『Especial: Conociendo al resto de la familia』

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Una mirada esmeralda paseaba en el recinto, mas bien, paseaba su mirada desde el reloj de pared ubicado en la estancia a las dos personas que sonreían al pequeño, que claramente estaba nervioso.

─No se como pueden estar sonriendo así ─molesto el pequeño los miraba.

─Hijo, son mis padres y siempre me valió verg... ─antes de continuar recibió un codazo por parte de su pareja que con el ceño fruncido lo reprochaba.

─Cuidado con las palabras que utilices ─se llevo su mano a la frente y afrento el tabique de su nariz ─Suficiente tengo con que haya aprendido la famosa seña de los Tucker como para que ahora tenga que escuchar las mismas palabras que repite su mal hablado padre ─continuaba en la misma posición ahora negando con la cabeza.

El azabache suspiro y levanto los hombros sin importancia, para el es típico, en su casa eran así, mostrándose el dedo del medio y defenestrarse cada vez que podían. Pero ahora tenia que pensar, que su familia es ahora el rubio que siempre amo y ese niño que no hace mucho adoptaron y ya pertenecía a los Tucker.
Con eso ultimo no pudo evitar que se le escapara una sonrisa, pasaron varias cosas y ahora estaban juntos, y se había dicho que disfrutaría cada momento que pase con ellos y eso incluyendo las veces que visitaban la dirección por algo que seguro contesto Trent.

─Papá...

Ah, esa hermosa palabra que venia de la boca del niño, jamás había sentido tanto regocijo con solo que digan así, tenia conciencia de la responsabilidad que era criar y cuidar a un niño.

─Papá...

Porque tenia la sensación que esa voz se escuchaba lejana, oh parece que se había perdido en sus sueños, es mejor poner ya los pies en la tierra seguro necesitaban algo de él y se estaba perdiendo en su mundo.

─¡Viejo! ─grito ya molesto el niño. Craig abrió los ojos por escuchar como lo había llamado.

─¿Viejo? ─susurro abriendo los ojos, se tiro arriba de la mesa, lo había llamado viejo, no eso no podía ser posible, el cuando llamo así a su padre ya era adolescente, el apenas era un niño, sentía un aura deprimente emanar.

─¿Papá que tiene? ─miro curioso el niño al mayor que estaba tirado sobre la mesa donde comían.

─Parece que le afecto que le dijeras viejo, pero eso le pasa por perderse en su mundo y no escuchar lo que hablábamos ─enarco una ceja el rubio mientras lo picaba con un tenedor que tenia y veía si podía hacerlo resucitar o algo.

Luego de varios segundos en ver que no reaccionaba, suspiraron con derrota, seguro iba a estar así un buen rato. El rubio le pidió de favor al muchacho que lo ayude con unos postres que llevarían a la casa de la familia de su esposo.
Jamás se quejo por ayudar a su padre y con gusto acepto aquello, le gustaba ser servicial y siempre ayudarlo en lo que podía. Mientras preparaban todo en la cocina debes en cuando miraban de reojo al azabache que no cambiaba su posición, se miraron entre si.

─A la próxima dile aunque sea papito.

─Si papá.

Volvieron a sus labores, no debían ir con las manos vacías, como educación al ser invitados jamás ir con las manos vacías, eso se encargaba de inculcar en su hijo para que tenga buenos modales. Estaban muy entretenidos preparando todo para pasar ese día , el pequeño armaba aquellas magdalenas entretenidos, miro de reojo a su padre había algo mas que le picaba esa mañana al pequeño e iba aprovechar ese momento de depresión de su otro padre.

─No le dirás, ¿verdad?.

─Nop.

─Pero sabes que es mi cumpleaños y duele que papá Craig no lo sepa ─frunció un poco el ceño mientras lo ayudaba a decorar.

ℒ𝑜 𝓆𝓊𝑒 𝓃𝓊𝓃𝒸𝒶 𝓈𝑒 𝑜𝓁𝓋𝒾𝒹𝒶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora