Capítulo 44

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—¿Preparo algo de comer? —Preguntó Margareth en medio de esta tensión. Podía decir que Harry estaba enfadado y no dudaba en absoluto que ella lo supiera también. En silencio, le di las gracias mentalmente por aligerar algo el ambiente.

—Sí, por favor, aunque sé que ya mismo servirás la cena, no vendría nada mal algo de comer antes, ¿verdad, Sienne? —Fijó la mirada en mí. Algo en mis entrañas se removió por la intensidad de su mirada, y recordé sus palabras de antes. Se iba a quedar toda la noche conmigo y había dicho que me echaba de menos en su cama, y eso significaba que no me iba a dejar dormir y que me tendría hasta el amanecer gimiendo su nombre como quien repite una oración—. Sé que apenas has comido en todo el día, ¿tienes hambre?

Tragué saliva y asentí sin apartar la mirada de la suya. Una sonrisa no muy dulce se extendió por su bonito rostro, dándome a entender que podía deducir mis pensamientos y el efecto que tenía sobre mí. Y entonces cambió de tema.

—¿Sabes algo de la prueba? —Dios mío, la prueba. La había dejado en el despacho cuando tuve el coraje de levantarme para hablar con Margareth, que estaba concentrada en cocinar algo. 

—¿Quieres venir conmigo y ver cómo ha ido? —Pude notar un deje de alegría en su voz, tal vez él sentía el mismo calor esperanzador de que hubiera un hijo en camino. Y más después de la confesión que me había hecho hace unos días, cuando me dijo que quería que tuviera su hijo. 

Asentí y me levanté, olvidándome por un momento del mareo, y me agarré al brazo que me ofrecía. Salimos de la cocina y, caminando por el pasillo, notaba el calor de su piel a través de la ropa. No pude evitar apretar mi mano alrededor de su brazo y acariciarlo disimuladamente, apreciando lo fuerte que estaba. 

Una imagen de él sosteniéndome en sus brazos desnudos, mientras me tenía sentada en su regazo, gimiendo contra mi piel ocupó mis pensamientos. Se me entrecortó la respiración, mientras los recuerdos de aquella noche inundaban mi mente. Sobresaltada por la inesperada sensación que me abrumó, no pude evitar detenerme en mis pies.

—¿Estás bien? —Me preguntó preocupado Harry, poniéndose frente a mí. Lo miré, acalorada, probablemente sonrojada, respirando aún con dificultad. Asentí con la cabeza, decidiendo no decirle nada de lo que realmente tenía en mente hasta saber si había bebé o no.

Si lo había, estaba segura de que lo celebraría estrechándome entre sus brazos esa misma noche; y si no lo había, estaba segura de que se encargaría de tenerme en su cama hasta asegurarse de que teníamos un bebé en camino.

Little Beauty [h.s.] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora