Little Beauty [h.s.] ✓

Capítulo 35

—Por favor, Margareth. Necesito saber si estoy embarazada —le dije, intentando apaciguarla. No me quedaba más remedio que ser sincera con ella. Y me dio la sensación de que funcionó, porque de repente me miraba sonriente y me agarró las manos.

—Señorita Sienne, tendría que habérmelo dicho. Un hijo siempre es buena noticia y más en estos tiempos tan afligidos y turbios. Estaré encantada de ayudarla —me dijo ya tranquila.

De repente entró Grace, su hija. Evitaba mirarme a toda costa siempre y obviaba mi presencia todo lo que podía. No sabía qué le había hecho, pero sabía que me odiaba con toda el alma. Quería entender, sin embargo, qué era lo que le había hecho yo.

Margareth se dio cuenta de la hostilidad de su hija hacia mí.

—Ella está enamorada del señor Styles, señorita Sienne —me susurró Margareth en confianza. La miré sorprendida porque no tenía ni idea. No llevaba mucho tiempo aquí, pero a Grace no la veía como una muchacha enamorada—. Ella pensaba que tendría oportunidades con el señor porque era la única chica joven aquí en la casa, hasta que llegó usted. Nadie la esperaba. Nos enteramos aquella misma mañana de que usted vendría a vivir con nosotros.

Esa confesión me hizo entender muchas cosas, pero yo no era la culpable de nada. No tenía por qué cargar con el odio de Grace, yo no elegí venir aquí. Ni elegí que Harry se acostara conmigo. No había tenido opción de elegir nada, por lo que yo no tenía responsabilidad en eso.

—Entienda que no pida disculpas a su hija, Margareth, por algo de lo que no soy responsable —le dije. Ella asintió, comprensiva.

—Lo sé, señorita. He hablado muchas veces con ella, pero tiene que metérselo en la sesera —me respondió con una sonrisa que parecía muy sincera. Me recordaba muchísimo a mi madre y se me nubló la vista con algunas lágrimas—. Pero, usted había venido a mi porque quería saber que estaba embarazada, ¿no? —Levanté la vista a sus ojos cuando pronunció esas últimas palabras, ese era el motivo por el que estábamos hablando, en primer lugar.

—Sí —asentí sonriéndole, necesitaba su ayuda.