y comenzando a masturbarlo, el rubio aferro sus manos contra las sabanas, aparte de sentir como tocaban su pene, el roce del miembro de su esposo contra su trasero estaba provocando que ya no pudiera razonar y perder el juicio. Craig sintió su mano húmeda, se levanto y posiciono en la entrada, el chico lo miraba expectante a que iba a hacer, la lengua del chico se aventuró en el orificio de su trasero, se alarmo provocando que su rostro se encendiera y soltara un gemido fuerte por la impresión.
─¡Aaaah de-detente! ─trataba de articular por los jadeos que soltaba de su boca.
El chico solo lo ignoro y continuaba con lo suyo, estira una mano y da un chirlo a la cola del rubio, un gritillo más fuerte soltó. Saco su lengua y comenzó a introducir un dedo, lo veía cómodo, sabia que estaba muy excitado e introdujo otro dedo para prepararlo mejor. No espero mucho para confirmar que se había acostumbrado y estaba listo, coloco su miembro en la entrada del rubio y solo se detuvo cuando introdujo la puntita al ver que trataba de decirle algo su esposo.
─De-detente ─le decía con la respiración agitada.
─… ─analizo un poco la situación, se inclino sobre él, con sus diente atrapo el lóbulo de su oreja tirándola no de manera brusca, introdujo su lengua para después rozarlo con sus labios ─Dime ¿En verdad quieres que me detenga?.
ESTÁS LEYENDO
ℒ𝑜 𝓆𝓊𝑒 𝓃𝓊𝓃𝒸𝒶 𝓈𝑒 𝑜𝓁𝓋𝒾𝒹𝒶
FanfictionPaso el tiempo desdé que se graduaron de la preparatoria de South Park, cada quien hizo su vida aparte, solo uno se quedo en el pueblo, aquel pequeño rubio adicto al café. Después de varios años se vuelven a reecontrar, pero nadie sabe que tantas co...