Capítulo 48

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En apenas un movimiento, Harry se había introducido en mí y yo no podía sino jadear  su nombre como un mantra una y otra vez. Me sentía plena y mis piernas rodeando su cintura mientras clavaba mis uñas en su piel eran la prueba de ello.

Harry tenía su frente apoyada en la mía y sentía su mirada puesta en mi rostro mientras que gemía.

Las paredes de la casa eran gruesas, pero aun así estaba segura de que podían oirnos,  y si no era a nosotros, estaba segura de que podían oir los vaivenes de los hierros de la cama. Pero no me importaba.

En ese momento éramos sólo Harry y yo. Empezó a chupar mi cuello delicadamente y sentía su pelo hacerme cosquillas. Me mordí el labio inferior sintiéndome cada vez más cerca del clímax, la conocida sensación me rodeaba como si de una burbuja se tratara.

En un breve movimiento, levantó la cabeza y se sentó sobre sus talones, quedando dentro de mí aún. Dejé mis brazos a mis lados, ya que no llegaba a donde él estaba sin tener que inclinarme.

Sus embestidas eran ahora más rápidas. Me sostenía por las caderas y la posición me obligaba a separar más las piernas para darle acceso. Esto estaba a otro nivel de contacto. Sentía la humedad en la parte interna de los muslos y el sonido que nuestros movimientos provocaban llenando las cuatro paredes de la habitación, al compás de nuestros gemidos

—P-por favor —pude pronunciar entre gemidos y jadeos, agarrando las sábanas de la cama en mis puños. Tenía que aferrarme a algo.

—Por favor, ¿qué, Sienne? —dijo Harry, siguiendo con el ritmo de sus embestidas que me tenía en el séptimo cielo—. Si lo pides bien, te daré lo que quieres.

—Por favor, papi —logré decir sin trabarme. Tenía ganas de chillar por lo bien que me hacía sentir, pero estaba casi sin aire.

Harry extendió sus dedos sobre mí casi de inmediato sin frenar un solo segundo su invasión dentro de mí, y, cuando estaba casi a punto de preguntarle qué hacía, sentí esa sensación apoderarse de mí y arqueé la espalda mientras mi cuerpo temblaba.

No podía mantener los ojos abiertos y las sábanas seguían sujetas por mis manos en puños, aferrándome a lo que podía.

En cuestión de segundos estaba respirando pesadamente mientras Harry me daba suaves y húmedos besos en el cuello, cubriéndome con el calor de su cuerpo mientras me sostenía.

—Te quiero, Sienne —susurró entre besos contra mi piel.

No podía ser más feliz que en aquel momento: en los brazos de Harry mientras me decía que me quería, con su hijo creciendo dentro de mí.

Little Beauty [h.s.] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora