Ya comenzando la mañana del día domingo, tres presencias se hacían presente en la estancia, haciendo su rutina de siempre, compartir el desayuno, acciones que se hicieron habitual ahora en sus vidas.
Unos brillantes ojos verdes miraban ansioso a que los mas grandes esperando que terminaran de comer, miraban con gracia la impaciencia del infante.─Craig no es necesario que hagas esto, pero antes que me digas algo... gracias ─comenzó la platica Tweek ─Jamás tuve la oportunidad de llevar a Trent a la feria, muchas gracias.
El chico asintió con la cabeza recibiendo las gracias por parte del rubio, miro de reojo como comía apurado, aquel acto le dio gracia, una vez terminaron se dispusieron en salir pero en la entrada una cabellera negra con mala cara los estaba esperando.
─¿A dónde saldrán sin mi? ─cuestiono cruzándose de brazos.
─No te alteres Wendy, sabes que no es bueno para ti ─pidió Tweek mirando nervioso a la chica.
─Es una salida familiar, no te metas ─ respondió Craig con mala actitud.
─Pasaremos todo el día afuera ─dijo ahora el niño con un brillo en sus ojos demostrando la emoción.
La chica miro a otro lado, poniendo cara de victima en desgracia.─Claro y me dejan de lado, me quedare tan sola ─dramatizo.
Tweek miraba con una sonrisa nerviosa mientras el azabache se refregaba las cienes para no explotar, en cuanto al niño ya hasta ansioso en su lugar.
Agarro ambas mangas de los chicos y los comenzó a arrastrar a afuera.─¡Vamos! ¡Vamos! ─suplicaba arrastrandolos.
Estos rieron por eso y a lo lejos el chico despeinado le pedía disculpas, a paso apresurado siguieron su camino hasta su destino.
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•Luego de casi una hora de viaje, llegaron cuando los gritos ensordecedores se hicieron presente y una enorme fila de gente queriendo ingresar, para ellos era solo un recuerdo de cuando iban a la primaria y Craig le había propuesto del lugar a Tweek pero para ese niño era lo mas maravilloso que sus ojos veía.
Se les había adelantado para así perderse de la vista de ambos.─¡Trent espera! ─grito preocupado el rubio para ingresar corriendo siendo seguidos por el azabache.
─Si que tenia muchas ganas de venir ─musito asombrado el chico Tucker.
Para su suerte el chico no se había ido tan lejos y estaba embobado frente a uno de los puestos donde se podía apreciar como se realizaba el algodón de azúcar, Tweek al llegar le toco el hombro llamando su atención pero Craig en cambio decidió comprar uno.
─N-no era necesario que lo compres ─ dijo haciendo un puchero el niño mirando con molestia a otro lado.
─¡Ah!, ¿Entonces no lo quieres?.
─No, no lo quiero ─contesto para cruzarse de brazos.
─Si tu no lo quieres, no me queda de otra que comerlo yo y tu papá ─levanto los hombros despreocupado e hizo el amague de llevarse el dulce la boca.
─Es-espera ─dijo ─Seria de mala educación si no recibo lo que compraste para mi ─un pequeño sonrojo paso por su rostro. Ante tal acto no pudo evitar mirar con ternura al niño y le paso el dulce que fue gustosamente aceptado.Tweek solo miraba con alivio como esos dos por fin comenzaban a llevarse bien, le extendió la mano al chico y así comenzaron con la caminata para buscar alguna atracción.
Con sus ojos pasearon el lugar tratando de encontrar una atracción que pudieran compartir, Craig al divisar la rueda de la fortuna miro de reojo a Tweek, medio sonrió y les hizo seña a ambos, una sonrisa nostálgica surco su rostro y el niño miraba maravillado y así se dirigieron para hacer la fila del ingreso.
Una vez les toco se acomodaron los tres y el juego comenzó a andar, disfrutaban del paisaje de todo el lugar, más cuando llegaba a la cima, el más grande decidió estirar su brazo y lo paso por sobre los hombros del rubio, este se sonrojo, el niño se hizo un poco adelante cediéndole más espacio a lo que el grande aprovecho y apego mas al rubio.
Terminada de dar las vueltas descendieron, pero el chico se paro delante de ellos y estos los observaron atentos.
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ℒ𝑜 𝓆𝓊𝑒 𝓃𝓊𝓃𝒸𝒶 𝓈𝑒 𝑜𝓁𝓋𝒾𝒹𝒶
FanfictionPaso el tiempo desdé que se graduaron de la preparatoria de South Park, cada quien hizo su vida aparte, solo uno se quedo en el pueblo, aquel pequeño rubio adicto al café. Después de varios años se vuelven a reecontrar, pero nadie sabe que tantas co...