Se despertó de mañana, no tenía muchas ganas de dormir. Levantándose de aquello a lo que llamaba cama con el pelo lleno de paja. Todos estaban hartos de decirle que se cortara el pelo, pero a él no le apetecía llevarlo corto, llevarlo largo le hacía sentirse único entre los de su aldea. Se puso lo primero que encontró y salió de la choza viendo el bullicio de su aldea.
- ¡Buba! - lo llamaba una voz, se dio la vuelta viendo a un chico más alto que él con un palo con la punta afilada.
-Buenos días Caramba- saludó el pequeño con energía, entonces recibió un bofetón por parte del mayor.
-Deberías estar camino a la escuela ¿Qué haces aquí? - preguntó haciendo gestos con sus manos.
-Caramba, no quiero ir a la escuela, quiero ir contigo- explicó refunfuñando.
-Buba...- llamó agachándose a su altura -yo no puedo ir a la escuela, pero tu si, toma este regalo que te han dado- el pequeño Buba se cruzó de brazos y miró a otro lado, Caramba suspiró -está bien, vente de caza conmigo, pero no vas a entrar en combate, a la mínima que puedas te vas- explicó con el ceño fruncido, el moreno menor asintió.
Ambos salieron de la aldea en dirección a una charca que había a dos kilómetros de ésta, allí podrían encontrar cualquier cosa que les pudiera servir para comer. Una vez allí ambos morenos se agacharon entre la seca maleza. Caramba le indicó con un gesto a su hermano que debían guardar silencio, el menor miró en la dirección en la que apuntaba su hermano con el arco viendo varias gacelas, si lograban herir una de estas, aquella noche podrían comer.
¡BINGO!
Ambos corrieron en dirección al animal herido y lo sujetaron con fuerza, este trataba de huir aun con el dolor de la flecha en su cuerpo, entonces cuando el animal se resignó a morir y se quedó más quieto, Caramba sacó un cuchillo de hueso y se lo entregó a Buba - ¿Qué quieres que haga con eso? - preguntó este confundido.
-Vas a matarlo tú- explicó el mayor con una leve sonrisa en su rostro, aquello abrumó al pequeño.
-Yo no sé si...- una mano se posó en su hombro ante sus inseguridades.
-Tú puedes Buba- dijo dejándole sitio para que hiciera el trabajo. El nombrado apoyó el cuchillo sobre el cuello del animal y presionó levemente dejando caer un pequeño hilo de sangre y haciendo estremecer al animal, asustándolo.
-No... no puedo hacerlo- explicó resignado. Acto seguido, ante esto, las manos de su hermano tomaron las suyas alrededor del arma y la hicieron volver a entrar en la carne del animal, haciendo que se removiera nuevamente, hasta que el cuchillo entró por completo, dando a entender que poco a poco la vida de este se apagaba para siempre.
-Ya lo has hecho- explicó Caramba sonriente, pero Buba parecía no estar contento con sus acciones -Buba escúchame...- lo llamó sentándose en el suelo -matar no siempre es malo, siempre que lo hagas para sobrevivir, pero... quitar una vida no es difícil, así que debes usar esa habilidad con cuidado- y tras decir aquello le removió el cabello con la mano -y córtate el pelo ya ¿Quieres? - riñó para después levantarse. Buba sonrió avergonzado sintiéndose algo estúpido por alguna razón y entonces se levantó también. Se disponían a irse cuando varios ruidos entre los matorrales los alertaron, Caramba posicionó a su hermano tras su espalda y sacó el arco tensando una flecha en la cuerda de este -Buba...- susurró -cuando yo te diga... corre- explicó sin muchos rodeos, entonces de entre la maleza aparecieron varios leones.
-Los ha atraído la sangre- susurró Buba asustado.
-Cállate- escupió Caramba, frunciendo el ceño molesto mientras apuntaba las flechas a las amenazantes bestias, las cuales se acercaban cada vez más y, cuando uno de estos se acercó lo suficiente, soltó la flecha impactándola en el ojo, haciéndola rugir -¡CORRE!- bramó tomándolo de la mano y echando a correr con todas sus fuerzas pero mala fue su suerte que Buba le soltó la mano al caer por culpa de que una de las bestias le había atrapado el brazo -¡Buba!- llamó corriendo a rescatarlo montándose sobre el animal y clavándole el cuchillo en el ojo donde antes le había clavado la fecha haciendo que soltara a su muy malherido hermano, aprovechando el dolor de del animal el mayor cogió al otro en brazos y se lo llevó de allí siendo aún perseguidos por el cuarteto -mierda, mierda, ¡Mierda...!- repetía una y otra vez con una mezcla de furia, miedo y desesperación.

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Buba el Patrón. Reeditado
Hài hướcLa idea de "Mafia" a cambiado radicalmente con el tiempo, pero todo lo que conozcas sobre este tema dará un giro de tuerca cuando el Cartel de BubaStreet, una Mafia diferente, llegue a la cima. Sigue las aventuras de Buba el Patrón, un negro cocain...